Bolsa, mercados y cotizaciones
China quiere llevar al yuan a niveles de 2006 antes de que termine el año que viene
- Las materias primas recortarán otro 25% si esto se materializa
José Luis de Haro
Los datos que siguen llegando de China demuestran un debilitamiento evidente de la segunda mayor economía del mundo. El PMI oficial quedaba en agosto en los 49,7 puntos mientras la lectura elaborada por Caixin y Markit hundían esta lectura hasta los 47,3 puntos. Mientras la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, sigue quitando hierro al asunto al afirmar que el gigante asiático se desacelera, aunque no de forma brusca o inesperada, los mercados mundiales siguen atentos a los movimientos de Pekín.
Varios informes provenientes del país indican que algunas agencias gubernamentales asumen ya que el yuan llegará a cambiarse a 8 dólares a finales de 2016. Al menos eso indicaba, David Hauner, estratega de Bank of America Merrill Lynch en un documento publicado ayer martes. "Si esto ocurriera, estaríamos hablando de una devaluación del 20%, que nos llevaría a niveles de 2006", indicaba Hauner a sus clientes. Si tenemos en cuenta la volatilidad e incertidumbre generada por la devaluación del 3% ejercida por la divisa china en agosto, un movimiento de estas características podría ser fatal, especialmente entre los países emergentes.
"Los precios de los activos de los países exportadores de materias primas son los que más sufrirán, al igual que lo han hecho desde el pasado 10 de agosto", alertaba el estratega de BofAML, quien dejaba claro que otro riesgo potencial sería el contagio financiero a través de sistema bancario global. En este sentido, desde el banco estadounidense estiman que si el yuan experimentase una devaluación como la que contemplan algunas agencias chinas, y los índices de materias primas hicieran lo propio (cuando se miden en dólares estadounidenses), el precio de éstas podría caer hasta un 25% más.
Al respecto, uno de los países más damnificados sería Rusia, básicamente por su dependencia de la demanda de China para sobrevivir en un contexto en que el que los precios del crudo ya han caído con fuerza desde el año pasado. Un escenario extremo como el descrito por BofAML podría hacer que el rublo de devalúe entre un 30% o un 35% más en 2016. Esto podría disparar la inflación en otros 250 o 300 puntos básicos, manteniendo niveles del 9% o el 10% pese a la debilidad experimentada por el consumo. Este lastre se traduciría en una recesión más profunda el año que viene, con un crecimiento negativo de entre el 2,5 y el 3 por ciento.
Pero como pone de manifiesto Hauner existe otro riesgo mucho mayor, como es el contagio a través de sistema bancario global. "Hasta ahora, los indicadores de estrés financiero como el cambio euro-dólar, no han reaccionado demasiado a la volatilidad", señala. Sin embargo, una devaluación del 20% o el 25% en China podría tener un impacto significativo en la calidad del crédito. Si esto ocurriera, las inyecciones de capital a los países emergentes sufrirían las consecuencias. Un hecho que no sólo afectaría a países productores de materias primas sino también a otros, como Turquía o países de Europa emergente, que depende de los bancos europeos para financiar sus déficits.