La reina del melodrama y de los pasionales enfrentamientos televisivos, Joan Collins, quien ha sido considerada un pilar del glamour de Hollywood, se adentra en un terreno completamente nuevo: el de la realeza. A sus 91 años, la icónica actriz británica ha aceptado un desafío monumental: interpretar a Wallis Simpson, la duquesa de Windsor, en un biopic titulado The Bitter End, que seguirá los últimos años de vida de esta figura tan controvertida como fascinante de la historia de la monarquía británica.
Collins, célebre por su rol de Alexis Carrington en la mítica serie Dynasty, un personaje que encarnó la esencia del glamour y la maldad en los años 80, se enfrentará ahora a un personaje real que también ha quedado marcado en la historia por su relación con la Corona británica y por su propio estilo desafiante: Wallis Simpson, una mujer estadounidense que cautivó el corazón del rey Eduardo VIII y que, a su vez, fue la causa de una de las crisis más grandes en la monarquía británica.
Simpson, cuyo amor por el entonces príncipe de Gales llevó a la histórica abdicación de Eduardo VIII en 1936, se convirtió en un personaje tan fascinante como polémico. Su relación con Eduardo, que arrastró a la familia real británica a una crisis sin precedentes, y su estilo de vida de lujo y ostentación, siempre estuvo envuelta en rumores y escándalos. Su figura fue vista tanto como una amenaza para la institución real como una mujer visionaria que se atrevió a desafiar las convenciones de su tiempo.
El biopic de Collins, que comenzará a filmarse en mayo, coincidiendo con el 92º cumpleaños de la actriz, promete arrojar una nueva luz sobre los últimos años de Wallis Simpson, una etapa marcada por la reclusión, la decadencia y la lucha por mantener su dignidad en medio de los juicios de la sociedad y de la familia real. La película será la ópera prima de un nuevo estudio cinematográfico fundado por John Gore, un galardonado productor de Broadway que, con su visión, espera dar forma a una producción de gran calado.
En declaraciones a la prensa, Joan Collins expresó su entusiasmo ante este nuevo proyecto, asegurando que se siente "emocionada por el desafío de interpretar a esta mujer icónica en una historia hasta ahora no contada". La actriz, siempre aclamada por su presencia en pantalla y su dominio del drama, se enfrenta ahora a un personaje que, aunque distante en tiempo y contexto, comparte con Alexis Carrington esa capacidad de desafiar las normas y enfrentarse a la crítica implacable. No es la primera vez que Collins se mete en la piel de una mujer compleja y llena de contradicciones. En su vasta carrera, la actriz ha sido reconocida por interpretar personajes que oscilan entre la ternura y la maldad, y este nuevo reto, en un contexto histórico tan distinto, supone una de las pruebas más delicadas de su carrera.
La historia de Wallis Simpson está llena de episodios oscuros y polémicos. Su relación con Eduardo VIII fue objeto de críticas feroces desde el principio. La familia real británica y el gobierno británico de la época hicieron todo lo posible por desacreditarla, acusándola de ser una mujer ambiciosa y corruptora, incluso llegando a difundir rumores sobre su vida personal, como el infame "China Dossier", que afirmaba que Simpson había aprendido una técnica sexual denominada "El agarre de Shanghái" durante sus viajes a China. Estos rumores, tan extravagantes como maliciosos, apuntaban a una mujer que había seducido al príncipe de Gales y que, con su amor, había conseguido el poder de una manera que ponía en peligro la estabilidad de la monarquía.


El amor de Eduardo VIII y Wallis Simpson, a pesar de todos los obstáculos y la oposición feroz de la corte real, prevaleció. El rey abdicó en 1936, cediendo el trono a su hermano Jorge VI para poder casarse con ella. Su historia, aunque llena de pasiones y sacrificios, también estuvo marcada por la tristeza y la soledad. Tras su matrimonio, la pareja vivió exiliada en Francia, donde, en la Villa Windsor, Wallis continuó siendo objeto de la crítica pública, mientras Eduardo VIII adoptaba el título de duque de Windsor.
La vida de Simpson, lejos del brillo de la corona, estuvo marcada por la tragedia. Tras la muerte de su esposo en 1972, Wallis vivió sus últimos años en la sombra, aquejada de demencia y recluida en su residencia. En 1986, falleció a los 89 años debido a una neumonía bronquial. Tras su muerte, fue enterrada junto a su marido, en el castillo de Windsor, con el permiso de la familia real, como un símbolo de la reconciliación final entre una mujer y la monarquía que una vez la rechazó.
En este contexto, The Bitter End promete explorar la parte más oculta de la vida de Wallis Simpson, una mujer cuyo amor rompió una monarquía pero también sufrió la condena de la misma institución que, tras su muerte, le ofreció la paz en su tumba. Collins, conocida por su capacidad para interpretar personajes de gran complejidad emocional, se enfrentará a un reto mayúsculo al dar vida a esta mujer de contradicciones, ambiciones y pasiones desbordadas. La actriz, quien ha sido una de las grandes figuras de la televisión y el cine, cuenta con una trayectoria impresionante, desde su época dorada en Hollywood hasta su consagración definitiva como Alexis Carrington en Dynasty. Su capacidad para transmitir glamour y poder, así como su astucia para construir personajes inolvidables, la convierte en la candidata ideal para encarnar a Wallis Simpson, una mujer que también dejó una huella imborrable en la historia.
La película, que se estrenará en los próximos años, marcará un nuevo hito en la carrera de Collins y ofrecerá a los espectadores una visión fresca y reveladora de la duquesa de Windsor, una de las figuras más fascinantes y controvertidas de la monarquía británica. Con su experiencia en el drama y el melodrama, Collins tiene todo lo necesario para hacer justicia a una historia que sigue siendo, a día de hoy, un relato de amor, poder y escándalo. Así, The Bitter End no solo será un biopic de una mujer que desafió todas las convenciones, sino también un homenaje a la reinvención y la supervivencia de una figura que, aunque apartada del centro del poder, nunca dejó de estar en el ojo público.
Como en los mejores melodramas de su carrera, Collins se prepara para dar vida a una historia que, aunque ya escrita, nunca deja de sorprender. Y, como en los giros más inesperados del destino, la reina de la pantalla se adentra en un nuevo reinado: el de una duquesa que, al igual que ella, dejó su impronta indeleble en la historia.