El supervisor estadounidense está revisando la regulación para que tenga acceso antes de cotizarA día de hoy los minoritarios que quieran asumir el riesgo pueden invertir a través de fondos En estos momentos, EEUU acoge más de 105 startups valoradas en más de 1.000 millones de dólares, a las que coloquialmente se las conoce como unicornios. Algunas de estas entidades mitológicas, buena parte de ellas gestadas en Silicon Valley, superan el peso de los 10.000 millones de dólares en el cómodo mercado privado azuzado principalmente por el capital de riesgo, los conocidos como inversores de la guarda y durante los últimos tiempos también los inversores institucionales además de grandes fondos de pensiones. Compañías como Uber, que ya supera un precio de 72.000 millones de dólares (unos 62.000 millones de euros) tras la última inversión de 500 millones de dólares por parte de Toyota; Airbnb, con un valor aproximado de 30.000 millones de dólares (cerca de 26.000 millones de euros); o Palantir Technologies y WeWork, con un precio de 20.000 millones de dólares cada uno (más de 17.000 millones de euros), se han convertido en jugosas oportunidades de inversión sólo para las compañías y grupos más privilegiados. SoftBank, por ejemplo, sale a la caza de unicornios a través de su fondo Vision, con más de 92.000 millones de dólares dedicados a este tipo de operaciones. De hecho, a nivel individual, sólo los inversores acreditados, es decir, aquellos que cuentan con una fortuna de más de un millón de dólares, excluyendo su residencia primaria, o cuentan con ingresos anuales de más de 200.000 dólares en los últimos dos años, tienen acceso a invertir en este tipo de compañías. Sin embargo, en un momento en que el capital de riesgo sigue inyectando capital a las más de 1.100 startups de EEUU, tan sólo en el segundo trimestre se invirtieron alrededor de 23.000 millones de dólares en un total de 1.416 rondas de captación de capital, según datos de CB Insights, la Comisión de Mercados y Valores de EEUU (SEC, por sus siglas en inglés) parece dispuesta a facilitar a los inversores de a pie acceder a este tipo de compañías privadas. En una reciente entrevista con el Wall Street Journal, Jay Clanton, el presidente de la agencia que rige los mercados estadounidenses, reconocía que, en estos momentos, "los mercados privados están inundados de capital" y se preguntaba quiénes son realmente los principales beneficiados. Es por ello que la SEC estaría revisando la regulación que abriría las opciones para los inversores convencionales de acceder a este tipo de entidades, hasta ahora blindadas a los comunes precisamente por el riesgo que implican. Sólo compañías privadas con más de 10 millones de dólares en activos y con un accionariado en manos de 2.000 personas o con más de 500 inversores acreditados están obligadas a presentar su cuentas financieras ante la SEC aunque no coticen o tengan planeado salir a bolsa. En el caso de titanes como Uber o Airbnb, se intenta que el número de inversores acreditados no sobrepase dicha marca para evitar rendir cuentas con los reguladores. Según Clayton, la SEC estaría revisando el marco regulatorio actual lo suficientemente rápido como para impulsar próximamente que los inversores de a pie tengan acceso a inversiones rentables de calidad, especialmente de cara a sus fondos de pensiones. Vehículo en España La gran pregunta que debe hacerse un pequeño inversor es si tendría sentido o no asumir los riesgos que implica comprar acciones en uno de esos mercados grises teniendo en cuenta que el gran comportamiento que han tenido esos unicornios en el mercado tradicional. Ricardo Paz, socio y responsable de los fondos de autor de EBN Capital SGIIC, la gestora de EBN Banco, considera que sí y explica que "el retraso que han tenido en los últimos años las salidas a bolsa de tecnológicas ha provocado que cada vez se quede más parte de su valor en la parte privada que en la pública". De hecho, el experto destaca que el retorno medio de las diez últimas salidas a bolsa en el Nasdaq hasta agosto de 2018 fue de media del 89 por ciento en el parqué, mientras que el que habían obtenido desde la última ronda privada de financiación ascendería al 373 por ciento, cuatro veces más. Unas diferencias que no han hecho otra cosa que ir al alza a medida que crecía el boom por las tecnológicas (ver gráfico). De ahí que desde EBN Capital optaran por lanzar a mediados del año pasado el único fondo español que invierte en los unicornios del Nasdaq antes de sus debuts bursátiles. Su nombre es EBN PreIPO US y, al tratarse de un fondo de capital riesgo, se dirige sobre todo a inversiones con una cierta cualificación financiera, que estén dispuestos a invertir como mínimo 150.000 dólares y que no tengan necesidad de rescatarlos antes de 5 años, el plazo mínimo recomendado de inversión. A cambio, su objetivo de rentabilidad es mucho más elevado que el que pueda tener una inversión tradicional en un contexto como el actual, ya que su expectativa de retorno es del 15 por ciento anual. Para la selección de dichas compañías tienen en cuenta varios criterios. "Solo invertimos en compañías ya consolidadas y con alto crecimiento, basadas en EEUU pero con una cartera diversificadas de clientes internacionales", apunta Paz. El riesgo que asumen es que a la hora de recibir una oferta corporativa o cuando opten por salir a bolsa sufran una valoración a la baja. En cuanto a su modus operandi, consiste en acudir a plataformas como Equidate, Sharespost o EquityZen para comprar los títulos a los empleados de las propias compañías a través de contratos de compra venta o de forwards antes de su eventual salida a bolsa y a precios similares a los de la última ronda de financiación privada. De momento, según su web, el fondo acumula un 23 por ciento.