Lo que parecía una anécdota surrealista en el universo del marketing de celebridades ha abierto un nuevo capítulo en la discusión sobre los límites del deseo, el consumo y el espectáculo mediático. Y como siempre, Ana Rosa Quintana no se ha quedado callada y ha vuelto a regalarnos un momento a tener en cuenta. El programa de Ana Rosa Quintana se ha hecho eco de una de las noticias más virales de los últimos días: la actriz Sydney Sweeney, conocida por sus papeles en Euphoria o Cualquiera menos tú, ha puesto a la venta un jabón fabricado con el agua de su baño, como ya recogimos, en una edición limitada de 5.000 unidades.
El producto, que cuesta siete euros, se presenta como una mezcla entre estrategia de marketing provocador y fetiche para fans. "Es mi agua de baño de verdad. Quiero que los hombres empiecen a cuestionar los productos de cuidado personal convencionales", dijo la propia actriz en la campaña promocional que ha encendido las redes sociales.
Durante la tertulia de la mañana, Ana Rosa no se ha mordido la lengua. Al abordar la noticia con sus colaboradores, entre ellos Máximo Huerta, no ha ocultado su asombro e indignación: "¿Esta señora necesita ese dinero para hacer esa guarrada?", preguntó, visiblemente incrédula. Huerta, por su parte, no se quedó atrás y lanzó una frase cargada de ironía: "Está a cero coma de vender las bragas usadas".
El debate sobre este tipo de productos excéntricos —que parece mezclar deseo, morbo y consumo— derivó hacia el terreno del absurdo cuando recordaron casos similares en el pasado. Como el de Gwyneth Paltrow, quien en 2020 lanzó una vela con olor a su vagina a través de su marca Goop, o Kate Moss, que diseñó copas de champán basadas en el molde de su propio pecho izquierdo.
Ana Rosa no pudo evitar expresar lo que muchos espectadores seguramente estaban pensando desde sus casas: "Hay más tontos que botellines", comentó con tono ácido. La conversación, que oscilaba entre la risa nerviosa y la incredulidad general, terminó en una reflexión más profunda por parte de la presentadora: —"Creo que están buscando un sexo oscuro a través de los sentidos", sentenció, refiriéndose al uso del cuerpo femenino como reclamo olfativo, visual y ahora, aparentemente, táctil.
El tema ha generado gran controversia en redes sociales, donde se acumulan comentarios entre el humor, la crítica al marketing desmedido y la fetichización de las celebridades. Algunos usuarios han aplaudido la originalidad de Sweeney, mientras que otros consideran que se ha cruzado un límite en la cosificación del cuerpo.
La línea entre la provocación artística, el negocio excéntrico y el mal gusto parece cada vez más difusa. ¿Estamos ante una nueva forma de expresión postmoderna o simplemente ante una campaña con el único objetivo de alimentar titulares y carritos de compra?
Lo cierto es que, a siete euros la pastilla, los jabones con el ADN de Sydney Sweeney se están vendiendo como pan caliente. Aunque para Ana Rosa y sus colaboradores, esto es simplemente "una guarrada con envoltorio glamuroso".