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El país con la quinta mayor reserva de petróleo del mundo tiene un plan para multiplicar su producción

  • Se está invirtiendo en grandes yacimientos que quedaron olvidados con la guerra
  • Bagdad ha abierto las puertas a gigantes del petróleo chinos y rusos
  • Tras años de conflictos, ahora es el momento para desatar el potencial de Irak

Vicente Nieves

Pese a las guerras, la inestabilidad política, las crisis y los conflictos internos, Irak es el segundo mayor productor de petróleo crudo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), siempre tapado por la alargada sombra de Arabia Saudí, el mayor exportador (que no productor) de crudo del mundo. Irak posee las quintas mayores reservas probadas de petróleo crudo del mundo, con 145.000 millones de barriles, lo que representa el 17% de las reservas probadas de Oriente Medio y el 8% de las reservas mundiales, según la Agencia de la Información Energética de EEUU (EIA por sus siglas en inglés). Y eso solo las reservas probadas, porque se cree que el país puede tener todavía regiones con zonas inexploradas tras años de conflicto, que podrían albergar grandes cantidades de crudo. Imaginen que este país logra cierta estabilidad, abre sus puertas a la inversión extranjera para que exploren y empieza a realizar un consumo más eficiente de petróleo a nivel doméstico para poder exportar más. El resultado podría ser un boom de la producción inédito en la historia del país. Este es el plan de Irak para casi duplicar su producción en dos años.

La producción de petróleo crudo de Irak se ha disparado en unos pocos años, pero aún tiene mucho potencial. Desde la Agencia de la Información Energética de EEUU explican que Irak producía menos de 3 millones de barriles por día (b/d) hasta 2014. Sin embargo, en 2019 ya estaba promediando 4,7 millones de b/d en 2019, su máximo histórico. En 2020, la producción de petróleo crudo de Irak cayó a menos de 4,1 millones de b/d. 3 Irak redujo voluntariamente la producción de petróleo crudo en el segundo trimestre de 2020 para cumplir con el acuerdo de la OPEP+ de recortes. Desde entonces, la OPEP no ha llegado a revertir los recortes de una forma prolongada y constante en el tiempo, por lo que Irak no ha podido producir al máximo de su capacidad ni aprovechar sus reservas de petróleo. Ahora que los recortes de la OPEP comienzan a deshacerse poco a poco y que los tambores de guerra no paran de sonar en el seno del cártel (nadie se fía de nadie), Irak quiere estar preparado para inundar el mercado de petróleo.

El potencial de producción del país no se ha explotado completamente debido a varios desafíos, como son las continuas guerras e insurrecciones internas, una infraestructura muy limitada o la falta de inversión en tecnología avanzada. El Gobierno quiere subsanar esta situación y se ha puesto manos a la obra. A medio plazo, Irak tiene ambiciosos planes de expansión. El gobierno iraquí ha establecido un objetivo de aumentar su capacidad de producción hasta 7 millones de barriles diarios para el año 2027, una cantidad que casi duplica los 4 millones de barriles que produce en la actualidad (una suerte de sueño petrolero). El aumento proyectado dependerá de la implementación de nuevos contratos de exploración, la recuperación de antiguos yacimientos infrautilizados y la modernización de la infraestructura de exportación, particularmente en las regiones del sur como Basra.

El petróleo no descubierto

Además de las reservas probadas, los expertos estiman que Irak podría albergar significativas reservas adicionales aún no exploradas, especialmente en regiones menos accesibles y en las que las grandes petroleras aún no han comenzado a 'escarbar'. Esta potencial reserva no explotada podría sumar miles de millones de barriles a las reservas existentes, lo que posicionaría a Irak como un productor clave a largo plazo en el mercado energético mundial. La exploración de áreas como Block 7 y otras en el centro y sur del país es parte de esta estrategia para descubrir nuevas reservas y aumentar la autosuficiencia energética.

Aquí aparecen algunos jugadores importantes como las empresas de China o Rusia, que están ocupando el terreno que un día ocuparon las americanas. Por ejemplo, el gigante energético chino CNOOC firmó hace unos meses un contrato de desarrollo y producción (EDPC) con la empresa petrolera estatal iraquí Midland Oil Company para buscar petróleo y gas en el yacimiento del Bloque 7 en la nación de Oriente Medio. CNOOC Africa Holding, la unidad de propiedad absoluta de la empresa estatal de petróleo y gas china, tendrá el 100% de las participaciones y actuará como operador del Bloque 7 de 6.300 kilómetros cuadrados, ubicado en la provincia de Diwaniyah, en el centro de Irak, según informó la agencia Reuters.

Aunque la información acerca de las reservas estimadas de crudo de ese bloque es todavía confidencial (si es que CNOOC tiene alguna estimación) y poco exacta, desde la firma china han mostrado su ilusión y alegría con la concesión de esta licencia, lo que deja entrever el posible potencial de este 'cacho' de tierra. Los ejecutivos de la firma china han admitido que el objetivo es que se logre un gran hallazgo de petróleo a medida que la perforación y la investigación avance.

Otro buen ejemplo es el de la empresa rusa Lukoil que a finales de 2023 se quedó con el campo Eridu, que podía tener unas reservas de crudo que superan los 10.000 millones de barriles. El yacimiento se ha convertido en uno de los mayores descubrimientos de petróleo en Irak en los últimos 20 años, aseguraba Lukoil en su día. El Ministerio de Petróleo de Irak aprobó la venta de la participación del 40% que mantenía la principal petrolera japonesa Inpex Corporation en la región del Bloque 10 de este campo que contiene los vastos campos petrolíferos de Eridu en la parte sur de Irak, despejando el camino para que la rusa Lukoil tomara el control total de toda el área rica en petróleo.

Ante la relativa ausencia de interés estadounidense, Irak ha buscado inversiones en China. China ya es un cliente clave del crudo iraquí, del que importa unos 1,18 millones de b/d, o cerca del 35% de la producción del país, y ha considerado estrechar lazos con Bagdad para compartir tecnología e inversiones. Según el análisis de S&P Global, las empresas chinas poseen el 7,27% de todas las acciones de los proyectos de explotación de petróleo y gas en Irak, tanto actuales como futuros. Las empresas estadounidenses, por su parte, poseen apenas el 1,82% de las acciones de los proyectos iraquíes.

La reapertura de yacimientos desaprovechados

Otra pata de la estrategia es el mejor aprovechamiento de yacimientos que ya están funcionando, pero que necesitan de un mejor mantenimiento e inversión, pero también la reapertura total de campos de petróleo que han quedado en el olvido en el trasiego de las diferentes guerras que ha sufrido el país (guerras contra Irán, EEUU, el Estado Islámico...). Por ejemplo, BP se va a asociar con el gobierno de Irak para rehabilitar y desarrollar cuatro yacimientos de petróleo y gas en la región norteña de Kirkuk. Las dos partes firmaron un acuerdo preliminar en agosto para comenzar a trabajar.

Este acuerdo es la reactivación de otro firmado en 2013 para el desarrollo del gigantesco yacimiento de Kirkuk, que se estima que contiene unos nueve mil millones de barriles de crudo recuperable. Sin embargo, ese acuerdo quedó en suspenso un año después, en medio del avance del Estado Islámico en Oriente Medio. En un comunicado de prensa sobre el acuerdo, BP dijo que implicaría "la rehabilitación de las instalaciones existentes, cuando sea necesario, y la construcción de nuevas instalaciones, incluidos proyectos de expansión de gas, junto con un programa de perforación en los campos de Kirkuk, tiene el potencial de estabilizar la producción y revertir el declive, devolviendo la producción de este importante campo petrolífero a una senda de crecimiento".

En la última década, las operaciones petroleras en Kirkuk no han logrado la inversión ni la fluidez necesaria porque las disputas entre el gobierno central de Bagdad, el gobierno regional kurdo y el Estado Islámico por el control de los campos petrolíferos y los ingresos que se derivan de ellos. Después de la guerra contra el Estado Islámico, la región autónoma del Kurdistán reclamó la propiedad del yacimiento de Kirkuk, lo que puso en tela de juicio el acuerdo que BP tenía con el gobierno central iraquí. Sin embargo, poco a poco parece que la estabilidad y los acuerdos empiezan a imponerse, lo que podría incentivar una mayor inversión para desbloquear esos 9.000 millones de barriles de petróleo. Hay grandes planes para el petróleo de Irak.

Menor consumo interno para exportar más

Por último, Irak quiere usar más gas para generar electricidad y menos petróleo. Con esta estrategia podrá exportar más crudo en el futuro. La red eléctrica de Irak se ha visto sometida a tensiones en los últimos años por diferentes factores. Las centrales eléctricas han tenido dificultades para satisfacer la creciente demanda del verano, incluso con importaciones de electricidad de los países vecinos. El objetivo es aprovechar mejor el gas que se desperdicia a día de hoy en los yacimientos de Irak. Por otro lado, Bagdad ha renovado y ampliado un acuerdo por el que Irak recibe gas iraní. Ahora, el contrato se ha extendido por cinco años, empezando a contar desde marzo de 2024, lo que significa que la generación interna y las nuevas importaciones de otras fuentes se pueden utilizar para cubrir la brecha con la demanda y reducir el consumo de petróleo. Quemar petróleo para producir electricidad es un 'desperdicio económico' que además es muy contaminante. Importar el 'barato' gas de Irán para vender más de su propio de petróleo, mucho más caro.

El país quema ahora mismo en promedio aproximadamente 150.000 barriles de crudo cada día y alrededor de 360.000 de fueloil (también hechos con petróleo), pero comenzó a reducir el crudo utilizado en la generación de energía en mayo. Además, con el apoyo tecnológico de Estados Unidos, Irak pretende capturar el gas asociado a sus grandes campos, que actualmente se quema en los yacimientos petrolíferos, para la generación de energía. Además, TotalEnergies está trabajando en proyectos para desarrollar nuevos recursos de gas y energía solar dentro del país.

"Estimamos que estos cambios darán como resultado una reducción de 120.000 barriles en la quema directa de crudo para 2030. Estos cambios serían suficientes para que la demanda de petróleo de Arabia Saudí e Irak alcance su pico máximo a mediados de esta década, cómodamente por delante de la demanda mundial en su conjunto", explican desde la AIE.

El sueño de los 7 millones

Con todo, Irak tiene como objetivo llegar a los 7 millones de barriles diarios de producción en 2027 o como mínimo alcanzar ese potencial, es decir, tener la capacidad de producir 7 millones de barriles, aunque luego la producción real vaya adecuándose a las necesidades de la OPEP y del propio mercado. Esto resulta clave porque las cuotas que establece la OPEP se establecen en función de la capacidad de producir de cada país, por lo que una mayor capacidad para producir permite tener una cuota mayor en términos absolutos, lo que supone también más ingresos. Sin embargo, el desarrollo futuro de la industria petrolera iraquí está sujeto a diversos desafíos, como la necesidad de mejorar su red de infraestructura, reducir la quema de gas asociada, y manejar mejor las tensiones geopolíticas y las disputas internas sobre los ingresos petroleros.

Otro importante obstáculo ha aparecido recientemente donde nadie lo esperaba. Bob McNally, que dirige la consultora Rapidan Energy, con sede en Washington, ha admitido que el Gobierno de Trump podría imponer medidas que restrinjan las exportaciones de crudo de Irak por el creciente poder de los chiitas en el país. Irak está dividido entre chiitas (la rama del islam mayoritaria en Irán) y sunitas (rama del islam mayoritaria en general y que domina países como Arabia Saudí). En este momento, los chiitas están ganando poder en el país, lo que acerca Irak a su vecino Irán, de clarísima mayoría chiita.

McNally, ex director de energía senior del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos durante la administración Bush, asegura ha estado asesorando a los clientes desde la primavera "que un gobierno de Trump 2.0 pondría al gobierno cada vez más proiraní de Irak en la mira de las sanciones, aunque no necesariamente de las restricciones a las exportaciones", según ha informado a S&P Global. Esto podría convertirse en un obstáculo para Irak.

No obstante, si Irak logra superar estos obstáculos, podría prolongar la vida útil de sus reservas y garantizar una producción estable durante las próximas décadas, aseguran fuentes de la industria.