Bolsa, mercados y cotizaciones

La transición energética peligra ante el incremento de la demanda de metales

  • Impacta directamente en el coste de generar electricidad
  • La necesidad de metales se duplicará con las políticas actuales hasta 2040
Foto: ISTOCK

Marta González

Tras décadas de acuerdos no vinculantes y medidas insuficientes, por fin se ha puesto en marcha la carrera para alcanzar una economía cero emisiones. En el último año, se han aprobado leyes o anunciado compromisos con el objetivo de impulsar el uso de energías limpias, algo a lo que las empresas han respondido con nuevos proyectos para hacerlo realidad. Sin embargo, todo esto, unido al papel del sector energético en la recuperación económica, ha impulsado de tal manera la demanda de los metales preciosos, imprescindibles para desarrollar dichos proyectos renovables, que pone en peligro el futuro mismo de la transición energética.

Según un informe de la Agencia Internacional de la Energía, la necesidad de minerales metálicos se duplicará con las políticas actuales hasta 2040, se cuadruplicará si se hace una mayor apuesta hacia la sostenibilidad y se multiplicará por seis si se pretende llegar al objetivo global cero emisiones. Al tratarse de elementos caros y escasos, semejante impulso se ha traducido en un significativo incremento de sus cotizaciones y, por consiguiente, de sus precios.

Así, en los últimos tres años, el oro y el platino se han revalorizado cerca de un 30%, mientras el cobre lo ha hecho un 40% y la plata ascendió un 50%. De estos cuatro, solo el cobre marca un notable avance en lo que llevamos de año, con un 20% de subida. Pero otros metales como el litio (91% en lo que va de año), el acero (16%), el paladio (14%), el cobalto (57%) o el aluminio (27%) sí están encareciendo notablemente la cadena productiva.

Este panorama está generando un gran debate entre expertos y actores clave de la económica internacional. Mientras algunos gestores consideran que el mercado se encuentra ante un superciclo de materias primas, las previsiones del Banco Central Europeo y la Reserva Federal estadounidense consideran que se trata de repuntes inflacionistas a medio plazo, y descartan aumentos significativos de los precios en los próximos años.

Lo que por ahora es seguro es que los precios de metales como el cobre, el níquel o el litio, se han incrementado a la par que se construyen y ponen en marcha nuevos parques energéticos y se producen baterías para coches eléctricos. En el caso del platino, tradicionalmente ligado a la industria automovilística, ha ganado protagonismo en la transición ecológica por su potencial para abaratar la producción y almacenamiento de energía a través del hidrogeno verde.

El platino, elemento clave para la economía sostenible

La principal apuesta de la Comisión Europea y el Gobierno de España para alcanzar la neutralidad climática se obtiene utilizando agua, electricidad y un catalizador, una sustancia que facilita la reacción. Se trata de un proceso intensivo que requiere mucha energía, lo que incrementa su coste y reduce su atractivo. Es ahí donde entra en escena el platino, metal precioso que facilita la descomposición del agua en hidrógeno y, además, reduce la cantidad de energía empleada gracias a sus características químicas.

Ante estas expectativas, el platino ha experimentado meses de progresión alcista que culminaron al alcanzar los 1313.7 dólares por onza en febrero, su mayor nivel en más de seis años, para después mantener cierta estabilidad.

Desde eToro señalan que este metal ha tocado un "soporte significativo en la zona de los 1.033 dólares". De aguantar este suelo, el platino podría ascender incluso hasta recuperar los 1.300 dólares por onza, mientras que si cae de los 1.033 dólares cayendo bajo su media móvil de 200 sesiones "entraría en una reversión bajista, proyectándose potencialmente hacia los 950 dólares".

El incremento de la demanda de metales esenciales para la transición energética puede repercutir significativamente en la viabilidad de la misma, al impactar directamente en el coste de generar electricidad a través de energías renovables. Una situación que podría terminar derivando en que las empresas del sector antepongan sus márgenes empresariales al objetivo de alcanzar una economía cero emisiones.