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Europa camina hacia uno de los inviernos más fríos de su historia: Putin espera el momento justo para pulsar el botón del gas
- "Todo depende de que Putin reanude los envíos de gas o cierre los gasoductos"
- Los países han intentado prepararse, pero no han tenido tiempo ni gas suficiente
- En caso de racionamiento de gas, el PIB caería también hasta un 3% en 2023
elEconomista.es
Los economistas de Berenberg han presentado sus previsiones para el invierno en la zona euro con una amenaza clara: la energía y la Rusia de Vladímir Putin. Los expertos del banco alemán creen que la zona euro entrará en recesión este otoño y no saldrá de la misma hasta mediados de 2023. No obstante, los economistas del banco alemán plantean tres escenarios diferentes (con distintas variables) que pueden marcar la diferencia entre una recesión suave y una crisis dura. Putin tiene el poder en el corto plazo. Si pulsa el botón que cierra los gasoductos, el frío invierno se extenderá a 2023.
-El shock de Putin: desde que Rusia redujo sus entregas de gas a través del principal gasoducto Nord Stream 1 en un 60% el 14 de junio, los precios del gas han aumentado aún más en Europa. La curva de futuros se ha desplazado hacia arriba en más de 50 euros por megavatio hora (MWh) hasta la primavera de 2023.
Una factura de 220.000 millones
A un ritmo de consumo normal durante los próximos 12 meses, la factura de gas adicional que implican los nuevos precios de futuros en relación con los de principios de junio suma 220.000 millones de euros, equivalente al 1,5% del producto interior bruto (PIB) de la Unión Europea en 2021 y al 3% del consumo privado. "El aumento en los precios del gas y la incertidumbre sobre las perspectivas energéticas son las principales razones por las que esperamos que la eurozona caiga en recesión desde el otoño de 2022 hasta mediados de 2023", sostienen los analistas de Berenberg
-¿Escasez de gas en invierno? El verano es la estación para prepararse para el invierno acumulando gas. A mediados de junio, la UE y Alemania parecían bien encaminados para cumplir sus objetivos de llenar las instalaciones de almacenamiento de gas en un 80% (UE) o un 90% (Alemania) para el 1 de noviembre.
"Si logran hacerlo, probablemente podrían pasar la próxima temporada de frío sin tener que racionar el suministro de gas, incluso si Rusia detuviera todas las entregas de gas en algún momento durante el invierno. Nuestras previsiones económicas se basan en el supuesto de que no será necesario racionamiento", pero este escenario tiene riesgos para Berenberg.
Tres escenarios
-¿Listo para la temporada fría? "Para el primer escenario, proyectamos que Rusia reanudará las entregas de gas a Europa al ritmo reducido actual después de un cierre de mantenimiento programado de NS1 del 11 al 24 de julio. De ser así, la UE podría pasar la temporada de frío a precios altos pero sin serios problemas de suministro. Para los tres escenarios, asumimos que la UE usa un 10 % menos de gas que en el invierno de 2020/2021 con un clima más o menos promedio y que los suministros de gas fuera de Rusia continúan aumentando gradualmente, como lo han hecho en lo que va del año", explican estos expertos en una nota publicada este miércoles.
-¿De mal en peor? "Putin puede no conceder a Europa este escenario 'benigno'. Si Rusia no reanuda los envíos de gas a través de NS1 después del 24 de julio (escenario 2), es probable que la UE se quede sin gas al final del invierno", advierten los expertos del banco alemán.
Para combatir esta escasez de gas, los países de la zona euro comenzarían a racionar el uso de esta materia prima antes de que se produjese el escenario fatal. "Si Rusia también cierra sus otros gasoductos a Europa a finales de julio, la situación sería aún más grave (escenario 3). En caso de un racionamiento significativo de gas, esperaríamos que el PIB real a principios de 2023 caiga aún más que nuestras proyecciones actuales de recesión futura" con una fuerte recesión en 2023 de entre el 2,5 y el 3%".
¿Quién pagaría este destrozo?
Todos pagaríamos esta escasez, pero sobre todo los consumidores y empresas de los países más dependientes del gas ruso, como es el caso de Alemania. "Los consumidores, las empresas y los contribuyentes sufrirán las consecuencias".
Los gobiernos lo tienen claro: "Primero harán todo lo posible para salvaguardar el flujo de gas a los usuarios finales tanto como sea posible. En segundo lugar, aunque las intervenciones pueden desacelerar el ritmo al que los precios más altos golpean a los consumidores, no mitigan los costes. Simplemente transfieren parte de la carga de los consumidores a los contribuyentes actuales y futuros".