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Cómo un pequeño terremoto en 2012 está agravando hoy la crisis energética de Europa

  • Países Bajos comenzó a poner restricciones a la producción de gas en 2015
  • Europa está a merced del gas procedente de Rusia, Noruega y África
Planta de producción de gas natural en el área de Waddensea (Groningen). Foto de Alamy

elEconomista.es

En 2012, Países Bajos sufrió un terremoto de magnitud 3,6 en la escala de Richter. Este seísmo estuvo provocado por uno de los campos de gas más grandes del mundo, conocido como Groningen. Este fenómeno sísmico desató una serie de acontecimientos que hoy están contribuyendo de forma crucial a los altísimos precios de la energía en Europa.

Ese terremoto propició un movimiento en Países Bajos para poner fin a esta actividad gasística que está generando cambios importantes en el subsuelo y que ponía en peligro la estabilidad del mismo en ciertas zonas del país. Tras años de debate y deliberaciones, el Gobierno decidió comenzar a desmantelar estas instalaciones que llegaron a producir en un año todo el gas que consume Alemania entera en el mismo periodo de tiempo. 

Desde entonces, la producción de gas en este campo comenzó a reducirse de forma importante, haciendo a Europa una región cada vez más dependiente del gas que llega de Rusia y África. Ahora, la necesidad de gas natural para producir energía junto a la incapacidad de las otras fuentes para abastecer la red eléctrica del Viejo Continente están causando una crisis energética con difícil solución. Así funciona el mercado de gas natural

Además, el Gobierno de los Países Bajos ha confirmado que seguirá adelante con sus planes para poner fin a la producción de gas en Groningen. La producción de este campo se reducirá en más de un 50% en el año hasta octubre de 2022, que será el último año de producción regular, aseguró el gobierno.

Solo se extraerá en condiciones climáticas extremas

En 2019, el estado holandés anunció que la producción en Groningen finalizaría a mediados de 2022 para limitar los riesgos sísmicos en la región, y que el gas solo se extraerá a partir de entonces en caso de condiciones climáticas extremas, por lo que algunos sitios permanecerán en espera.

Para mantener estas zonas operativos, se extraerán alrededor de 1,5 bcm de gas anualmente. El gobierno cree que esta zona se podrá convertir en unas instalaciones de almacenamiento entre 2025 y 2028, pero han pedido a los reguladores que analicen si este proceso se puede realizar más rápido.

Niveles bajos de almacenamiento

A día de hoy ni con el gas importado vale. Los niveles de almacenamiento de gas holandés se encuentran alrededor del 60% de su capacidad potencial, lo que es un motivo de preocupación, pero "no una crisis", aseguró a principios de octubre un miembro del gobierno de Países Bajos.

Britta van Boven, miembro de la junta de Gasunie, el operador de la red de gas holandés, cree que los niveles de almacenamiento deberían ser más altos para hacer frente a un invierno duro, pero el aumento de los precios y la escasez de suministro ha dado lugar a esta situación que también afecta a Europa.

"Los niveles de almacenamiento están alrededor del 60% de la capacidad, lo que es un poco preocupante, ya que deberían estar casi llenos al final del invierno para cubrir los días fríos", aseguraba Van Boven.

La importancia del gas

El gas natural constituye aproximadamente el 40% del mix energético holandés. Esta fuente de energía es muy utilizado por las empresas industriales a nivel europeo y también para calentar millones de hogares.

Después de décadas de ser un exportador neto, el país se ha visto obligado a aumentar significativamente las importaciones de gas de Rusia y Noruega ante el cierre planificado del enorme campo de gas de Groningen.

Para satisfacer la creciente demanda, los holandeses y los europeos tendrán que competir en la jungla por obtener el gas que necesitan, es esto  buscar el gas necesario en el mercado internacional, donde los precios están alcanzando niveles récord por la escasez de suministro.