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Uno de cada tres euros se financia 'en la sombra' en el Viejo Continente


    Fernando S. Monreal, Javier G. Jorrín

    El sistema bancario en la sombra creció un 7% en 2013 y en Europa representa ya el 34% de los activos financieros, un tamaño que entraña oportunidades y también grandes riesgos

    Cerca de 75 billones de euros. Ese es el dinero que según el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) movió en 2013 el conocido como shadow banking. Una cifra que superaba en aquel año la del PIB de todo el mundo y que representa más de un 56 por ciento de los activos totales de las entidades financieras convencionales. En definitiva una cantidad de dinero demasiado elevada para no conocer qué es la banca en la sombra.

    Se trata de "todo proceso de financiación que se produce fuera del sistema bancario ordinario". Así lo definía el FEEF en 2011. Un concepto que incluye a los distintos tipos de fondos de inversión y a cualquier tipo de vehículo de titulización -valores que sean respaldados por activos y que transfieren el riesgo de crédito entre los inversores-. Es decir, este concepto de sistema bancario en la sombra engloba a todo tipo de financiación que no esté incluida dentro de la primera ronda de financiación -las 3Fs (Friends, Family and Fools o Amigos, Familiares y Tontos)- ni la banca.

    Con el paso de los años, este tipo de financiación ha ido ganando peso en el mercado. La restricción del crédito bancario durante la crisis favoreció el crecimiento de la banca en la sombra. Las empresas y las familias encontraron en el shadow banking la financiación que ya no concedían los bancos tradicionales, que representaban al inicio de la crisis el 85 por ciento de los préstamos.

    Según los datos del FEEF, el shadow banking creció un 7 por ciento en 2013. En Europa estos ya representan un 34 por ciento del total de los activos financieros (principalmente por la financiación a grandes empresas) y en EEUU el 33 por ciento.

    Regulación y riesgos

    Las autoridades políticas y financieras están inquietas con el crecimiento del sistema bancario en la sombra. Fuentes del mercado confirman a este periódico que altos dirigentes de España y Europa se han reunido recientemente con expertos en shadow banking para tratar de comprender los retos que entraña.

    Los expertos del sector piden supervisión, pero otras instituciones internacionales dudan si es suficiente. El FMI o las agencias de calificación han alertado de la necesidad de establecer una regulación adecuada. Empieza a ser necesaria una normativa que sirva para controlar su creci- miento: "No es un sector muy regulado" señala Josina Kamerling, Responsable de Asuntos Regulatorios de CFA Institute. "Sin embargo, yo diría que no hay que hacer una regulación estricta de la banca en la sombra, sino que se debe buscar la protección al inversor".

    El shadow banking está supliendo actividades de financiación que antes hacían los bancos. Un buen ejemplo se da en EEUU: más de la mitad de las nuevas hipotecas ya se financian en la sombra, según los datos del Instituto Americano de Empresa (AEI). Este dato refleja la vinculación que tiene ya el shadow banking con la economía real, de lo que se deriva uno de sus grandes riesgos. ¿Qué pasa si los préstamos caen en mora?

    Esta pregunta enlaza con el segundo gran reto de este sector: ¿Qué protección tienen los inversores? Para vigilar los derechos de los inversores, es necesario generar información transparente para que sean conscientes de dónde están llevando su dinero. También es necesario que establezcan un supervisor para este sector, ya sea a nivel europeo o nacional. Kamerling explica que el organismo apropiado es la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA) "o una entidad similar.

    Otro de los retos es supervisar el crecimiento del crowdfunding. Este sistema de financiación de proyectos ha pasado a convertirse en uno de los grandes proyectos de futuro del shadow banking. La última encuesta de CFA a sus miembros muestra la importancia que está adquiriendo.

    Hace un año, casi ningún socio ponía el crowdfunding entre sus preocupaciones y, en 2015, un 47 por ciento ya lo incluye.