Hay gente de determinada edad que vería las Campanadas en TVE aunque las presentaran Puigdemont, Rubiales o el policía tailandés con pinta de corrupto que salía en las noticias de Daniel Sancho. Porque somos animales de hábitos y las seguíamos en el primer canal de la televisión pública desde cuando solo había dos cadenas y una se llamaba UHF.
Pero esa ventaja de TVE deberían aprovecharla al máximo los mandamases de turno y volcarse en el clasicismo clientelar en lugar de innovar y poner a gente tan simpática y original como las fabulosas Ana Mena y Jennifer Hermoso, excelentes profesionales cantando y dando pases en el campo, respectivamente. Menos mal que al menos los responsables de RTVE mantienen ese vestigio del pasado y aciertan dejando en el trío que llevan a la Puerta del Sol a Ramón García, que es un hombre nacido para presentar las Campanadas, además de Grand Prix y ¿Qué apostamos?
Cuando le vi en persona por primera vez en persona estaba sustituyendo a a Mayra Gómez Kemp en La Ruleta de la Fortuna. Ramontxu no había cumplido los 30 años, era un jovencito, y tenía la misma pinta de ser perfecto para presentar las Campanadas que ahora.
A Anne Igartiburu le pasa lo mismo. Pero por lo que nos cuentan había que castigarla por ser un poquito pesada y por ser infiel a la cadena que la cobija con otros canales de la competencia. Pero al final los que perdemos somo los clásicos. Será cuestión de corrección política, de postureo, de cuota generacional.
Es de suponer, teniendo en cuenta los últimos datos de las Campanadas en años recientes, que gane la partida el número del vestido o desnudo o lo que haga Cristina Pedroche, a no ser que Ramonxu y sus compañeras en el set del kilómetro cero madrileño hagan la competencia a la mujer del cocinero más estrellado de España y salgan en bolas. Pero no es lo que han dicho, o sea, que no creemos que eso vaya a ocurrir.
Del resto de cadenas no vale la pena ni decir quién está porque serán, con todos los respetos, puros comparsas residuales que solo serán vistos por familiares, frikis, despistados y demás espectadores accidentales.
