Tiene 30 años cumplidos en junio. En lo mejor de su apacible existencia para un chaval apuesto, deportista, con buena salud, con posibles y con toda la vida por delante. Pero, de repente... ¡Click! Un cable se le cruza, un desconocido para muchos de los suyos, una relación presuntamente motivada más por la ambición del chef que por sus gustos personales. Entonces llegó el horror: el asesinato de Edwin Arrieta, el colombiano con quien Daniel mantenía una relación íntima pero también profesional, una relación tormentosa: entre la pasión, el dinero, los celos y las amenazas. "Daniel Sancho no era capaz de asumir que su familia, sus amigos y sus amigas supieran que era el amante de Edwin Arrieta". Son las palabras de uno de los íntimos amigos del español que esta semana ha sido condenado a cadena perpetua en Tailandia por el asesinato del médico colombiano, uno de los últimos que estuvo con él de vacaciones en Formentera apenas unos días antes de que viajara al sudeste asiático para, según les dijo, perfeccionar su muay thai.
Con el hijo de Rodolfo Sancho, nuestro informador compartió juergas, baños, copas y un barco en julio de 2023, "una semana maravillosa" que ahora recuerda con horror. La inmensa mayoría de los amigos de Daniel Sancho, incluidos los que estuvieron con él en Baleares en aquel penúltimo viaje, han borrado de sus redes cualquier pista o vestigio de su amistad. Quieren borrar de su vida a Daniel. Igual que una chica que estuvo con él en aquellos días o que Laura, su novia "formal" antes de que lo dejaran semanas antes del verano de 2023. "No me va a esperar ni debe. Que sea feliz y siga con su vida", escribió Daniel en uno de sus últimos mensajes.
Todos los conocidos de Daniel quieren, y tal vez podrán, tratar de borrar en mayor o menor medida unos recuerdos que les hacen sentir mal. Otras cosa es su familia. Su madre, su abuela Noela, de avanzada edad, su padre. Ellos ni quieren ni pueden evadirse ni por un segundo de una pesadilla que es real. Silvia Bronchalo, la abuela Noela Aguirre y Rodolfo Sancho tienen que vivir con esa tragedia ahí fuera pero también la llevan dentro.
La tragedia de que el ser que tanto quieren vive encerrado en el infierno, atrapado sin remedio en un mal sueño que no es tal, que es real. Casi aislado, hacinado, pasando necesidades, durmiendo en el suelo, por turnos, expuesto a enfermedades, a humillaciones, a violencia. Y lo más probable es que viva así durante muchos años. Tal vez durante toda su vida. Pero queda un hilo de esperanza. A eso quieren y deben agarrarse. Recursos, traslados a España, posibilidad de proporcionar a Daniel algo de calidad de vida dándole dinero para reducir en lo posible la tortura diaria de vivir en el infierno. Tal vez una comida caliente. Tal vez un protector que garantice su seguridad. La corrupción es endémica y un puñado de dólares pueden ayudar.

"Ahora mismo estoy destruido, la verdad": Rodolfo Sancho se expresa así de contundente y sincero en el documental sobre su tragedia. Una entrevista que concedió para tratar de compensar los terribles gastos que supone asistir a Daniel en Tailandia, pagarse los viajes, la estancia, los abogados y vaya usted a saber qué más. Porque en las cárceles tailandesas, donde la corrupción campa a sus anchas, tener dinero puede marcar la diferencia entre vivir o morir.
Distinto pero no menos espantoso si cabe es el dolor de la familia colombiana Arrieta Arteaga. Asesinaron y descuartizaron al cirujano plástico Edwin Arrieta y Daniel esparció trozos de su cadáver, que previamente había despedazado, por distintos lugares, incluido un vertedero. Eso cree el juez que condenó al español.
El magistrado del Tribunal Provincial de Samui, al sur de Tailandia, comenzó a leer el fallo que ya ha cambiado la vida de Daniel y de sus padres, a las seis menos cinco de la mañana, hora peninsular. Una hora después supimos que la condena había sido reducida de la pena de muerte a la cadena perpetua porque el acusado se había declarado culpable al principio y colaboró con los agentes en el esclarecimiento de los hechos.

Daniel ingresó en prisión preventiva en la cárcel de Koh Samui hace un año pero este viernes fue trasladado a la prisión de Surat Thani, un infierno en el que Daniel Sancho Bronchalo lleva ya 48 años, tal vez las peores de su vida hasta el momento. Porque la vida de este joven había sido un camino de rosas hasta ahora por lo que sabemos, con más ventajas materiales que emocionales, ero siempre arropado por su abuela, a mujer con la que vivía desde hace años.

Nació el 11 de junio de 1994 en Madrid. Sus padres eran unos críos de 19 y 18 años. Rodolfo y Silvia querían ser actores y luchaban por ellos. El hijo de Sancho Gracia había vivido muy bien gracias a los buenos dineros ganados por su padre, que enganchó series como Los Camioneros (1973) y sobre todo Curro Jiménez (1976).

El propio Rodolfo demostró pronto su buen hacer como actor y siguió los pasos de su padre, lo cual le proporcionó unos cachés que le permitían vivir con comodidad. Al salir de clase (1997-1999) fue uno de sus primeros éxitos y aunque era una serie coral, el hijo de Sancho Gracia empezó a tener dinero suficiente como para criar muy bien a su hijo sin la ayuda que le prestó al principio su padre.

Patrimonio gracias a protagonizar series como Los Camioneros o Curro Jiménez
Dos áticos con terraza de casi 300 metros son una muestra del patrimonio que Sancho Gracia logró amasar en décadas de éxitos gracias a sus dotes como galán, uno de los más reconocibles de su generación. Fue allí donde Daniel Sancho empezó a amar las buenas viandas en general y en concreto la carne de calidad bien cocinada, como lo saben hacer mejor que nadie los uruguayos, una maestría que su abuela Noela, la mujer de "Curro Jiménez", hija del político del Partido Nacional de Uruguay Gonzalo Aguirre. Ella y su marido importaron de Montevideo las sabrosas barbacoas familiares de los fines de semana. Eso cambio cuando falleció Sancho Gracia por culpa del tabaco. Un cáncer de pulmón se lo llevó con 75 años. Había nacido en Madrid, el año que empezaba la Guerra Civil, y su familia se exilió en Uruguay, donde pasó sus primeros años. Tal vez, la gran afición culinaria de su abuela y su abuelo, llevó a Daniel a escoger para sus estudios (después de intentos fallidos de hacer ADE) el mismo camino que Tamara Falcó: la carísima escuela Le Cordon Bleu (6.350 euros) para obtener el Grand Diplôme de Cocina y Pastelería, que vale 45.000 euros.

Cuando falleció Sancho Gracia, su hijo Rodolfo llevaba ya cinco años separado de la madre de Daniel. Casi tres lustros estuvieron juntos, aunque su relación fue intermitente, el actor y Silvia Bronchalo aguantaron casi tres luestros. El niño tenía 12 añitos. De su época de colegio, dicen que Daniel era "narcisista y arrogante". Compañeros de aquella época han hablado de él: "Nos sorprendió y flipamos con que se viese envuelto en un descuartizamiento, pero no nos sorprendió que estuviese envuelto en un lío", confesaron en un especial de Cuatro.
La cuestión es que, por razones nunca aclaradas, Daniel se quedó con su padre, aunque nos eso cambió cuando Rodolfo se enamoró de Xenia Tostado, madre de su hermana Jimena, y se marchó a Fuerteventura en 2016, donde posee una casa junto al mar y practica el surf. Rodolfo empezó su relación con la madre de su hija tras conocerse durante el rodaje de la película Cuba libre, en 2005. Daniel tenía 11 años. Se trasladaron a un piso en Arturo Soria.

De facto, Daniel vivía en Madrid, con su abuela Noela. Silvia Bronchalo no prosperó como actriz pero es analista de inversiones en el sector de seguros, en MAPFRE. Daniel salía, entraba, viajaba y sobre todo comía en restaurantes con una, dos y tres estrellas michelín más de una vez a la semana. Su afición por la buena cocina fue a más pero lo que más le gustaba era comérsela. Cuentan que Rodolfo le pasaba más de tres mil euros al mes para sus gastos. O sea, que podía vivir sin dar un palo al agua, porque tampoco pagaba piso ni alquiler, ya que vivía con su abuela. Además, Laura, quien fue su novia durante cinco años, es una persona de familia muy rica, cuya familia posee una de las cadenas de concesionarios de coches de lujos más importantes. El trabajo de Rodolfo Sancho, con rodajes en Asturias, Almería y grandes espacios de tiempo en Fuerteventura, alejaron físicamente a Daiel de su progenitor, pero Rodolfo siempre ha estado ahí. Y si le hacía falta algo, se lo compraba. Por ejemplo, quiso un coche, tuvo un capricho de un Jeep (naranja), y se lo compró. No era un coche caro. Las pasiones de Daniel han sido la cocina cara (la buena cocina), viajar, salir y ligar. No era de borracheras exageradas, aunque sí era "bastante broncas" en las colas de los garitos vips, y "chulito" a veces con los puertas. También era habitual verle en el cine, como hijo y nieto de actor. Pero sobre todo Daniel dedicaba mucho tiempo al boxeo, muay thai, surf y esquí y cualquiera con raqueta, como tenis o paddle.

Rodolfo Sancho ha mostrado entereza pero no es sencillo gestionar la situación de un hijo condenado a cadena perpetua en Tailandia. Además, de la tragedia y el coste emocional, el actor de La Señora ha tenido que invertir ingentes cantidades de dinero en asistir y defender a su hijo, razón por la cual se prestó a intervenir en la docuserie de Max El caso Sancho, producida por Cuarzo, la misma empresa que hace Supervivientes, el desaparecido Así es la vida o La Roca. En abril se estrenó el primer episodio y este viernes 30 de agosto, un día después de la lectura de la sentencia, se anunciaba el adelanto de los próximos capítulos. Los nuevos testimonios incluyen el de Darlin, la hermana de Edwin Arrieta. Rodolfo Sancho volverá a aparecer. "Estoy destruido, ahora mismo, la verdad", asegura el actor cuando le preguntan por el duro momento en el que su hijo le comunica el asesinato. "Él estaba muy alterado. 'Ha ocurrido esto, lo siento, lo siento...', llorando, llorando...", señala el actor. Su participación fue impactante.
Era la primera vez que el actor se pronunciaba sobre el caso frente a una cámara. Sancho defendió a ultranza la inocencia de su primogénito y calificó de "pelea y accidente" lo sucedido: "Me da lástima que haya un fallecido, pero yo tengo la perspectiva de que aquí hay dos víctimas", dijo. "Sin duda, hay un fallecido, y eso es terrible. Quiero que la verdad salga y, a partir de ahí, todos tendremos que manejar nuestras sensaciones y sentimientos, pero por supuesto me humanizo con la familia del fallecido", declaró. No contemplaba la posibilidad de que a su hijo se le impusiera cadena perpetua: "El concepto de cadena perpetua lo tengo eliminado de mi cabeza. Tenemos la ilusión de que lo declaren no culpable". Se equivocaba.