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Los expertos, recelosos ante la regulación de la inteligencia artificial

    Foto: Archivo

    Patricia del Águila Barbero
    Madrid,

    Sobre los nuevos retos que aúna la tecnología y los datos, la vicepresidenta del Tribunal Constitucional, Encarnación Roca Trías, plantea los desafíos que las tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial o la robótica suponen para el Derecho. Se pregunta si "estamos yendo hacia un derecho de la persona virtual", y reflexiona sobre si "el término persona humana ya no es una redundancia". También se muestra partidaria de que el individuo sea informado de la lógica interna del algoritmo que decide.

    La Cátedra Google sobre Privacidad, Sociedad e Innovación de la Universidad CEU San Pablo ha celebrado su VI Conferencia Internacional en la que se debatió sobre Inteligencia artificial y economía del dato: Reglamento General de Protección de Datos. Desafíos actuales y futuros.

    En este sentido se manifestó el Titular de la Cátedra Google, José Luis Piñar, quien destacó que el derecho está habituado a enfrentarse y superar situaciones disruptivas y que es necesario abordarlas desde el diálogo entre el Derecho, la ética y la tecnología y no "construir normas que se queden obsoletas de inmediato".

    A propósito, Piñar señaló que el Reglamento Europeo de Protección de Datos (RGPD) permite que las normas se adapten a los "futuros avances tecnológicos, siendo la primera vez en la historia en que se crea una norma que tiene un alcance global".

    No obstante, quedó latente la necesidad de que el Derecho y la ética vayan de la mano de la tecnología para conseguir que los avances respeten los derechos y que las normas no supongan un freno a los indudables beneficios de la innovación.

    Bajo esta premisa se pronunciaron también muchos de los 24 ponentes, entre ellos, el director de Políticas y Asuntos Públicos de Google para España y Portugal, Francisco Ruiz Antón, quien rechazó que los datos sean "el nuevo petróleo porque no son un bien escaso ni exclusivo ni pueden ser almacenados por un solo actor". Por ello, sí resaltó que los datos en sí no tienen valor alguno si no se organizan o se interpretan y además pertenecen al usuario que tiene la decisión de compartirlos.

    "Debe haber transparencia y es el usuario el que decide qué datos cede y qué se hace con ellos. Los usuarios de Google, en cualquier momento, pueden ejercer la facultad de borrar todos sus datos". También defendió que "es fundamental que la regulación sepa mantener el equilibrio entre derecho, privacidad y desarrollo de nuevas tecnologías". Leonardo Cervera, director del Supervisor europeo de Protección de datos, aclaró que el RGPD no pretende obstaculizar el desarrollo de las tecnologías, pero que sí deben marcarse determinadas "líneas rojas". "Es necesario ir hacia una dimensión ética e involucrar a los líderes de industria y política", sentenció.