'Solo' la mitad de los bonos verdes se colocó con prima en precio en el segundo semestre de 2021
- En la primera mitad de 2021, el 79% de las emisiones tuvo 'greenium'
- Es consecuencia de la volatilidad, que se incrementó a finales de año
- La sobresuscripción del bono inaugural de España supuso un récord europeo
María Domínguez
Los inversores siguen desembolsando una prima en el precio por los bonos verdes; es decir, éstos se emiten, generalmente, a un precio más alto, y por tanto con una rentabilidad más baja, que los bonos vainilla comparables. Es lo que se conoce como greenium, expresión nacida de la contracción de green (verde) y premium (prima). Que exista este diferencial "es una excelente noticia" para los emisores de deuda climática, ya que "les permite obtener un coste inferior que con un bono estándar", señalan desde la Climate Bonds Initiative (CBI), organización de referencia en este tipo de emisiones a nivel global. Consulte más artículos sobre deuda ESG en elEconomista Inversión sostenible y ESG.
La greenium en los bonos verdes globales está más que aceptada y sigue presente, pero no fue tan habitual en las colocaciones realizadas en el segundo semestre de 2021. Según el informe semestral Green Bond Pricing in the Primary Market de la CBI, solo el 50% de los bonos con fines ambientales se colocó en el mercado con una prima en precio, o en línea, con sus equivalentes tradicionales. En concreto, la CBI ha tenido en cuenta para este cálculo la diferencia entre el precio de los nuevos bonos verdes y una curva de comparables. "Ha sido posible construir estas curvas para 34 bonos no soberanos en nuestra muestra, y 17 de ellos se emitieron con un precio más alto, o en línea" con sus comparables, se señala en el informe.
En el segundo semestre, los bonos verdes en Europa recibieron una sobresuscripción de 3,4 veces, y sus equivalentes 'vainilla', de 2,7 veces
Ese 50% contrasta con el 79% de colocaciones que presentó una prima verde durante el primer semestre de 2021. En ese periodo, se señala en el informe de la CBI correspondiente a la primera mitad de 2021, "fuimos capaces de construir curvas de rentabilidad para 33 bonos de un total de 69 en nuestra muestra de emisores no soberanos, y el 79% de los bonos verdes se emitieron con un precio por encima o en la curva" de sus comparables.
Esa caída en el número de operaciones con greenium tiene que ver con la metodología de cálculo que utiliza la CBI, en la que entran en juego otros factores, especialmente el de la volatilidad, que subió en el segundo semestre, y pesó a la hora de obtener el precio final del bono. En palabras de Julián Romero, presidente de Ofiso, el Observatorio Español de la Financiación sostenible: "El incremento de la volatilidad ha dejado al factor sostenible en un segundo plano. Su atractivo no ha podido compensar siempre la prima exigida por los inversores para compensar las expectativas de un cambio en el ciclo monetario".
España marcó un récord
El Reino de España se estrenó con éxito el pasado mes de septiembre en el mercado de bonos sostenibles soberanos, con una operación sindicada, largamente esperada por el mercado. El Tesoro colocó un bono verde de 5.000 millones de euros y a 20 años, para el que recibió una demanda superior a 60.000 millones, 12 veces más. El cupón quedó fijado en el 1%. Fue, según se señala en el informe de la CBI, "la mayor suscripción registrada hasta la fecha en una colocación europea verde, soberana y sindicada". Según se explica en el mismo informe, este récord permitió estrechar el precio en 3 puntos básicos, o un 33%. De acuerdo con los cálculos de la CBI, el interés exigido por los inversores fue inferior al de una curva de comparables en el momento de la emisión (7 de septiembre de 2021).
Los inversores clasificados como "verdes" por los bancos colocadores aglutinaron el 66% de la oferta, y cerca del 90% fue a manos de inversores foráneos. Esto, destacan desde la CBI, "satisfizo el deseo de los emisores de diversificar la base inversora, y fue considerado uno de los múltiples elementos exitosos de la colocación".
El objetivo de este bono es, a través de sucesivas reaperturas, alcanzar una liquidez próxima a los 20.000 millones de euros, en línea con otras grandes emisiones. Por este motivo, el pasado 3 de marzo –con la guerra de Ucrania marcando el paso en los mercados- el Tesoro reabría el bono, en esta ocasión con menos facilidad: la demanda se situaba en 1,4 veces, al rondar los 1.400 millones para una operación de 1.000 millones.
Las colocaciones suelen cerrarse, en España y a nivel global, con un nivel de sobresuscripción llamativo, aunque las últimas colocaciones (como esa reapertura, o el último bono de la Comunidad de Madrid) hayan tenido un éxito modesto. De media, en el segundo semestre, los bonos verdes en Europa recibieron una sobresuscripción de 3,4 veces, y sus equivalentes vainilla, de 2,7 veces, de acuerdo con el estudio de la CBI.
Según señalan desde esta organización global, "incluso cuando un bono se coloca con un precio alineado con su versión estándar, "la ausencia de una prima [en el coste] ya es positiva para el emisor". Por su parte, el inversor en este tipo de deuda está dispuesto a renunciar a parte de la rentabilidad a vencimiento a cambio de tener en cartera un activo que aporta estabilidad (son menos volátiles).
Ya en el informe anual de Ofiso de 2021, presentado a finales de enero, Julián Romero señalaba que la greenium "Definitivamente ha pasado a ser la principal razón del crecimiento de la oferta", en detrimento de beneficios inmateriales como la ampliación de la base inversora, los efectos internos sobre la concienciación sostenible de las compañías y los reputacionales. "Financieramente, es la consolidación de este greenium la que en la actualidad pone muy difícil encontrar excusas para tomar una decisión de financiación no sostenible", afirmaba.