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25.000 millones hasta 2018 separan a Shell de su plan de desinversiones


    Juan Antonio Montoya

    La época de petróleo barato que está atravesando el mercado ha provocado que muchas petroleras hayan quebrado y que otras tantas hayan limitado sus gastos o anunciado planes de desinversión. Una de ellas es Shell que anunció ventas de activos por 30.000 millones de dólares entre 2016 y 2018. Sin embargo, con los 5.000 millones del pasado ejercicio, a la firma le quedarían 25.000 millones en dos años para cumplir sus objetivos.

    En concreto, el pasado ejercicio el presidente ejecutivo de Shell (RDSA.LO), Ben van Beurden, indicó que la petrolera angloholandesa había puesto en marcha un plan para vender activos de refinación, transporte y distribución por un importe total de 30.000 millones de dólares, lo que implicaría salir de sus operaciones de petróleo y gas en hasta 10 países. Al mismo tiempo indicó que fijaría un tope anual de inversión de US$30.000 millones hasta 2020 para contrarrestar la baja de los precios del crudo.

    Todo ello se produjo después de que en el mes de febrero concluyera la adquisición de BG Group por aproximadamente 50.000 millones de dólares. Dicha operación le dio a Shell una posición dominante en el gas natural licuado y algunos de los yacimientos petrolíferos offshore más importantes del mundo en Brasil. Además, los directivos de la petrolera señalaron que del resultado de la fusión nacerá el principal productor mundial de gas natural licuado.

    Y es que, tras la total adquisición de BG, la angloholandesa vería incrementadas las reservas descubiertas de petróleo y gas hasta en un 25%, mientras que las extracciones experimentarían un crecimiento del 20%. Con todo ello, se fortalecerían sus posiciones en nuevos proyectos de petróleo y gas, con especial incidencia en los que se refieren a gas natural licuado en Australia y a los proyectos marítimos a gran profundidad en Brasil.

    5.000 millones en 2016

    Aunque todavía quedan dos años de margen para que Shell cumpla con su plan de desinversiones, la firma tendrá que vender activos por valor de 25.000 millones de dólares entre 2017 t 2018 ya que el pasado ejercicio lo concluyó con 5.000 millones, por debajo de la horquilla que se había marcado, los 6.000-8.000 millones.

    Todo ello gracias a importantes movimientos como fueron la venta de activos no esenciales en Canadá a la firma del país Tourmaline por un total de 1.037 millones de dólares. Algo que Andy Brown, director de Shell Upstream, justificó porque Shell está "fortaleciendo" su negocio de gas de esquisto a través de la venta de activos que no "encajan" en sus planes.

    En el presente ejercicio, Gabón, Australia, Nueva Zelanda, Japón, Irak o un paquete de campos en el Mar del Norte por valor de unos 3.000 millones de dólares podrían estar entre sus próximos movimientos ya que en algunos casos ya hay conversaciones iniciadas para la venta de activos.

    Y es que, según una nota de Sanford C. Bernstein de la que se hace eco The Wall Street Journal, "la alta deuda neta de Shell y el lento avance en su plan de desinversión son la última gran preocupación para los inversionistas, con la opinión de que sigue siendo el principal riesgo para un recorte de dividendos".

    Y es que, en el ejercicio que acaba de concluir la compañía multiplicó casi por tres su denuda neta, hasta colocarla en los 71.910 millones. Sin embargo, esta tendencia cambia en 2017, o al menos eso es lo que considera el consenso de mercado que recoge FactSet, que estima que su pasivo se colocará en los 64.760 millones, un 9,42% menos.