Bolsa, mercados y cotizaciones
Cómo meter la biotecnología en su cartera de inversión
- Las compañías farmacéuticas corren el riesgo de perder patentes
- Las firmas biotecnológicas apuntan a tratamientos de mayor crecimiento
Xavier Martínez-Galiana
Con una demografía cambiante y más personas de edad avanzada, las nuevas farmacéuticas unen ciencia y tecnología, pero con la ventaja de centrarse en las áreas de mayor crecimiento y disponer de patentes recientes que tienen todavía años por delante para aumentar sus ventas. Es la hora de las europeas Genmeb y UCB, las americanas Neurocrine y Vertex o la asiática WuXi.
Moderna se ha dado a conocer en las últimas semanas a raíz de la pandemia que asuela el mundo. La compañía norteamericana, que adhiere el apellido de bioteconológica para describir su actividad, acaba de obtener el permiso de la agencia del medicamento estadounidense (FDA) para iniciar la segunda fase en el ensayo clínico que lleva a cabo para probar una vacuna experimental contra el SARS-2.
Si bien esta firma en concreto seguirá en pérdidas al menos hasta 2022, según el consenso de los analistas que recoge FactSet, las primeras cincuenta empresas del sector de biotecnología verán crecer un 69,5% su beneficio operativo (ebitda) entre 2019 y 2022, al pasar de la suma de 31.430 millones de euros a casi 53.300 millones, como apuntan las previsiones del mercado.
En este mismo periodo, las compañías farmacéuticas, como Ipsen, Bayer o GlaxoSmithKline, ganarán en conjunto un 40%, desde los 225.695 millones de 2019 -una cifra aproximada, ya que algunas empresas aún no han publicado datos definitivos del último año- a los 317.000 millones que se esperan en 2022.
"Las grandes empresas farmacéuticas suelen tener problemas de caducidad de patentes que limitan el progreso de sus resultados", explican a elEconomista Sébastien Lalevée y Sophie Boudeau, gestores del fondo Pluvalca Inno Santé de la firma parisina Financière Arbevel.
Por otra parte, relatan los expertos, "las empresas de biotecnología suelen centrarse en segmentos de alto crecimiento en los que las necesidades médicas son considerables".
Su punto fuerte, además, es que "sus medicamentos siguen estando protegidos por patentes recientes y, por lo tanto, sus productos se encuentran en una fase de aceleración: su crecimiento es, pues, más fuerte, con una exposición a menudo muy elevada al mercado de los Estados Unidos, donde los precios son más altos", argumentan los gestores galos.
Dos de los valores en los que invierte Arbevel, y que destacan por su recomendación de comprar, son Genmab y UCB. La primera es una compañía danesa, con filiales en Estados Unidos y los Países Bajos, especializada en el desarrollo de anticuerpos terapéuticos para tratar el cáncer.
La compañía tiene tres productos aprobados en el mercado (Darzalex, Arzerra y Tepezza) y colabora con empresas del tamaño de Amgen, Novartis o Jenssen. Genmab sería un ejemplo de "sociedad europea multiproducto, objetivo de fusiones y bien financiada -tiene un blockbuster [éxito de ventas en el mercado] y obtiene beneficios", apuntan Lalevée y Boudeau.
El otro de los valores destacados por ambos expertos es UCB, de origen belga, y dedicado a crear tratamientos contra la epilepsia (Keppra), alergias (Zirtec) o la artritis reumatoide (Cimzia). También invierten en Biomérieux, que recibe una recomendación de mantener, especializada en métodos de diagnóstico, como tests, más accesibles y precisos.
Un crecimiento desmedido
Entre las empresas biotecnológicas que más aumentarán sus ganancias entre 2019 y 2022 están las asiáticas Celltrion, Shenzhen Kangtai y WuXi Biologics y las norteamericanas Bristol-Myers Squibb, Incyte, Neurocrine y Vertex (ver gráfico).
El crecimiento será de un 400% en el caso de la coreana Celltrion (especialista en biosimilares, los genéricos de la biotecnología) o de casi un 300% en la china Shenzhen (experta en vacunas recombinantes), pero las demás sobresalen también por recibir un consejo de comprar o uno de mantener cercano a comprar.
Por ejemplo, WuXi, que cotiza en la Bolsa de Hong Kong, y se prevé que gane un 254% más entre 2019 y 2022, año en el que su beneficio bruto (ebitda) será de 535 millones de euros cuando el año pasado declaró 170. Una de sus especialidades es el desarrollo de vacunas y la producción de proteínas y plásmidos.
Por otro lado está Neurocrine, compañía estadounidense que une la neurología y la endocrinología en sus investigaciones. Es un buen ejemplo de empresa biotecnológica que ha lanzado con éxito un producto llamado Ingrezza (para controlar los movimientos involuntarios del cuerpo) y está ganando cuota de mercado con rapidez.
Asimismo, destacan Incyte, por su trabajo en el tratamiento del cáncer y otras enfermedades autoinmunes, o Vertex, con sus fármacos para tratar la fibrosis quística o la distrofia muscular.
Bristol-Myers Squibb es una de esas compañías mitad farmacéutica tradicional, mitad biotecnológica, centrada en la oncología, la hematología o las enfermedades cardiovasculares.
"Sí vemos diferencias", subraya Elena Rico, gestora del fondo Megatendencias FI Salud, de Renta4. "Una compañía biotecnológica se centra en la búsqueda de tratamientos con organismos vivos", dice, mientras que "la farmacéutica va más allá". La experta señala que si bien "la biotecnológica crece más, del 100% de los tratamientos que entran en ensayos clínicos sólo llega a aprobarse el 10%".
El fondo tiene apenas tres meses de recorrido y apuesta por el crecimiento de la tecnología médica, como por ejemplo, lo que hace Edwards Lifesciences, una de las compañías estadounidenses en las que han decidido invertir.
Su fundador soñaba hace sesenta años con crear un corazón artificial, y si bien no lo han conseguido su éxito está en las válvulas cardiovasculares que producen y los sistemas de monitoreo no invasivos para mantener los latidos a buen ritmo.