Televisión

Muere el periodista Carlos Carnicero, histórico de la televisión y la radio, a los 73 años

Carlos Carnicero

El mundo de la comunicación llora este martes 1 de julio el fallecimiento de Carlos Carnicero. Tenía 73 años y arrastraba problemas serios de salud desde hace casi una década. Se encontraba en su domicilio de Madrid tras disfrutar de unos días de asueto en Galicia. Le acompañaba su mujer, que ha confirmado su muerte a El País. Deja también un hijo, fruto de un matrimonio anterior, que ahora llora su pérdida.

Nacido en Zaragoza el 9 de septiembre de 1951, se licenció en Derecho y Ciencias Económicas por las universidades del País Vasco y Complutense de Madrid, y comenzó su carrera profesional como periodista en prensa escrita, concretamente en El Diario Vasco y La Voz de España. Fue director de la desaparecida revista Contrapunto durante dos años y más tarde asumió altos cargos en Tiempo, Tribuna y Diario 16. Especializado en análisis político, se estrenó en las ondas en el programa La linterna de la Cadena COPE (1988-1989). Después llegaron sus colaboraciones en Hora cero en Antena 3 Radio y Onda Cero y Hoy por hoy, Hora 25 y en la sección La Tertulia de los Martes del programa vespertino La Ventana de la Cadena SER. En julio de 2011 fue despedido de la emisora y en los últimos años colaboraba en Radio Euskadi, ABC Punto Radio y Canal Sur.

También se hizo un hueco en televisión y se convirtió en uno de los rostros más populares en los años 90: El ruedo (Telemadrid), El programa de Hermida (1993), el reality show titulado Confesiones o el espacio Cruz y Raya, dentro de Informativos Telecinco, entre muchos otros, como los programas La mirada crítica, de Telecinco, y 59 segundos, de TVE, sus últimas apariciones.

Carnicero estuvo muy vinculado a la política durante los últimos años de la Dictadura franquista y la Transición, y formó parte del Partido Carlista integrado en la Junta Democrática de oposición al régimen. Considerado a sí mismo como "de izquierda y en estado de rebeldía", su entorno lo recuerda como un hombre "con un carácter desbordante y tremendamente generoso. No quería nada para sí. Todo lo que tuvo lo utilizó para exprimir la vida al máximo, sin importarle si a él le quedaba algo", ha dicho Luis Díaz Güell, de la APM.

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