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Los bancos centrales dan un balón de oxígeno a Japón antes de abrir la caja de Pandora: el despertar del yen

  • La divisa rebota un 6% y los expertos creen que extenderá su avance
  • Los recortes del BCE y la Fed son los principales catalizadores
  • Japón está a las puertas de abandonar su política de tipos ultrabajos

Álvaro Moreno

El yen es el gran problema de Japón. La moneda nipona arrastra serios problemas debido a la postura ultralaxa de su banco central, que lleva ocho años de tipos negativos y al borde de la deflación mientras los bancos centrales del mundo han subido tipos de forma agresiva justamente para contener una oleada inflacionaria. Estas dos realidades enfrentadas han provocado que las caídas del yen ya se extiendan durante tres años, desde sus máximos de 2020 ya retrocede un 27% frente al dólar, un 10% desde sus máximos del año, en enero. En sus mínimos del año el billete llegó a estar en su peor momento desde 1990.

Esta situación ha disparado las alarmas durante todo el año, haciendo, entre otras cosas, que expertos como los de Deutsche Bank comparen su divisa con el peso argentino o la lira turca. Las caídas de este año y el pasado fueron demasiado y han obligado al Banco de Japón a intervenir su moneda, una medida de emergencia que no tomaban desde 1998. De hecho, desde ICIS afirman que esta moneda "se comporta como la de una economía tercermundista". Sin embargo, los inversores creen que esta cerca un giro radical para la divisa que cambie por completo la perspectiva de Japón

Por un lado, el reciente rebote del 6% desde mínimos de noviembre ha llenado de esperanza a los expertos. El consenso de los analistas está eufórico respecto a una potente batería de recortes de tipos que empezarían entre marzo y mayo en el caso de la Fed y hasta seis descensos en el 'precio del dinero' de 25 puntos básicos cada uno. Por otra parte, a pesar de que el BCE se ha esforzado más en enfriar los ánimos, los expertos también creen que se asoman a un nuevo ciclo de descensos, con 75 puntos a la baja y empezando en junio. Esta batería de medidas sería un importante balón de oxígeno para el yen y para el Banco de Japón.

Actualmente, un dólar se cambia por 142 yenes y, según el consenso de los analistas de Bloomberg en 12 meses estaremos hablando de un cambio hacia los 135 yenes. Es decir, que la moneda nipona vivirá una revalorización del 5%. Un cambio de realidad que daría un verdadero balón de oxígeno al banco de Japón que está inmerso en un complicado equilibrio entre frenar la sangría de su moneda y detener así el gran golpe que sufre en sus balanza comercial (es dependiente del exterior) y en la economía interna (a través de una mayor inflación) y afrontar una deuda del 225% del PIB que puede ser mucho más 'cara' con unos tipos más altos.

Tras años de deflación, especialmente a finales de 2020 y la primera mitad de 2021, el país ha visto como el IPC se disparaba a lo largo de todo 2022, marcando su punto álgido este año, al superar en enero la barrera del 4,3%. Desde entonces esta ha retrocedido pero manteniéndose en niveles altos, actualmente se encuentra en el 3,3%. A pesar de que no han visto niveles tan altos como en los peores momentos de Europa y EEUU en 2022, esto supone un punto de inflexión para el país asiático, cuyo máximo desde 1995 estaba en el 2,76% con los tipos en negativo. En ese sentido, un yen en horas bajas lo ha cambiado todo.

Desde ING señalan que el yen "está viviendo un fiesta" y que, de momento, no ven un pico para el repunte de la divisa asiática dados los movimientos de la Reserva Federal. El banco neerlandés señala que esta diferencia entre los bancos centrales se verá acrecentado por que la institución monetaria del país subirá los tipos en 2024, incrementando aún más el rally de un yen acorralado y en mínimos. "Creemos que abandonará los tipos negativos en enero o abril, cuando haya un revisión al alza de la inflación".

Sin embargo, esto pillará a Japón en un momento económico complicado. El PIB del país mostró una caída del 0,7% por sorpresa en el tercer trimestre. Según Goldman Sachs su economía, que crecerá un 1,9% en total en 2023, ralentizará su crecimiento al 1,5% en 2024. Pero un movimiento de los tipos de interés podría lastrar más la economía del país y, de hecho, proyectan su perspectiva a largo plazo en el 0,9% de crecimiento.

Desde UBS, por su parte, creen que los años 2024 y 2025 definirán toda la década y el futuro de Japón, pues "su economía se encuentra en un momento crítico para pasar de tres décadas de estancamiento a un periodo de crecimiento leve". Y, según el banco suizo, todo depende de cómo consiga 'normalizar' sus políticas monetarias en los próximos meses. Desde UBS creen que será abril cuando se acabe la era de los 'tipos ultrabajos' y "si el banco central se equivoca al ajustar demasiado pronto la economía, la transformación hacia un nuevo régimen podría fracasar".

El yen y la "caja de Pandora"

En esta 'transición japonesa", el yen cobra un rol fundamental. Sayuri Shirai, profesora de la universidad de Keio, explica que "el país está inmerso en una depreciación extrema", un problema muy serio porque "está provocando que los precios de importaciones se disparen". Esto es un gran desafío para el país nipón, pues se trata de una economía dependiente de las importaciones, un ejemplo de ello es el año 2022, en el que tuvo un déficit comercial de 147.200 millones de dólares, disparando por cuatro el que había tenido en 2021. Esta diferencia fue avivada por el efecto de la divisa.

Paul Hodges, analista de de ICIS explica que los malos hábitos de Japón, recurriendo a una política expansiva y a una moneda devaluada para mantener su economía a flote, mientras se endeudaba, pueden provocar que pronto "se abra la caja de pandora". En caso de subir los tipos de interés para detener la hemorragia del yen, "es probable que la carga de la deuda aumente y que el gasto de los consumidores se ralentice". En ese sentido, Hodges deja claro que Japón está atrapado en una montaña de deuda con un endeudamiento sobre el PIB del 226%.

El principal problema es que el Banco de Japón "posee más del 50% de toda la deuda japonesa, es decir, solo la deuda con esta institución supera el PIB del país". Es decir que si este banco central decide reducir balance para apoyar una subida de tipos, el resultado puede ser devastador para las cuentas de su economía. Además, la institución también cuenta con 260.000 millones de dólares en fondos cotizados en la bolsa de Japón y es el mayor propietario de acciones del país, por lo que sí intentará vender "provocaría un movimiento masivo a la baja en los mercados".

En lo que todos coinciden es en que los próximos meses habrá importantes cambios en la economía japonesa. Los problemas de deuda del país pueden dejarse sentir con más fuerza mientras buscan volver al sendero de la normalidad monetaria. Sin embargo ahora los bancos centrales del mundo podrían darle un espaldarazo, animando al yen en lo que creen que podría ser su resurrección tras años de potentes caídas. Queda por ver si una moneda más fuerte puede ayudar a la economía del país en el momento clave.