Internacional
Maduro empieza a vender petros, pero los venezolanos todavía no pueden comprarlos ni usarlos
- Para adquirirla, hacen falta divisas u otras criptomonedas
- Todavía no se puede usar para comprar ni vender nada
Víctor Ventura
El 26 de febrero, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, celebró el comienzo de la preventa del Petro, la criptomoneda diseñada por el Gobierno venezolano para intentar esquivar las sanciones impuestas por Estados Unidos. Han pasado ocho meses desde entonces, y el petro ha dejado de ser una moneda fantasmal para convertirse en una moneda fantasmal que ofrece documentos sellados a las (pocas) personas que manejen divisas y que se acerquen a una oficina gubernamental de Caracas. El petro ya tiene presencia física, pero su existencia como moneda real sigue dejando muchas dudas.
El lunes de esta semana empezó, por fin, su venta, después de muchos meses de promesas incumplidas. Aunque todo está aún a medio hacer: para empezar, la criptomoneda solo puede adquirirse a cambio de otras criptomonedas (bitcoins, litecoins, etc.) o de divisas como euros o yuanes, que no son, precisamente, fáciles de encontrar en un país con una enorme escasez de moneda extranjera y fuertes restricciones a las casas de cambio. El Gobierno asegura que permitirá cambiar bolívares -la moneda local- por petros en el futuro cercano, pero todavía no hay nada escrito.
Por el momento, los únicos que han podido acercarse a cambiar euros por petros han sido miembros del Gobierno y la Administración en actos publicitarios. Mención aparte merece el jefe de la delegación de asesoría económica del Banco de Desarrollo de China, Tiam Yunjai, que adquirió algo más de un petro por valor de 500 yuanes, 63,70 euros o 72,56 dólares. Como referencia, un petro equivale a 55,60 dólares o 60 dólares, según el lado (derecho o izquierdo) de la página web del Banco Central de Venezuela que se consulte.
Una sola página, dos tipos de cambio petro/dólar. Fuente: BCV
De todas formas, los venezolanos no tienen todavía demasiados incentivos para adquirir petros, ya que todavía no existe ningún mecanismo que permita pagar bienes y servicios con el petro. El vicepresidente económico, Tareck el Aissami, asegura que se podrá hacer a partir del 5 de noviembre.
Técnicamente, el diseño de la criptomoneda deja mucho que desear. El explorador del blockchain del petro -el registro público de todas las operaciones de compraventa realizadas de toda criptomoneda- no permite acceder a su historial, por lo que es imposible comprobar si la moneda se está usando y para qué, uno de los sellos de identidad de cualquier criptomoneda.
A día de hoy, no existe ningún incentivo para que nadie compre petros
Además, no existe un monedero digital para guardar los petros, sino que se debe hacer todo en la página web de la subsecretaría correspondiente, dejando un registro absoluto de todas las acciones en los archivos del Gobierno venezolano. Al contrario que el bitcoin, el petro claramente no tiene como objetivo crear una moneda fuera del control de los estados.
Aun así, lo más curioso de la moneda son los ingresos menguantes que ha proporcionado al Gobierno de Maduro. El pasado 9 de marzo, el mandatario se jactaba de haber recaudado "más de 5.000 millones de dólares" en la preventa del petro. El 27 de abril, la cifra de ventas había caído a 3.000 millones. El 25 de octubre, Maduro celebraba haber firmado contratos por valor de 500 millones. El petro parece ser el único bien del mundo cuyas ventas totales acumuladas menguan con el tiempo. Aun así, es imposible verificar ni siquiera esta última cifra, ya que no se puede usar correctamente el explorador del blockchain.
Pero el petro, como tal, parece estar muy lejos de su intención original de "ser una reserva de valor que compita con el dólar, facilite los pagos internacionales y contribuya a estabilizar los precios internos". A día de hoy, no existe ninguna razón para que nadie compre petros ni ningún bien internacional que se adquiera solo con ellos: la petrolera estatal PDVSA sigue vendiendo petróleo en dólares, y nadie ha explicado cómo cambiar petros por petróleo u otras materias primas. Y como su valor está fijado por el Gobierno venezolano, los especuladores de criptomonedas ni siquiera tienen razones para invertir en ella esperando que su precio se dispare, como pasó con el bitcoin.
Casi un año después de su creación, con apenas un puñado de unidades a la venta y sin que ningún venezolano pueda adquirir petros a cambio de bolívares, el petro sigue siendo una moneda fantasmal, que ni el propio Gobierno venezolano es capaz de manejar de forma coherente. Con la hiperinflación al alza, el Gobierno en suspensión de pagos de deuda y el BCV imprimiendo cantidades ingentes de bolívares para cubrir un déficit público que supera el 10%, nada indica que el petro vaya a traer la estabilidad económica mágicamente.