El Benidorm Fest de este año ha estado marcado por grandes favoritos, entre los que destaca la artista de Chica Sobresalto, la exconcursante de Operación Triunfo 2020 Maialen. Muchos fueron los que la siguieron en redes sociales para apoyar su propuesta en el certamen, aunque finalmente no pasó de semifinales.
Ahora su nombre vuelve a resonar tras el comunicado que han hecho público en redes sociales las bailarinas que la acompañaron en su puesta en escena en Benidorm. En dicho escrito, aunque no dan nombre de la artista, denuncian el trato recibido y un "incumplimiento de contrato".
María Pizarro, María José Arcas Mouliaá y María Gomis son las artistas que han compartido la carta en una publicación compartida de Instagram. Destacan la precariedad del sector y lamentan que este no sea un caso aislado. El objetivo era "poner el foco en las prácticas que se llevan a cabo en entornos laborales artísticos y que perpetúan la precariedad y el trato injusto hacia los trabajadores" para así "dar visibilidad y evitar que estas situaciones se repitan".
"Somos tres bailarinas contratadas para acompañar a una artista en un concierto de televisión que consta de dos fases (semifinal y final) y se celebra fuera de Madrid", comenzaron las tres bailarinas.
"La artista en cuestión nos contacto nos contactó como cuerpo de baile para su participación en un concurso", sigue el comunicado diciendo que las condiciones estaban claras: "un sueldo base, disponibilidad completa con permanencia en la localización durante las dos semanas que dura el concurso (independientemente de nuestro pase a la final), alojamiento individual -solo para los artistas- y dietas cubiertas por la organización".
Han detallado que "el resto del equipo se alojaría en un Airbnb" y "en ningún caso" se les plantea "la posibilidad de que pudiera darse una situación alterna a estas condiciones". Además, puntualizan que "por parte del equipo de la artista no había mucha claridad en cuanto a altas, contratos y pagos ni una comunicación fluida".
La primera semana del concurso, indican, hubo una convivencia "agradable" y se llegó a crear un "vínculo personal entre todos los integrantes". Los problemas comenzaron al día siguiente d ela actuación: "Tras no ser clasificadas para la final, nos llega un mensaje en el que se nos informa de que tenemos que abandonar nuestras respectivas habitaciones cuatro días antes de lo acordado y volver a Madrid de forma inminente y sin ninguna alternativa".
"La justificación es que 'ya no tenemos nada más que hacer allí' y que necesitan nuestros alojamientos y dietas para el resto del equipo, aludiendo a razones económicas totalmente ajenas"
Debido a que se había "incumplido lo acordado", las tres quisieron abordar el problema de manera directa para pedir explicaciones y "proponer alternativas que favorezcan a ambas partes". La respuesta fue rotunda: "La artista nos comunica que, por deseo propio, ha decidido que serán los miembros de su banda quienes pasarán a ocupar nuestras respectivas habitaciones y consumirán nuestras dietas, con el argumento de que tienen que trabajar en su próximo concierto, ajeno totalmente a nosotras y al evento en sí".
Después de esto enviaron un "e-mail formal" para preguntar por varios aspectos como "alta en la Seguridad Social" o cuanto iban a cobrar. No recibieron respuesta hasta pasados cinco días. Las bailarinas lamentan estas prácticas "habituales" en su sector: "Un montón de buenas intenciones o unos ideales determinados no garantizan nada ni pagan las factura de absolutamente nadie. Es necesario abandonar esta visión idealizada que construye la profesión a través de ilusiones, 'brilli brilli' y palabrería".
La indignación de las bailarinas y la respuesta de Maialen
Horas después de que se hiciera pública la denuncia en redes, la artista compartió en su Instagram una reflexión sobre lo que había pasado en la que tenía claro que, tras lo acontecido, "no voy a convencer a nadie de que no soy una mierda de persona".
En su comunicado apunta que "llevo unos cuantos años trabajando en esto, siempre lo mejor que puedo. Por supuesto me equivoco y peleo cada día por subsistir en esta industria", comienza explicando que en estos momentos se encuentra "sobrepasada" por todo esto.
"Se aprobó un presupuesto y por supuesto se pagó lo acordado, cosa que no se puso en duda en ningún momento. Estuve durmiendo fuera del hotel para que todas tuvieran habitación individual. Cuando termina el trabajo en el Benidorm pregunté si teníamos que quedarnos allí y me comunicaron que yo sí, pero que las chicas podían volver. Decidí quedarme con mi banda, hacer uso de las habitaciones y dietas que me correspondían para trabajar en el concierto, canciones y producciones que teníamos por delante".

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