Pongamos fin entre todos al uso de la mascarilla en interiores
- Los espacios de oficinas tienen un papel vertebrador en la cultura corporativa
elEconomista.es, Ricardo Martí-Fluxá
Pongamos fin entre todos al uso de la mascarilla en interiores. Llevamos dos años de pandemia, dos años de forzosa adaptación a un nuevo contexto laboral y personal. Con los datos de una menor incidencia en la mano y un control sanitario más preciso, ¿no es el momento de lanzar la mascarilla al aire y movernos por fin en espacios cerrados sin esa limitación?
La pregunta está formulada de manera literal, pero también es metafórica, como emprendimiento de una nueva etapa en la desescalada, una aproximación a la vida prepandemia. Por un lado, debemos de estar orgullosos. La evolución epidemiológica es positiva y la ocupación en los hospitales ha descendido.
Por otro lado, los protocolos de actuación que hemos aplicado en nuestro entorno más inmediato explican mucho esta situación, así como los esfuerzos aplicados en el mundo empresarial. Nuestros equipos de recursos humanos han previsto una vuelta escalonada a las oficinas, unas recomendaciones sanitarias, de seguridad e higiene exhaustivas con el fin último de proteger a las plantillas. Nuestras consultoras asociadas han estado inmersas en una tarea motivadora y de continua puesta al día, han colaborado en la adaptación de los puestos de trabajo bajo las directrices de prevención de riesgos laborales.
Hemos implementado medidas de seguridad para prevenir la propagación del coronavirus. Entre ellas, están los sistemas de control de calidad de aire, una mayor ventilación en edificios, sensores para evitar el contacto con superficies, especialmente en zonas comunes; espacios más abiertos y diáfanos, aprovechando, además, para impulsar el empleo de materiales de baja emisión y respetuosos con el medio ambiente.
Con este bagaje que hemos desarrollado y perfeccionado en estos años, consideramos que ya ahora podemos dar un paso más y replantear una nueva estrategia de control del coronavirus, que nos permita ser más flexibles.
La normativa va cambiando periódicamente y la ciudadanía puede que tenga dudas respecto al uso de la mascarilla. Puede que no se conozca bien, pero no es necesario emplearla en todo momento en los lugares de trabajo. La guía de Buenas prácticas en los centros de trabajo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico señala que no es imprescindible "si el tipo de trabajo no lo requiere y si se mantiene la distancia interpersonal".
Sí es preciso llevarla en zonas comunes como aseos, pasillos, máquinas de café, así como durante reuniones presenciales donde no se pueda estar a 1,5 metros del resto de asistentes.
Algunos de nuestros vecinos europeos como Reino Unido, Francia, Bélgica o Suecia han eliminado la obligación de llevar mascarilla en establecimientos cerrados. En nuestro país esta medida está regulada por real decreto y no depende de las comunidades autónomas, ellas solo pueden obedecer en esta materia. Algunas como Madrid ya han planteado la supresión salvo en residencias, hospitales y transporte público y algunas formaciones políticas lo han propuesto en el Congreso de los Diputados sin haber logrado su aprobación.
Por ahora, la respuesta del Gobierno nacional es que las mascarillas se quitarán "muy pronto", pero sin concretar fecha. A favor de esta normalidad, ya se está legislando y se ha puesto fin recientemente al aislamiento obligatorio domiciliario para las personas con coronavirus que presentan apenas síntomas y son leves.
Siempre estará vigente la recomendación de permanecer en reposo y salir a la calle con mascarilla, justo eso es lo que nosotros también promovemos, eliminar las obligaciones, las imposiciones para que las personas que prefieran ir a la oficina con mascarilla lo puedan hacer voluntariamente. Todo representan señales hacia la nueva estrategia de la Administración nacional con la que nos aproximaremos a la realidad que nos acompañará, a "naturalizar" y a hacer casi cotidiano el coronavirus como una enfermedad más, una gripe estacional, que afectará, sobre todo, en invierno.
Sin ánimo de entrar en temas sanitarios donde los epidemiólogos son los especialistas en la materia y son los que se tienen que manifestarse al respecto, ya hemos visto que algunas voces se muestran a favor de la supresión de las mascarillas en interiores e incluso hay estudios, como el del Centro de Biología Computacional BIOCOMSC de la Universidad Politécnica de Cataluña.
En este informe se ha comprobado que el uso específico en las escuelas no ha sido determinante en el control de la pandemia, sin apenas diferencia en la incidencia entre los alumnos que han llevado mascarilla y los de infantil, que estaban exentos.
Si ya nos centramos más en el ámbito laboral, en la propia e indispensable motivación de nuestro equipo humano sería oportuno tener en cuenta la casuística de la que cada vez se habla más, The Great Resignation, en español la Gran Renuncia o Dimisión. Esta expresión viene de Estados Unidos donde han visto cómo en este periodo de incertidumbre, de angustia y falta de motivación provocado por el Covid-19, las compañías han registrado un 15% más de bajas voluntarias. Esta circunstancia no tiene que ser extrapolable a España, y tenemos que trabajar para ello.
Las oficinas siguen manteniendo un papel vertebrador en la cultura corporativa. Tras estos meses de continuo teletrabajo, que se ha ido adaptando a la rutina laboral como una dinámica más, pero no única, los lugares de trabajo vuelven a recuperar y son más que nunca punto de encuentro, de aprendizaje, de intercambio de experiencias y conexión, que no puede ser sustituido por ese trabajo a distancia, al que nos referíamos.
En el caso de las consultoras inmobiliarias, somos nosotros los que podemos ayudar a adecuar estos entornos laborales. Son oficinas renovadas, más sostenibles e integradas, que necesitan ser ocupadas, que tengan la vida, que solo los trabajadores pueden proporcionarles. A pesar de que el modelo de trabajo híbrido parece que será tendencia en los próximos meses, los propios expertos en recursos humanos abogan por promover eventos presenciales y aumentar la frecuencia de contactos, las interacciones en vivo y en directo.
En esta línea, intensifiquemos la comunicación interna y seamos creativos en las dinámicas de team building y employer branding. Escuchemos, apoyemos, reconozcamos el esfuerzo, motivemos a nuestros equipos y proporcionémosles para ello las herramientas tanto en el ámbito público como en el privado.