Internacional
Las cuatro claves del debate electoral entre Boris Johnson y Jeremy Corbyn
- Ambos pueden mejorar su imagen, muy negativa hasta el momento
- Los reproches serán una de las constantes del encuentro
Víctor Ventura
Este martes, Reino Unido celebrará el primero de los dos cara a cara que enfrentarán a los dos principales candidatos para las elecciones del 12 de diciembre. El primer ministro, el conservador Boris Johnson, y el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, tendrán una oportunidad de marcar el inicio de la campaña a su favor. Un momento que puede ser clave cuando las tasas de indecisión y de votantes dispuestos a cambiar su papeleta han alcanzado niveles nunca antes vistos.
Y ambos candidatos tienen planes muy distintos. Los dos van a intentar llevar el debate a su terreno y dejar al rival en el lugar en el que se encuentra más incómodo. Esta es una lista de los objetivos de ambos y las cuestiones que les pueden poner en peligro. El que más cumpla puede ser el gran ganador del encuentro.
¿Plebiscito sobre el Brexit o elecciones generales?
Esta es, probablemente, la clave del encuentro. Johnson quiere hablar del Brexit el mayor tiempo posible, mientras que Corbyn prefiere centrarse en todo lo demás: economía, desigualdad, transportes, sanidad y un largo etcétera. La razón es muy simple: los 'tories' tienen 10 años de Gobierno a sus espaldas, con todas sus sombras, que defender, y el propio Johnson ha sido muy crítico con algunas medidas de sus dos predecesores -Theresa May y David Cameron- que él mismo apoyó desde su escaño. Cuanto más esté hablando del futuro de Reino Unido fuera de la UE y menos de la gestión económica de su partido en la última década, más tranquilo estará.
Por contra, Corbyn necesita hacer malabarismos infinitos con el Brexit, dado que su partido está dividido y los votantes laboristas pro-Brexit, aun siendo una clara minoría, pueden ser claves en las circunscripciones más disputadas. El propio líder laborista se ha negado a confirmar si votaría a favor o en contra de seguir en la UE en un posible segundo referéndum. Johnson lo sabe y ya ha anunciado que exigirá que responda qué opción preferiría y que describa su plan ideal para el futuro. Cuanto antes cierre este tramo y pase al resto de asuntos, donde espera estar al ataque en vez de a la defensiva, mejor para él.
Dos candidatos impopulares
Una de las circunstancias extraordinarias de este cara a cara es que, por primera vez, niguno de los candidatos aprueba en las encuestas de valoración. Johnson es el primer ministro más impopular en su primer año de mandato desde que hay registros, mientras que Corbyn tiene un nivel de rechazo extraordinario: menos de un 20% de la población tiene una opinión positiva de él.
Este debate es una oportunidad para ambos de mejorar algo su imagen o embarrar más la del rival, si es posible. Y aquí Corbyn tiene la ventaja de que su apoyo electoral ya supera al porcentaje de población que opina bien de él, con lo que tiene mucho que ganar y muy poco que perder: es difícil imaginar qué tendría que hacer para que los pocos que todavía le aprueban cambien de opinión. Por contra, Johnson tiene más margen de caída. Y al Reino Unido le encantan las remontadas.
Dinero para todos
Otro tema que demuestra lo mucho que han cambiado las tornas desde 2017 es la propensión de Johnson a sacara la billetera sin complejos en su campaña. Mientras que May se ganó abucheos al decirle a una enfermera que no podía invertir más en la sanidad porque "no existe un árbol mágico del dinero", el actual 'premier' está listo para anunciar inversiones multimillonarias en lo que haga falta, incluso aunque eso le suponga cancelar bajadas de impuestos ya anunciadas.
La confrontación económica, así, se convertirá en una lucha entre dos candidatos que están de acuerdo en que es necesario poner fin a la austeridad estatal y reactivar la economía con inyecciones de gasto desde Downing Street. La pregunta ahora es qué triunfará entre el electorado: si la radicalidad de Corbyn, prometiendo cambios profundos "de verdad" al sistema económico en vez de medias tintas, o la cautela de Johnson, que promete gastar más pero sin pasarse y poner en peligro la estabilidad de la deuda.
La sombra de los ausentes
Y también tandrán mucho peso los que no estarán en eld ebate. Por un lado, la líder de los liberales, Jo Swinson, que exigió al tribunal electoral que la incluyera en el debate, sin éxito. Su partido, que aboga por cancelar el Brexit sin más, es la principal amenaza de Corbyn, al haber atraído a muchos de sus votantes proeuropeos, decepcionados por los equilibrismos laboristas. Pero puede ser su aliado: hay muchas circunscripciones en el sur de Inglaterra donde el laborismo es residual pero en las que los liberales podrían robarle decenas de escaños a los 'tories' si hay un voto útil generalizado.
Enfrente, el Partido del Brexit del populista Nigel Farage, que solo presentará candidatos en las circunscripciones que votaron por laboristas o liberales en 2017. Su efecto es un misterio: su objetivo es robar votos de laboristas pro-Brexit y facilitar la victoria de los 'tories' en las zonas más igualadas, pero su efecto puede ser el contrario y acabar llevándose más votos de exconservadores que quieren una salida de la UE sin acuerdo, reforzando el margen laborista en los distritos más igualados entre los dos grandes partidos. Ambos preferirían quitárselo de enmedio, pero su figura seguirá en el plató.
Y, por último, los dos líderes querrán señalar a los múltiples diputados y figuras históricas que han abandonado los dos partidos, atacando a sus respectivos dirigentes actuales. Johnson señalará a todos los laboristas que dieron el portazo por el antisemitismo y la 'incompetencia' de Corbyn. Mientras, este se centrará en la decena de 'tories', algunos tan históricos como Ken Clarke, que fue ministro de casi todo durante tres décadas, que fueron expulsados por el propio Johnson por proeuropeos. Habrá tiempo de sobra para los reproches.