Internacional
Un candidato presidencial de EEUU atípico: Jay Inslee se presenta "con un solo tema", el cambio climático
- Promete usar "todo" su capital político en luchar contra este problema
- El plan demócrata del "Green New Deal" recibe muchas críticas
Víctor Ventura
"Somos la primera generación en sentir los efectos del cambio climático y la última que puede hacer algo al respecto". Así se presenta Jay Inslee, gobernador del Estado de Washington (noroeste), el primer candidato demócrata en centrar su campaña presidencial en un solo punto: las reformas energéticas y medioambientales.
Si Donald Trump prometió "resucitar al carbón" e incluyó a un ejecutivo petrolero en su Gobierno (Rex Tillerson, de Exxon Mobil), Inslee se presenta como su opuesto: "Vencer el cambio climático es el desafío que define nuestro tiempo y que debe ser la prioridad principal para el próximo presidente", dice su escueto programa. "Es hora de una movilización climática nacional total: la Misión Climática de Estados Unidos".
Para ello, empezaría "una movilización a 10 años para hacer frente al cambio climático, poner fin a nuestra dependencia de combustibles fósiles y crear un futuro de energía limpia", mediante "medidas drásticas desde el primer día de la próxima administración".
Políticamente, centrarse en un tema tan importante es una forma de diferenciación en un pelotón cada vez mayor de precandidatos demócratas -ya hay 12, y se espera que aún se sumen unos cuantos más- . En apenas 72 horas ha recibido más de un millón de dólares en donaciones para su campaña, lo que le ha permitido trepar al cuarto puesto de la lista de recaudación, aunque queda muy lejos de los 6 millones que consiguió el senador Bernie Sanders en apenas 24 horas.
Sin embargo, Inslee se enorgullece de "no aceptar deliberadamente ninguna contribución de las compañías de combustibles fósiles", un giro respecto a la historia reciente. Sin ir más lejos, en 2016, tanto Trump como Hillary Clinton recibieron alrededor de un millón de dólares en donaciones directas de empresas petroleras y de gas, según Opensecrets. En 2012, el republicano Mitt Romney se embolsó más de 6 millones de estas empresas, mientras que Barack Obama se quedó a las puertas del millón. Aunque este año es muy probable que recibir ese tipo de dinero, para los demócratas, sería motivo de vergüenza.
Con estas medallas en el pecho, Inslee se anuncia como "el gobernador más verde del país", que ya defendía las reformas ecológicas décadas antes de que el problema saltara a los titulares de la política nacional.
En sus dos mandatos en el estado de Washington "creó un fondo para energía limpia" y aprobó un paquete de infraestructuras de transporte para reducir el consumo energético. Además, cofundó la Alianza Climática de EEUU, una organización que intenta mantener a una gran cantidad de administraciones estatales y locales dentro del Pacto de París, después de que Trump iniciara el proceso de salida del acuerdo.
El propio candidato también impulsó desde el Congreso, en 2009, un proyecto de ley para imponer derechos de emisión a las empresas contaminantes, como el que ya tiene la UE. Sin embargo, el entonces presidente, Barack Obama, no apoyó el plan y dejó que la propuesta muriera en el Senado.
Green New Deal
Precisamente, los planes legislativos sobre cambio climático han vuelto a ponerse sobre la mesa tras la victoria demócrata en las elecciones legislativas de 2018, gracias al impulso de un groupo de diputados jóvenes, entre los que destaca la neoyorquina Alexandria Ocasio-Cortez. Su plan, el "Green New Deal", se ha instalado en el programa demócrata, pese a ser un proyecto tan ambicioso en sus fines como inconcreto en sus medios.
En lo medioambiental, la energía limpia y barata para todos y la reducción de las emisiones de dióxido de carbono suponen objetivos loables pero costosos y difícilmente realizables en el plazo de una década. Los cambios económicos en general e industriales en particular que conllevaría este tipo de fines transformaría no solo todo el ámbito productivo sino también a la sociedad y la forma de vida en su conjunto. Precisamente por eso, EEUU ha sido, hasta la fecha, un país poco colaborativo en medidas internacionales contra la polución y el cambio climático, al menos en términos efectivos.
Sin embargo, las principales críticas al plan vienen por su entrada en los asuntos económicos, más dirigidos hacia la creación de un 'Estado del Bienestar' a la europea. En el ámbito laboral propone que los empleos supongan unos salarios dignos con vacaciones pagadas y seguros médicos y de jubilación para todos. Sus críticos opinan que estas medidas, comunes en Europa, chocan frontalmente con las ideas fundacionales de EEUU, donde se abogaba por la mínima injerencia del Estado en los asuntos particulares.
"Gobernar es elegir, y creo que lo justo es usar todo mi capital político en el cambio climático"
Además, la indefinición de los medios también se hace patente en otras peticiones, como la seguridad, vivienda y sanidad para todos, así como una educación superior gratuita y de calidad. Todos ellos objetivos universales, pero que se han visto frenados por grandes diferencias partidistas sobre su significado y su extensión. Los planes demócratas, en este caso, cuentan con el rechazo de buena parte de los estadounidenses, que rechazan la entrada del Estado en otros asuntos.
Precisamente por eso, Inslee prefiere centrar su campaña en un único punto. "Gobernar es elegir, y creo que lo justo es usar todo mi capital político en este asunto", dijo en una entrevista en la cadena MSNBC. Su apuesta es que los votantes podrán esperar a grandes reformas laborales -que probablemente chocarían con el veto del Senado, donde hacen falta 60 votos de 100 para aprobar leyes- y, sin embargo, EEUU no puede sentarse a esperar mientras el cambio climático sacude al planeta. Si su apuesta funciona entre los votantes demócratas se sabrá en los próximos meses.