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El mayor yacimiento de petróleo de esquisto del mundo empieza a escupir agua y gas en lugar de crudo

  • La industria muestra su preocupación: cada gota de crudo tiene más agua y gas
  • En cada perforación se producen cuatro barriles de agua por cada uno de petróleo
  • La maduración del yacimiento empieza a poner en duda la rentabilidad futura

Vicente Nieves, Víctor Blanco Moro

Imaginen un granizado al que ya solo le queda un poco de hielo al fondo y poca sustancia, cada vez que absorbemos con la pajita obtenemos una mayor cantidad de agua y menos sabor... y recordamos con tristeza lo que al principio (hace unos minutos) fue una auténtica explosión de sabor en nuestra boca. Pues de una forma sencilla, esto es lo que le está sucediendo a la Cuenca Pérmica de EEUU, el mayor yacimiento de petróleo de esquisto (shale oil) del mundo. Este gran yacimiento está empezando a sufrir el agotamiento de sus mejores reservas de crudo. Todo el mundo sabía que este momento iba a llegar, pero no se sabía cuándo. Algunos expertos ya habían vaticinado que el principio del fin de la Cuenca Pérmica estaba a la vuelta de la esquina, una predicción que llegó acompañada de críticas por parte del sector petrolero. Sin embargo, cada vez parece más evidente que el gran yacimiento de petróleo de EEUU se enfrenta a crecientes problemas para seguir incrementando su producción de crudo: la geología parece haber llegado a su límite.

Los productores de petróleo de EEUU se están enfrentando a crecientes limitaciones geológicas para mantener el crecimiento de la producción a medida que el principal yacimiento petrolífero del país envejece y produce más agua y gas, y menos petróleo, lo que indica que podría estar acercándose a su pico de producción. Como ya publicó elEconomista.es, aunque las perspectivas de corto plazo siguen siendo positivas para la industria del crudo en EEUU, hay un 'nubarrón' muy oscuro en el horizonte: el petróleo de la mayor 'fuente de crudo' de EEUU es cada vez más ligero. Aunque no lo parezca a primera vista, esto puede ser un serio problema. El crudo West Texas Midland que se extrae es cada vez más ligero, lo que podría provocar que fuese cada vez menos atractivo para muchas refinerías (digamos que es una especie de petróleo cada vez más acuoso y menos denso).

La cuenca Pérmica fue el eje central de la revolución del esquisto que comenzó hace casi dos décadas e impulsó a EEUU a convertirse en el principal productor de petróleo del mundo, arrebatando cuota de mercado a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y a otros grandes productores. Lo cierto es que la Cuenca Pérmica ha sido un auténtico prodigio de la geología que ha permitido a EEUU multiplicar por más de dos su producción de petróleo en diez años. Este gran yacimiento de shale oil (petróleo de esquisto) está produciendo más de 6 millones de barriles cada día y se espera que este año llegue a los 6,78 millones de barriles diarios, una cifra espectacular que se puede ver empañada por el incremento de costes producto del agotamiento de los pozos.

La desaceleración del crecimiento de la producción y el aumento de los costes dificultarían que los productores de petróleo bombearan más y reducirían los precios del petróleo para los consumidores, como lo previó el presidente estadounidense Donald Trump en su mantra "perfora, perfora, perfora".

La cuenca Pérmica está bombeando en este momento 6,5 millones de barriles por día (bpd), un nivel récord y casi la mitad del máximo histórico de 13,5 millones de bpd de crudo que EEUU produjo en diciembre. Pero la cuenca Pérmica está flaqueando. Desde la introducción generalizada de la fracturación hidráulica, la técnica que propició la revolución del esquisto a mediados de la década de los 2000, miles de pozos han perforado el Pérmico y fracturado la roca para extraer petróleo y gas.

La incesante perforación para alcanzar una producción récord ha agotado el núcleo de las dos subcuencas más grandes del Pérmico: casi dos tercios del núcleo de la formación Midland se han perforado, y poco más de la mitad en la formación Delaware, según datos de la empresa de software analítico Novi Labs, consultados por Reuters. "Nunca antes nos habíamos encontrado en la segunda mitad del inventario de una cuenca que está en pleno auge", comenta Brandon Myers, jefe de investigación de Novi Labs.

Suenan las alarmas en el petróleo de EEUU

Esto ha hecho sonar las alarmas en toda la industria, ya que perforar en los márgenes de la cuenca, en prospectos de menor calidad, implica una menor producción de petróleo y una mayor producción de agua y gas. En conferencias y presentaciones de resultados, analistas y ejecutivos están debatiendo el tema con creciente urgencia. "Creemos que entre 2027 y 2030 es probable que EEUU alcance su pico de producción, y posteriormente se produzca una cierta disminución", declaró Vicki Hollub, directora ejecutiva de Occidental, a principios de este mes en una conferencia del sector en Houston. Parece que el fracking y la industria del petróleo de EEUU ya no pueden hacer mucho más para seguir estirando el chicle de esta gran cuenca.

Harold Hamm, fundador de la productora de esquisto Continental Resources y figura clave en el auge del esquisto en EEUU coincide. En la misma conferencia, afirmó que la producción petrolera estadounidense ya está comenzando a estabilizarse. Por ahora, la producción sigue aumentando. Los ejecutivos de esquisto prevén que el crecimiento de la producción de petróleo de la Cuenca Pérmica se desacelere alrededor de un 25% este año, hasta situarse en un incremento de entre 250.000 y 300.000 barriles por día (bpd). El gobierno estima un crecimiento mayor, de unos 350.000 bpd, pero incluso ese sería el menor aumento en la producción petrolera de la cuenca desde la pandemia el covid, según explican desde la agencia Reuters.

¿Se está agotando el petróleo?

Los productores se enfrentan al aumento de los niveles de agua y gas por barril producido, lo que frena el crecimiento y eleva los costes. En la última década, la producción de gas en la Cuenca Pérmica se ha multiplicado por ocho, mientras que la producción de crudo se ha multiplicado por seis, según un análisis de la Administración de Información Energética de Estados Unidos. La relación gas-petróleo (RGP) ha aumentado de forma constante, pasando de unos 3100 pies cúbicos de gas natural por barril de petróleo producido (cf/b), o el 34% de la producción total en 2014, a 4000 cf/b, o el 40%, en 2024, según la EIA.

La EIA clasifica los pozos con una RGP superior a 6000 cf/b como pozos de gas, no de petróleo. Las empresas energéticas comercializan el gas. Sin embargo, esto aumenta los costes: deben tratarlo y construir o arrendar espacio en los ductos para su transporte. La geología de la Cuenca Pérmica (o Pérmico) añade otra capa de complejidad: la perforación en la cuenca produce, en promedio, cuatro barriles de agua por cada barril de petróleo, mientras que en otras cuencas la proporción es más cercana a uno a uno, según datos de la firma de análisis de agua en yacimientos petrolíferos B3 Insight.

La proporción agua-petróleo puede alcanzar hasta doce a uno en pozos perforados en las zonas periféricas de un yacimiento petrolífero, afirmó Christine Guerrero, ingeniera petrolera con amplia experiencia y asesora estratégica de la gestora de activos Octane Investments. "El Pérmico se centra principalmente en el negocio del agua y el gas, con el petróleo como producto secundario", comenta Chris Doyle, director ejecutivo de Civitas Resources, una de las empresas más recientes en la Cuenca Pérmica, en la conferencia de resultados del cuarto trimestre de la compañía en febrero.

Sacar y sacar agua

Los productores eliminan el agua bombeándola de vuelta al suelo, pero en los últimos años los reguladores han tomado medidas enérgicas contra la reinyección debido a su vínculo con el aumento de la actividad sísmica. El problema aún no ha obligado a los productores a abandonar sus planes de perforación, pero en última instancia aumentará los costos, afirmó Shannon Flowers, director de marketing de crudo y agua de la productora Coterra Energy.

"Hay un número limitado de lugares para perforar, inyectar y fracturar, y a medida que disminuye, aún hay que encontrar un destino para el resto del agua producida", explica. Con una relación agua-petróleo de cuatro a uno, esto se traduce en costos de eliminación de agua de aproximadamente 2 dólares por cada barril de petróleo producido en la cuenca. Con una relación de 12 a 1, sería de casi 8 dólares por barril.

El precio de equilibrio para perforar un nuevo pozo en la Cuenca Pérmica promedió 65 dólares por barril en 2024, un aumento de 4 dólares en el año, según el la Reserva Federal de Dallas. El precio de equilibrio por superficie menos deseable puede alcanzar los 96 dólares, según Novi Labs, unos 26 dólares por encima del precio de equilibrio por barril. Esto complicaría y mucho la rentabilidad de la zona, pero eso es en el peor escenario, algo que aún parece muy lejano.

La Cuenca Pérmica ha producido más de lo que se podría haber imaginado cuando se perforó el primer pozo hace más de un siglo. La producción convencional alcanzó su punto máximo en la década de 1970, casi 30 años antes del resurgimiento del esquisto. Aunque los productores se enfrentan a una mayor producción de gas y agua, el gran volumen de petróleo que pueden extraer justifica la producción, afirmó Clint Barnette, director de geología de Indigo Energy Advisors, una unidad de la firma de asesoría Efficient Markets.

"Así es como la cuenca de Delaware sigue siendo rentable a pesar de que esos pozos producen de seis a siete veces más agua que petróleo", afirma, refiriéndose a la segunda subcuenca más grande del Pérmico. Productores como Chevron y Coterra han estado reciclando el agua que producen para la fracturación hidráulica en el futuro, lo que ayuda a reducir los costos de transporte y otros costos de eliminación.

Y a mediados de marzo, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) anunció que buscará maneras de facilitar el reciclaje del agua producida para la refrigeración de centros de datos de inteligencia artificial, el riego, el control de incendios y otras necesidades. "Nunca apostaría contra la Cuenca Pérmica", sentencia Barnette.