El petróleo es la ficha clave para el rebote
- El 64 por ciento de todo el dinero perdido en mercados desde que empezó la caída del petróleo es por bancos y petroleras
- Un petróleo a la baja puede acarrear una menor inflación y modificar los planes que tienen los bancos centrales, incluida la Fed
La caída del crudo debería tener un impacto positivo en la economía pero el mercado no lo ve así. ¿Por qué hace falta un petróleo al alza para que la bolsa suba?
China y el petróleo. El petróleo y China. No se sabe quién es el huevo y quién la gallina, pero lo que está claro es que ambos son los responsables de que suba o baje la bolsa. El caso de China es más obvio. Al fin y al cabo, la ralentización de la segunda mayor economía del mundo afecta en gran medida al crecimiento mundial y no hay que olvidar que históricamente lo que ha movido a los mercados al alza o a la baja ha sido la buena o mala salud económica. Pero el impacto que está teniendo el petróleo en la bolsa tiene más interrogantes.
Es cierto que siempre se ha achacado un aumento del precio del petróleo a una mejora de la demanda y por tanto de la economía, pero en un contexto como el actual en el que el crecimiento económico es famélico, una caída de los precios del crudo -han retrocedido un 68 por ciento desde que empezó su racha bajista en junio de 2014- debería haber sido interpretado como algo positivo por los mercados, al menos para aquellos que están en territorios importadores como la mayoría de países occidentales, ya que como explica Betina Müller, economista jefe de Deutsche AM ?el producto interior bruto de la eurozona debería aumentar en un 0,1 por ciento por cada caída de 10 dólares en el precio del barril de Brent?.
Sin embargo, la realidad es que el impacto que la caída del petróleo ha tenido en el mercado y en la economía europea ha sido todo lo contrario. Las mayores caídas bursátiles del año han coincidido con los mayores batacazos en el precio del petróleo (ver gráfico) y las previsiones económicas, lejos de mejorarse, han sufrido severos recortes por parte de organismos como la OCDE -ha recortado su previsión de crecimiento mundial en tres décimas- o del FMI -lo ha rebajado en dos décimas-. Son varias las razones que esgrimen los expertos para defender que un rebote en bolsa, y también en la economía, debe de estar apoyado por un alza en los precios del crudo.
El primero, y quizá el más importante es el impacto que los bajos precios del petróleo puede tener en la inflación y, más importante todavía, en las políticas monetarias de los bancos centrales. ?En los últimos meses la caída del precio del petróleo ha contribuido a reducir las estimaciones de inflación y eso afecta de una manera indirecta a las políticas monetarias?, apuntan desde Bank of America. No en vano, conviene recordar que el principal mandato de los bancos centrales, sobre todo del BCE, es controlar la inflación pero también evitar la deflación, ya que una caída de precios continuada podría frenar el aumento de consumo o del crédito, el mismo que en teoría ha perseguido la política expansiva de los últimos años. Es decir, obligaría a los bancos centrales a inyectar aún más liquidez al sistema, si es que aún tienen municiones, para conseguir su fin. De ahí que ya pocos defiendan no ya cuatro subidas de tipos en EEUU para este año, sino apenas dos -el 23 por ciento de los gestores de Bank of America ya no ve ninguna subida más de tipos en EEUU cuando ese porcentaje era inferior al 5 por ciento hace sólo un mes-. Y es que aunque a priori el impacto de un petróleo a la baja debería trasladarse al consumo, también en EEUU, la realidad es que la mayoría de lo que se ha ahorrado el consumidor estadounidense a través de esta vía lo está destinando al ahorro y no al consumo. ?De los 350.000 millones de dólares que se han ahorrado por este concepto, el consumo sólo se ha quedado con 20.000 millones?, apunta Antonio Salido, de Fidelity.
El segundo problema de un petróleo a la baja es el impacto que tiene en mercado de high yield. A este respecto, hay que tener en cuenta que el 90 por ciento de las emisiones de bonos basura cotizan en EEUU y que el 10 por ciento del mercado está en sectores relacionados con la energía. Buena parte de estas compañías están ligadas al fracking y a muchas no les resulta rentable la extracción de crudo cuando este está barato. Con el negocio de capa caída, aumenta el riesgo de impagos en el sector -la tasa de impago ha escalado hasta el 9 por ciento (14 por ciento si sólo se tienen en cuenta a las empresas de extracción y producción) según un reciente estudio de Fitch-. Esto puede tener un impacto muy negativo en los bancos que en su día les otorgaron financiación, lo que ha llevado a muchos a plantearse si nos encontramos ante los inicios de otra crisis similar a la que desencadenaron las hipotecas subprime. ?El riesgo de que se produzca otra crisis subprime en EEUU es limitado?, apuntan desde Natixis. Una idea con la que coincide el CIO de Deutsche Bank AM, Stefan Kreuzkamp: ?El impacto es muy limitado, ya que sólo supone el 3 por ciento de todos los préstamos de EEUU. Estos ratios son más altos en los bancos regionales, pero muchos bancos ya han realizado provisiones para atender a este asunto?. Aun así, las dudas sobre bancos y energéticas tienen un impacto muy negativo en las cotizaciones de las mismas y eso se nota en que en lo que va de año ambos sectores acumulan las mayores pérdidas en bolsa. De hecho, según apuntan en Bank of America, estos sectores concentran el 64 por ciento de los 4,6 trillones de dólares que se han perdido en los mercados bursátiles desde julio de 2014, cuando comenzó el actual ciclo bajista del crudo.
Y el tercero es que no hay que olvidar que muchos de los grandes fondos de pensiones del mundo y fondos soberanos son grandes inversores de bolsa y mucho de ese dinero que en su día llegó al mercado está siendo repatriado para limitar el impacto que la caída del crudo ha tenido en sus economías. Tal es su impacto que según la consultora Capital Economics, en porcentaje los activos en manos de fondos soberanos sobre el total del mercado de acciones y bonos era del 9 por ciento en 2015. Solo este año Lyxor calcula que los fondos soberanos de países del Golfo han retirado del mercado nada menos que 300.000 millones de dólares y según los datos de SWFI si el crudo permanece entre los 30 y los 40 dólares por barril, este año dichos fondos podrían deshacer hasta 404.300 millones de dólares en bolsa.
¿Hemos visto el suelo?
La política monetaria, el mercado de high yield o la repatriación de petrodólares son las tres grandes causas que explican la reacción del mercado a la caída del petróleo, pero el principal pilar en el que se apoya la cotización del crudo sigue obedeciendo a la ley de oferta y demanda y, sobre todo, al ajuste entre ambas. El problema está más en la oferta que en la demanda ya que, pese a la desaceleración de los emergentes, la demanda no ha hecho otra cosa que subir en los últimos años. En los cálculos realizados por UBP, teniendo en cuenta las estimaciones del Departamento de Energía de EEUU, Agencia Internacional de la Energía y OPEP, la demanda en 2016 debería incrementarse en 1,2 millones de barriles diarios. El problema es que hay sobreproducción para atender a esa demanda. De momento, uno de los principales culpables de esta sobreproducción, el fracking, ya ha empezado a plegar velas y tal como apuntan desde Imantia Capital, ?mientras que los precios del crudo han caído más de un 70 por ciento, los costes sólo lo han hecho un 30 por ciento y este desajuste sólo puede cubrirse por el lado del capex, y con menor inversión, la producción acaba cayendo?. De hecho, en Fidelity apuntan a que, en 2016, la producción de crudo por la técnica del fracking caerá en 0,5 millones de barriles diarios en 2016. A esto hay que sumar el principio de acuerdo que en teoría van a firmar los países de la OPEP para congelar la producción.
Es esa idea de que la producción se irá ajustando progresivamente a la demanda lo que lleva a muchos a pronosticar que el petróleo ya ha hecho suelo. Eso al menos es lo a lo que apuntan los analistas que recoge Bloomberg, ya que incluso el más bajista ve el precio del West Texas un 11,8 por ciento cotizando por encima de los niveles actuales al cierre de 2016.