Bolsa, mercados y cotizaciones

La volatilidad de la deuda llega ya a los tramos más cortos


    Javier G. Jorrín

    El único refugio de la deuda soberana que había conseguido resistir a la volatilidad del mercado de los últimos meses habían sido los tramos más cortos. Bonos con vencimientos de 2 o 3 años habían soportado la oleada de ventas en Europa e incluso habían conseguido sumar compras. Sin embargo, la volatilidad ha acabado por invadir este refugio esta semana, lo que ha provocado un avance en vertical de las rentabilidades (caídas en precio).

    El bono español a 2 años es el ejemplo perfecto: entre el pasado viernes y el martes vivió la mayor subida de su rentabilidad desde junio de 2013, hace justo dos años. El retorno del título pasó del 0,074% al 0,474% en apenas tres sesiones, un avance de 40 puntos básicos, lo que convirtió al título español en el segundo peor de la eurozona (sólo superado por el griego). Pero no fue el único que sufrió estas turbulencias, sino que en los últimos días todos los títulos con vencimiento a 2 años han sufrido fuertes ventas.

    Los inversores se habían refugiado en los tramos más cortos de la curva soberana porque su sensibilidad a la variación de los tipos de interés es menor (lo que se conoce como duración). En otras palabras, un bono con un vencimiento de largo plazo sufre un impacto mayor por una subida de los tipos del mercado que uno corto, por lo que su precio cae más. Los inversores son conscientes de esta situación y, cuando llega una época de subida de las rentabilidades, lo primero que venden son los títulos más largos.

    No es crisis, es oportunidad

    Este aumento de las rentabilidades no es una buena noticia para quien estuviera invertido, ya que ha visto cómo el precio de sus títulos caía casi un 1% en la última semana. Sin embargo, para los inversores institucionales, se ha abierto una oportunidad que no se veía en casi un año. Y no piense sólo en los grandes bancos, también el minoritario puede explotar esta situación a través de los fondos de inversión. Lo importante es que el gestor acierte con su estrategia.

    Estos grandes inversores institucionales no sólo apuestan por la evolución de un bono, esto es, si sube o baja su precio y por cobrar los cupones, también invierten en diferenciales. ¿Qué significa esto? Es sencillo: si un gestor considera que la distancia entre la rentabilidad que paga un activo y otro es muy amplia y se tiene que recortar en algún momento, compran el que está más alto y se ponen cortos en el bajo. De este modo, si el diferencial se estrecha, el gestor ganará dinero aunque las rentabilidades de los dos activos suban, o lo que es lo mismo, las ganancias de haberse puesto cortos en el que ofrece un retorno menor son superiores a las pérdidas del título en el que está largo.

    Esto es lo que está ocurriendo actualmente en Europa. Los gestores se dieron cuenta la semana pasada de que el diferencial entre el bono a 2 años y el 10 años estaba en máximos de 10 meses, en 220 puntos básicos, y apostaron por que esta brecha tenía que cerrarse. En efecto, el mercado se movió en esta dirección, por lo que esta estrategia ha sido muy rentable en las últimas sesiones.

    El diferencial se recortó ayer hasta los 187 puntos básicos y todavía sigue por encima de la media del último año, que se sitúa en los 165 puntos, por lo que podría seguir estrechándose más.