Televisión

Carlota Corredera acusa a Mediaset de intentar sobornarla con un programa si renunciaba a sus principios

  • Denuncia que le ofrecieron un contrato de cadena si se dejaba sus opiniones al entrar en el plató
  • Fue una de las más firmes defensoras del relato de Rocío Carrasco durante las 27 entregas del docudrama
  • Intervino este viernes en La cena de los idiotés, en la Cadena Ser
Carlota Corredera

La ex presentadora de Sálvame, en unas explosivas declaraciones, señala a Mediaset (sin nombrarla) por tratar de amordazarla o querer convertirla en un "busto parlante". Hay más: denuncia que le ofrecieron un contrato de cadena si se dejaba sus principios al entrar en el plató. Carlota Corredera, eso sí, disfraza los cañonazos situando su discurso en el marco del humor, dentro del espacio de la cadena Ser La cena de los Idiotés, y reiterando que ella habla de una situación hipotética. Pero es tan evidente el destino de sus dardos que negarlo sería un insulto contra la inteligencia de las personas. Corredera deja a Mediaset a los pies de los caballos pues la descripción de la periodista coincide punto por punto y de forma inequívoca con su historia o al menos con la versión que a gallega tiene de lo sucedido.

Podría decirse aquello de que Carlota Corredera (Vigo, 21 de julio de 1974) ha tirado la piedra y ha escondido la mano si no fuera porque la pedrada es contundente y a mano abierta, por mucho que la gallega sitúe formalmente su relato en un mundo hipotético, pero tan coincidente con su verdadera situación personal que no deja lugar a dudas. Es más, con este pueril disimulo, Corredera añade a su denuncia la ironía y hasta el cinismo, una especie de comodín formal tal vez para evitar supuestas implicaciones legales.

Carlota fue fundadora y luego presentadora de Sálvame, un éxito de audiencia que marcó un estilo, una época y puede que hasta un modelo de negocio, y que sin duda ofreció durante casi tres lustros momentos momorables para la historia reciente de la televisión. Pero un magacín que también descendió a menudo a los infiernos del entretenimiento más rastrero, haciendo daño a muchas personas para alimentar la máquina de picar carne y sostener la audiencia a bajo precio para llenar en último término las arcas de los Berlusconi y de los productores del invento. Gracias al Sálvame del que Carlota Corredera formó parte, guiñoles que no tenían nada que perder se convirtieron en armas de destrucción másiva contra las buenas formas. Sálvame nos hizo compañía, nos divirtió, nos informó y nos entretuvo, a veces con el ingenio y en ocasiones hasta la genialidad de sus conductores y creadores. Pero también normalizaron el lenguaje más agresivo; hicieron de la violencia retórica un ingrediente diario de la televisión, actuaron como jaurías de linchadores contra enemigos y enemigas y devoraron a sus presas usando a las personas como combustible para alimentar la máquina de la audiencia. Por no hablar de las cuchilladas internas o de la conducta de los responsables con los juguetes rotos cuando ya nos les servían para levantar el share.

Carlota Corredera es capaz de defender una cosa y la contraria con naturalidad

Desde que el pasado 5 de mayo desvelamos en primicia que el universo Sálvame desaparecía de la pantalla, los dueños del chiringuito, y grandes beneficiarios materiales del lucrativo invento, han tratado de convertir aquel paradigma de la telebasura en un formato de culto, evocando los momentos divertidos del formato, canonizando Sálvame y sus satélites, pintando el universo de La Fábrica de la tele como si hubieran ejercido de abanderados de la libertad guiando al pueblo, paladines de valores como la igualdad y contra la violencia de género. Pero la realidad es que muchas mujeres, algunas de ellas famosas, sufrieron el escarnio de estos golfos apandadores disfrazados de héroes.

Carlota Corredera no tuvo reparos en participar en programas que amargaron las vidas de muchas mujeres, con ataques que fueron mucho más lejos de lo que justifica la libertad de expresión. Ahora Carlota ha cargado contra Mediaset, dejándoles como unos monstruos amorales que están en contra de la igualdad, el feminismo, las víctimas de la violencia de género o cualquier cosa por la que ella actualmente se rompe la cara. Sí, actualmente, porque cuando en Sálvame, con ella de directora y luego de presentadora, humillaban a las invitadas, las calificaban de mujeres de vida alegre, las llevaban al plató para ridiculizarlas y enfrentarlas a sus agresores, ahí, ella, Carlota Corredera, la abanderada del feminismo y de la defensa de los derechos de la mujer, no solo callaba y miraba para otro lado, sino que empujaba a sus colaboradores a que siguieran haciendo sangre y mofándose de la fémina de turno.

Corredera ha acusado a Mediaset de tratar de amordazarla y querer convertirla en un "busto parlante", de proponerle un programa y un contrato de cadena de muchísimo dinero (después de despedirla) a cambio de que se guardara sus opiniones y dejara sus principios fuera del plató. Ella sostiene que dijo que no, aunque después de su salida volvió para presentar ¿Quién es tu padre? Otra cosa es que la audiencia decidiera apagar la televisión cuando ella aparecía y el programa durara tres días.

Carlota es capaz de defender una cosa y la contraria con naturalidad. La periodista denuncia escondiendo la mano, parapetada en el humor y la hipótesis. Recurriendo a una burda estratagema para acusar sin ser acusada, parecida a la que a veces utilizaban en Sálvame. Para decir una cosa mientras hace otra. Corredera, que escribió un libro animando a todo el mundo a adelgazar porque la obesidad era la pandemia del siglo XXI, recuperó las decenas de kilos que perdió, y entonces se dedicó a vender que no hay que preocuparse por los kilos de más, que la gordura es bella, y que hay que ser feliz siendo gordo y que no pasa nada por estar gordo.

Pero lo mejor es que juzguen ustedes mismos y saquen sus propias conclusiones. A continuación les ofrecemos el testimonio completo de la periodista que se convirtió en la presentadora estrella de Telecinco junto a Jorge Javier Vázquez, que presentó Rocío, contar la verdad para seguir viva, docudrama que polarizo la sociedad española, y que posteriormente fue despedida de Mediaset. La propia Cadena Ser recoge así su intervención:

"Tú eres la presentadora estrella y de repente...": Carlota Corredera plantea su dilema y es imposible no pensar de qué habla realmente"

"Este es un dilema que tiene que ver con una mujer que es periodista. Ella es presentadora de televisión, tiene una carrera meteórica… Es una persona que es muy conocida. De pronto la conoce todo el mundo. Sale en revistas, en redes… Es una persona que es apasionada y que genera pasiones. Hay gente a la que le gusta mucho esa presentadora y gente que realmente la odia. Ella va presentando programas, va creando su carrera, va forjando su carrera profesional como presentadora y de repente le dan un programa. Le ofrecen presentar un programa que es muy controvertido, un programa que además tiene que ver con la violencia de género y este programa crea una polarización brutal en la sociedad y también en la cadena en la que ella trabaja. Se lía muy parda. Ella decide posicionarse claramente con la igualdad, el feminismo, las víctimas de la violencia de género… El programa termina, pero durante meses sigue habiendo polarización… la cosa sigue coleando… Y un buen día la llaman para decirle que la cadena prescinde de sus servicios como presentadora. Esta presentadora deja de tener ese foco, deja de tener esa visibilidad que tenía… Sigue haciendo periodismo en sitios más pequeñitos, y hace su travesía en el desierto. Pero, de pronto, recibe una llamada de la misma cadena que había prescindido de sus servicios y le dicen 'queremos reunirnos contigo, tenemos algo que contarte'. Se reúnen con ella y le plantean la siguiente oferta. Le dicen 'hemos pensado seriamente en recuperarte como presentadora, creemos que eres un valor de nuestro grupo. Te vamos a ofrecer unas condiciones muy buenas'. Esta persona está más cerca de los 50 que de los 40. Y le hacen una oferta jugosa económicamente, con un buen contrato de cadena que le asegura una estabilidad… Algo que nunca le había pasado… Ella, mientras le estaban haciendo esa propuesta, sabía que había truco. Y el truco es que, además de esas maravillosas condiciones y de que apuestan por ella a muerte, tiene que cumplir con una cláusula y que la tiene que firmar. Y que eso es innegociable. Y la cláusula dice que esa presentadora tendrá que dejarse sus principios fuera del plató, en la puerta, porque tiene absolutamente prohibido opinar, defender o tratar cualquier tema que tenga que ver con igualdad, violencia de género o feminismo… que esa persona se tendrá que dejar sus principios antes de entrar en el plató y ser un busto parlante, que la valoran mucho como profesional pero que no les interesa su opinión ni su defensa de los derechos humanos ni su lucha por la igualdad, ni su compromiso como periodista, porque esta persona entiende el periodismo como un compromiso. Entonces le dicen si quieres este contrato de cadena esta es la cláusula" ¿Y tú qué hiciste?" le pregunta el conductor del podcast, Aimar Bretos. "Dije que no", responde ella. Para luego, rápidamente, esconder la mano: "Dije que no en la ficción". "No, no… A ver, por favor… O sea, por favor, que ya me veo los titulares de los digitales… Esto es un dilema ficticio. Es ficción, es ficción…".

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