Internacional
"Ni Nixon hizo algo así": el cese del director del FBI cuando investigaba a Trump sacude Washington
- Crecen las voces que piden una investigación independiente sobre Rusia
- Trump "gritaba al televisor" cuando veía noticias sobre las pesquisas
Víctor Ventura
¿Tiene Donald Trump su 'momento Watergate'? El martes por la tarde, el presidente de EEUU ordenó el cese de James Comey como director del FBI, quien dirigía una investigación sobre el propio Trump por sus contactos con Rusia. La decisión, de gravedad histórica, recordaba a los momentos más oscuros de Richard Nixon, cuando ordenó despedir a los fiscales que le investigaban por dirigir un espionaje al Partido Demócrata. Todo Washington amaneció en estado de shock, con la agenda legislativa del presidente paralizada, una presión creciente para nombrar a un fiscal especial que investigue al magnate y el FBI al completo en pie de guerra ante lo que consideran un insulto a la poderosa institución.
Trump, por el momento, ha evitado dar un nombre sobre el posible sustituto. Lo que sí ha hecho ha sido defender la decisión y asegurar que la persona que ocupe su cargo "hará mucho mejor el trabajo". Trump ha aprovechado para expresar que el ya exdirector del FBI había perdido la confianza de casi todos en Washington, tanto republicanos como demócratas. "Cuando las cosas se calmen, me lo agradecerán", ha añadido el presidente estadounidense y ha explicado que "es muy simple: no estaba haciendo un buen trabajo".
Comey se enteró de su despido por la prensa. Según The New York Times, el director estaba dando un discurso a agentes del FBI en Los Ángeles cuando las televisiones en la sala en la que hablaba dieron la noticia de su despido. Poco después, Comey recibió una carta en su despacho, en la que le informaban de su cese por recomendación del fiscal general, Jeff Sessions, y de su número dos, un jurista de carrera. En el documento, Trump le agradecía que "me informara, en tres ocasiones distintas, de que no estoy bajo investigación", una frase que el diputado republicano Justin Amash tildó de "estrambótica".
Los argumentos expuestos en las dos cartas mencionadas por Trump eran más extraños. En los dos documentos se acusaba al cesado director del FBI de "haber tratado a Hillary Clinton de forma injusta" durante la campaña electoral. Los miembros de la Administración Trump justificaban el despido de Comey por "haber criticado a Clinton por tener un correo privado, cuando no violaba la ley" y "haber anunciado públicamente la reapertura del caso una semana antes de las elecciones", algo que analistas como Nate Silver señalan como la causa directa de la victoria de Trump.
Precisamente por eso resulta tan extraño que el equipo de Trump use esta explicación después de pasar meses hablando de los correos y exigiendo constantemente el encarcelamiento de Clinton por ese caso. Además, el magnate confirmó su confianza en Comey numerosas veces en los últimos cuatro meses.
"Un abuso grotesco de poder"
Una segunda explicación sobre la decisión surgió a los pocos minutos: la investigación sobre los lazos entre Trump y Rusia durante la campaña electoral, que dirigía personalmente el propio Comey. Según el diario Politico, Trump estaba "furioso por la investigación" y por su "incapacidad de controlar la creciente narrativa sobre Rusia". Según explicaron al medio dos ayudantes del presidente, Trump "a veces gritaba al televisor cuando emitían noticias sobre la pesquisa".
Los líderes demócratas se lanzaron rápidamente a exigir explicaciones. "Si no se nombra a un fiscal especial de forma inmediata, cada estadounidense sospechará, con razón, que todo forma parte de un plan para esconder el escándalo", dijo el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer. Nancy Pelosi, su homóloga en la Cámara de Representantes, se sumó al coro. "No podemos quedarnos sentados mientras intentan ocultar una posible colusión con un país hostil para debilitar la democracia", afirmó. El senador Brian Schatz dijo que el país estaba "en una crisis constitucional completa".
Pero fuera del partido demócrata, la presión siguió creciendo. El senador independiente Angus King pidió una comisión de investigación presidida por el propio Comey para analizar el despido, el analista judicial Jeffrey Toobin lo describió como "un abuso grotesco de poder" y el blog de asuntos legales Lawfare lo tildó de "un escenario de pesadilla". Según el senador demócrata Sherrod Brown, media docena de senadores republicanos se unieron a la petición de explicaciones. Tres lo anunciaron públicamente, alegando que estaban "preocupados" por el momento de la decisión. Otros tantos diputados conservadores hicieron lo mismo.
El FBI, entre lágrimas
Mientras tanto, la Casa Blanca estaba completamente sobrepasada por los acontecimientos. El portavoz, Sean Spicer, esquivó a los medios antes de su rueda de prensa metiéndose en el jardín, entre los setos. El encuentro duró apenas 10 minutos y la mayoría de sus respuestas fueron un escueto "no lo sé". Está previsto que este miércoles ni siquiera dé él la rueda de prensa, sino Sarah Huckabee, una asesora de Trump.
Según medios como The Hill, el equipo del presidente no esperaba este tipo de reacciones, ante el rechazo que Comey despertaba en la oposición, y Trump cree que "los demócratas me lo agradecerán" una vez se calme la marea. Por si fuera poco, este miércoles había una reunión entre el magnate y el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov. Antes de entrar, el diplomático se permitió bromear sobre el asunto: "¿Han despedido a Comey? ¿Es una broma? ¿Es una broma?", dijo ante las cámaras.
Sin embargo, lo más grave es el efecto que esta decisión puede tener sobre la situación política del país. Al inicio de la sesión del Senado, los demócratas prometieron paralizar al completo el proceso parlamentario hasta que no se nombre un fiscal especial para el caso, una petición rechazada por el líder republicano, Mitch McConnell, que defendió la decisión del presidente. Las comparaciones con el caso 'Watergate' no paraban de crecer: la biblioteca presidencial de Richard Nixon llegó a recordar que ni siquiera él llegó a despedir al director del FBI en medio del escándalo.
Mientras tanto, la sensación general del FBI era de "shock", con algunos agentes "llorando", según testimonios recogidos por Politico. Un exagente de la agencia, David Gómez, explicaba que "es una decisión política que impugna la integridad, no solo de Comey sino de todo el FBI". Otro agente lo resumía así: "No le puedes quitar las estrellas a un general delante de sus agentes. El FBI no le va a perdonar esto a Trump".
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