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El extraño movimiento de EEUU con sus reservas de petróleo que dejó descolocada hasta a la AIE

  • Washington no informó a la AIE ni a sus miembros del movimiento
  • Joe Biden anunció su decisión un día antes de que se reuniera la AIE
  • EEUU asumió el 75% de la liberación global: "Un movimiento extraño"
Joe Bidente, presidente de EEUU

elEconomista.es

EEUU ha dado un paso poco frecuente para intentar calmar la sed global de petróleo. A lo largo de la historia, las grandes liberaciones de reservas de petróleo se han efectuado de forma consensuada y coordinada entre los países de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), un apéndice de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (apodado como el club de los países ricos). Esta vez no fue del todo así. EEUU anunció una liberación de crudo histórica sin previo aviso. Los nervios en EEUU por anunciar algo, ante la imparable escalada del crudo, pudieron impulsar este movimiento inesperado y sin consenso.

EEUU anunció que liberaría unos 180 millones de barriles de petróleo en el mes de marzo, una decisión que llegó de forma unilateral, según han reconocido desde el gobierno de EEUU. Más tarde se unirían el resto de países de la AIE para incrementar el impacto del movimiento, pero la decisión autónoma de EEUU no terminó de gustar al organismo.

El Departamento de Energía de EEUU ha asegurado que el país había estado en "contacto frecuente" con la AIE y sus Estados miembros para dialogar y mantener la seguridad energética antes de la liberación de petróleo, aunque confirmó que su decisión de efectuarla era "independiente" de la AIE.

No comentó si EEUU compartió por adelantado el momento y el volumen de su liberación. "Estados Unidos y otros países miembros de la AIE pueden y han liberado, de forma independiente, petróleo de sus reservas estratégicas al margen de cualquier acción colectiva de la AIE", dijo el departamento en un comunicado enviado a Reuters. La Casa Blanca no respondió de inmediato a una solicitud de Reuters en busca de comentarios.

Un movimiento extraño

La cuestión gira en torno al anuncio de Estados Unidos el 31 de marzo de que liberaría 180 millones de barriles de las reservas estratégicas a un ritmo de 1 millón de barriles al día para bajar los precios mundiales de la energía y hacer frente a los recortes en el suministro de petróleo ruso desde su invasión de Ucrania en febrero.

Las fuentes han explicado a Reuters que Washington no había informado a la AIE o a sus miembros de que el anuncio se iba a producir —una ruptura con los precedentes— y que el volumen récord, más de tres veces mayor que cualquier otra liberación anterior de la SPR, fue inesperado.

El anuncio de Estados Unidos se produjo un día antes de que los miembros de la AIE se reunieran para discutir una liberación coordinada. Tras la reunión, presidida por la secretaria de Energía estadounidense, Jennifer Granholm, la AIE anunció que se había acordado una liberación coordinada, pero no dio detalles sobre los volúmenes.

En ese momento, la dirección de la AIE comenzó a celebrar reuniones bilaterales con otros miembros para reunir las contribuciones, según las dos fuentes. Tras una semana de diplomacia, se consiguió el compromiso de sus miembros no estadounidenses de liberar otros 60 millones de barriles en conjunto.

La AIE se unió después

Sin embargo, esa cifra de 60 millones de barriles era relativamente pequeña. Según las normas de la AIE, la contribución de un país miembro a una liberación de emergencia coordinada debe corresponder aproximadamente a la proporción de su consumo de petróleo dentro del grupo.

Dado que Estados Unidos representa alrededor de la mitad del consumo entre los miembros, la contribución de la AIE debería haber coincidido aproximadamente con la extracción estadounidense.

"Eso no era factible", asegura la fuente familiarizada con la diplomacia. "Era imposible, ya que nadie tenía esas reservas". "La óptica de que la liberación se haga en un 75% en Estados Unidos y en un 25% en el resto del mundo es simplemente extraña", añadió la fuente.

El anuncio de la AIE disimuló el desajuste, detallando una liberación de 120 millones de barriles, de los cuales 60 millones procedían de Estados Unidos en los dos primeros meses, prácticamente ignorando el hecho de que Estados Unidos pretendía mantener el flujo de petróleo durante cuatro meses más.

La decisión del Gobierno de Biden supone la segunda vez en seis meses que aprueba una gran reducción de las reservas petrolíferas sin la aprobación de la AIE.

En noviembre, Estados Unidos se comprometió a liberar 50 millones de barriles para frenar la subida de los precios debido a un repunte repentino de la demanda desde los días más oscuros de la pandemia del COVID-19.

Si bien algunos miembros de la AIE, como Corea del Sur, Reino Unido y Japón, contribuyeron a esa liberación, la propia agencia se mantuvo al margen porque no veía ninguna interrupción importante del suministro que pudiera abordarse en ese momento.

Sin embargo, tras la invasión de Rusia, los países miembros de la AIE consideraron oportuno organizar una liberación coordinada. El 1 de marzo, anunciaron una liberación de 60 millones de barriles —la mitad de ellos procedentes de Estados Unidos— para contrarrestar las probables interrupciones del suministro de Rusia, uno de los principales productores mundiales de petróleo y gas.

Críticas internas en EEUU

Los oponentes republicanos de Biden le han criticado por su decisión de liberar los 180 millones de barriles de las reservas estadounidenses, argumentando que la decisión era política y que, en cambio, debería fomentar la producción nacional de petróleo.

Los precios récord de la gasolina en Estados Unidos se consideran una de las principales vulnerabilidades del partido demócrata de Biden de cara a las elecciones de mitad de mandato de noviembre. La sociedad en EEUU presenta una tolerancia muy baja al elevado precio de la gasolina aunque el motivo subyacente de ese precio sea reducir el coste para el medio ambiente.

Biden se presentó como candidato con la promesa de eliminar los combustibles fósiles para ayudar a combatir el cambio climático, pero su administración no ha logrado imponer ningún freno a la industria y en los últimos meses ha instado a las petrolíferas a acelerar la producción para bajar los precios.