Inmobiliaria
En tiempos de guerra, activos más seguros como el inmobiliario
- El real estate manifiesta gran inquietud ante el freno de nuevas inversiones
- Los rusos compraron 1.280 inmuebles en España durante 2021
Diego Bestard
Cuando ya parecía que el optimismo comenzaba a reinar en el sector inmobiliario tras la pandemia -de cuyo estallido en España, acompañado de la declaración del estado de alarma, se cumplen justo ahora dos años-, una nueva sacudida ha vuelto a hacer temblar los cimientos de la economía y, en consecuencia, la estabilidad de buena parte del conjunto de actividades productivas.
La invasión militar de Ucrania por parte de las tropas rusas es una catástrofe de incalculables dimensiones que podría convertirse en la mayor crisis humanitaria de la historia reciente de Europa, y que ya, por desgracia, se ha cobrado la vida de muchas personas. Una tragedia que muestra un desolador escenario de irreparables pérdidas humanas, pero que también tendrá consecuencias económicas y financieras globales, unidas a la mayor ola de sanciones, embargos y cancelaciones de los últimos tiempos.
Moscú no se ha quedado atrás y, en respuesta a las medidas impuestas por la Unión Europea y Estados Unidos, ha prohibido ya la exportación de algunas materias primas. Vladímir Putin amenaza, además, con expropiar a las empresas extranjeras que han optado por suspender la actividad en el país como muestra de repulsa a este ataque, y podría cortar el suministro de gas a Europa. Una situación difícil de manejar, si tenemos en cuenta que la Unión Europea (UE) importa desde Rusia un 26,9% del petróleo y un 45,3% del gas natural que consume, según Eurostat.
Esta nueva adversidad a la que nos enfrentamos ha originado un auténtico terremoto en los mercados internacionales y puesto en jaque a muchos sectores, entre ellos el inmobiliario, como consecuencia de la incertidumbre generalizada y la volatilidad de los mercados.
Así, el real estate manifiesta gran inquietud ante el freno de nuevas inversiones y ve prácticamente imposible poder recuperar la inversión del mercado ruso en España, que en los últimos años ha ido poco a poco en descenso. Los riesgos de impagos por el incremento de las rentas derivadas del aumento del IPC, el miedo ante el incumplimiento de contratos o el impacto negativo en el segmento del lujo por la pérdida de inversores rusos son algunas de las posibilidades que pueden derivarse del conflicto.
Los rusos, tras el 2% de las viviendas de extranjeros
En el caso de la vivienda, y aunque las inmobiliarias ya asumen una importante caída de la demanda rusa, la situación en España no resulta tan alarmante. Los ciudadanos rusos no representan un porcentaje notable del total de las compras de viviendas realizadas por extranjeros; de hecho, británicos, alemanes, franceses y belgas encabezan la lista de los principales compradores.
Según datos del Colegio de Registradores, solo el 2% de las viviendas adquiridas por extranjeros durante el año pasado en España cayeron en manos de ciudadanos rusos, algo más de 1.280 inmuebles. Así, a lo largo de 2021 los ciudadanos rusos adquirieron una media de 3,5 casas al día, casi la mitad de las 6,6 viviendas que cada día compraban los ciudadanos rusos en España allá por el año 2012.
Unos valores que vienen a constatar el descenso paulatino del inversor ruso en nuestro país. Una caída que muy probablemente se acentuará tras la decisión del Gobierno de cancelar la concesión de la 'golden visa' a los ciudadanos rusos, al menos por el momento.
El inmobiliario, valor refugio
Pese a la incertidumbre, no todo son malos augurios, al menos, en lo que atañe al mercado inmobiliario. Por un lado, muchos compradores podrían optar por mantenerse al margen hasta ver cómo avanza el conflicto; pero también serán muchos los inversores que apuesten por activos de riesgo relativamente bajo, como las propiedades residenciales, que al fin y al cabo no dejan de ser una inversión segura a el largo plazo. En definitiva, el inmobiliario sigue posicionándose como un valor refugio.
En este sentido, y pese al inevitable desplome de las compras de vivienda por parte de ciudadanos rusos y al avance imparable de la inflación -aún más acusada a raíz del conflicto-, el real estate no será uno de los sectores peor parados.
Muchos ahorradores pueden volver a mirar al inmobiliario, y más concretamente a la vivienda, como un valor refugio y enfocarse hacia activos más estables. El sector recupera, pues, su merecida condición de opción segura durante las crisis y de auténtico baluarte frente a la inflación.
Todavía quedan muchas incógnitas, por lo que debemos ser cautos, pero aun así creo que hay espacio para el optimismo. Confiemos en una pronta resolución del conflicto que permita a 2022 ser, como apuntaba, el año de la recuperación económica.
Como ocurrió durante lo peor de la pandemia, el sector inmobiliario ha sido una fuente de estabilidad. Las cifras de inversión lo demuestran y así lo hemos constatado, mes a mes, desde plataformas como Urbanitae.