Bolsa, mercados y cotizaciones
El tira y afloja entre China y EEUU supone el mayor desafío global desde la Gran Recesión
- La tensión entre las superpotencias genera volatilidad en los mercados
José Luis de Haro
Los mercados financieros globales han sido presa del miedo durante las últimas semanas. Lo que comenzó como una "pataleta" hace dos años se convirtió en "la era de la gran deflación" en los precios de las materias primas el año pasado y finalmente se ha transformado en una venta masiva para los mercados de valores este verano, primero en China y posteriormente en el resto del mundo.
Al mismo tiempo, la volatilidad y la presión a la baja entre las materias primas y las divisas emergentes sigue reinando en los mercados de todo el mundo. Mientras que la tensa calma parece haber hecho acto de presencia, muchos de los fundamentos negativos subyacentes todavía están presentes.
Como resultado, los riesgos a la baja para la mayoría de los precios de las materias primas, tipos de cambio y los mercados de valores probablemente persistirán durante algún tiempo, mientras que el crecimiento en muchas partes del mundo, especialmente en los mercados emergentes, es probable que se deteriore aún más.
"Una interpretación útil aunque algo simplista de la situación actual es la visión de un tira y afloja entre dos titanes económicos: Estados Unidos y China", estima Nariman Behravesh, economista jefe de la consultora IHS Global Insight. La economía estadounidense crece a una tasa relativamente positiva y se espera para que la Reserva Federal suba los tipos de interés a corto plazo a finales de este año.
Por el contrario, la economía china se desacelera y se enfrenta a varios desafíos, ya que trata de hacer una transición hacia una economía de consumo donde se permita a las fuerzas del mercado jugar un papel más importante. "Esta tensión está generando mucha volatilidad en los mercados de activos y ha dado lugar a distintas rutas dentro de los mercados", indica Behravesh.
Divisas
Una de las primeras señales sobre los problemas a los que se enfrenta en estos momentos la economía global se dejó notar en la primavera y el verano de 2013, cuando la Reserva Federal de Estados Unidos comenzó a tantear el fin de sus compras de bonos y su programa de flexibilización cuantitativa. Esto dio lugar a una fuerte corrección en las divisas de los mercados emergentes, que hasta entonces habían disfrutado de una afluencia de capitales extranjeros en busca de rendimientos más altos.
Tras un breve respiro, muchas de estas divisas han continuado su desplome frente al dólar estadounidense, ya que la caída en los precios de las materias primas ha dañado los ingresos de buena parte de los países exportadores. Más recientemente, los temores de una subida de tipos en EEUU podrían hundir por tercera vez a las divisas de muchos emergentes. Por último, pero no menos importante, la reciente devaluación del yuan en China generó escalofríos entre los mercados de divisas.
El impacto acumulativo de todos estos desarrollos ha sido una salida de alrededor de un billón de dólares de los países emergentes, entre ellos China. Las monedas de muchas economías (por ejemplo, Brasil, Rusia y Sudáfrica) han caído entre un 30% y un 40% en los últimos dos años y están tocando mínimos no vistos desde la crisis de los mercados emergentes de 1997-98.
Materias Primas
La caída de los precios de las materias primas (en torno al 45% desde mediados de 2014) se debe tanto a problemas de demanda como de oferta. El principal problema del lado de la demanda ha sido la fuerte desaceleración en la tasa de crecimiento de China. Para poner esto en perspectiva, China representó alrededor de la mitad del crecimiento del PIB mundial en el período inmediatamente posterior a la crisis financiera. Ahora que representa alrededor del 30% del crecimiento mundial.
Más importante aún, la composición del crecimiento chino está cambiando hacia una economía más centrada en el sector servicios, algo que ha generado una recesión en muchos de los sectores manufactureros de China, hasta no hace mucho un pilar en la demanda de materias primas.
La sobreoferta estructural ha sido otro de los factores que azota a los mercados de materias primas. Frente a la caída de precios, muchos productores están reduciendo costes y aferrándose a la cuota de mercado. Un ejemplo claro está en el petróleo, donde la producción ha seguido aumentando (especialmente en Arabia Saudí y Estados Unidos) pese a que los precios sigan cayendo.
Renta variable
La debacle más reciente ha tenido lugar en los mercados de valores mundiales. El pistoletazo de salida tuvo lugar en China y el estallido de su burbuja de capital. Una situación que se vio agravada por la reacción de Pekín, que optó por intervenir masivamente en un primer momento, y luego dar marcha atrás, para después tener que intervenir de nuevo. Además, si bien la magnitud de la reciente devaluación del yuan es bastante limitada cuando se compara con otras divisas, el momento elegido no podía haber sido peor.
El tira y afloja de estas políticas ha creado mucha incertidumbre y asustado a los mercados. De hecho, la reciente caída en los mercados de renta variable probablemente tiene menos que ver con el débil crecimiento en China (algo que los mercados han descontado desde hace tiempo) y más con las preocupaciones sobre el posible estado de pánico de las autoridades chinas.
No obstante, el resultado ha generado una corrección masiva en todo el mundo (de entre el 20% y el 30% en algunos casos), produciendo pérdidas de billones de dólares. "De cara al futuro, podrían haber más presiones a la baja en los mercados bursátiles de los mercados emergentes, entre ellos China", estima el economista de IHS Global Insight. Sin embargo, con las valoraciones del mercado ahora mucho más bajas que durante los recientes máximos, los mercados de renta variable de los países desarrollados tienden a estar bajo menos presión, especialmente en EEUU, donde los fundamentos siguen siendo fuertes.