La radiografía de la cobertura televisiva de la investidura de Pedro Sánchez, con la contestación de Feijóo y y demás grandes momentos del día, nos lleva a varias conclusiones: ni a Telecinco ni a Ana Rosa Quintana les funciona la política, y este miércoles la periodista marcó un mínimo (7.1%) pero es que su cadena, arrastrada por el prime time de Pedro Piqueras, no llegó a al 8%. En cambio, La Sexta se quedó a solo tres décimas del principal canal de Mediaset.
El problema es la marca, más allá del dato de audiencia. La clientela de La Sexta es fan de la política, mientras que la de Telecinco es fan del entretenimiento. Pero es que Ana Rosa no puede extrañarse de que un público que lleva década y media acostumbrado a buscar en la tarde de Telecinco el colorín, la bronca. la frivolidad, el acompañamiento y, si quieren, hasta la ordinariez de Sálvame y sus secuaces, de repente se quede entusiasmado con las filípicas del tipo de: "Señor Sánchez, nadie necesitaba esta amnistía salvo 400 imputados por diferentes causas", como dijo Ana Rosa. No es lo mismo que lo diga Vicente Vallés. Porque mañana a Vicente Vallés no va a montar un debate sobre si Genoveva Casanova y Federico de Dinamarca pasaron su noche madrileña leyendo a Hamlet.
Y no es que no tenga razón Ana Rosa, es que que la clientela de Telecinco busca ahí otra cosa y no programas políticos que advierten a Sánchez de la barbaridad que está perpetrando: "Le auguramos ya una legislatura bronca y complicada", decía Ana Rosa Quintana". Pero a ella, nos tememos, también le viene una 'legislatura' complicada.
Ciento que un programas como Más vale tarde, en La Sexta, tampoco funcionaron bien. Sin embargo La 1 recoge buenos frutos con la gresca, igual que Wyoming. Analicemos la jornada informativa: La1 arrasa durante la emisión del discurso de Pedro Sánchez y la segunda parte de la sesión en horario vespertino deja en mínimo histórico a a Ana Rosa, que duró una hora menos de lo habitual. El desastre llega de la mano de Pedro Piqueras, que actúa en prime time como si estuviera en La 1. El batacazo es de tal calibre que puede costarle a Telecinco perder la segunda plaza en noviembre en favor de La 1, si en la segunda mitad del mes no se pone las pilas.
Martes histórico
Se desayunaba este martes histórico la tensión en torno al Congreso de los Diputados, bunkerizado policialmente tras las noctámbulas algaradas previas de la ultraderecha cerca de la sede socialista sita en la madrileña calle Ferraz. Las televisiones se apostaban ante los leones de la Cámara Baja, punto caliente informativo del otoño al inicio de una sesión de investidura que, previsiblemente, desembocará este jueves en el nombramiento de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, ya sin la coletilla de 'en funciones'.
Los alérgicos a la política perdían este miércoles las recetas de Karlos Arguiñano, el capítulo diario de La promesa o magazines como Mañaneros, que se hacía a un lado para dar cabida a la versión extended play de La hora de La 1, que entre las 08.00 y las 11.00 abría la parrilla de la cadena pública antes de la emisión de sendos especiales, uno de cuatro horas y otro de cinco horas, que ocuparon mediodía y tarde.
Las dos principales ediciones del Telediario y un especial nocturno con Xabier Fortés, que retrasaba el inicio del ahora futurista Cuéntame cómo pasó, completaban una parrilla más generosa en directo que la de Antena 3, que mantuvo la ruleta de Jorge Fernández, los culebrones de sobremesa, Pasapalabra, las entrevistas y experimentos científicos de El hormiguero, y un nuevo episodio de la emisión en abierto de Cristo y Rey.
Atresmedia prefería situar su fuerza en La Sexta, que sirvió un sándwich cuya primera capa puso Antonio García Ferreras y que selló Ana Pastor con un especial en prime time de El Objetivo, ahora relegado a festivos y fechas de guardar.
Aun así, todos los ojos estaban puestos en Mediaset España, que inició nueva etapa informativa bajo el liderazgo de Paco Moreno, que quiere desperezar los noticieros de Telecinco para que sean "infantería cada vez que ocurre algo", tal y como advirtió la víspera en declaraciones a Informalia. Paco Moreno apenas lleva unos días dirigiendo la redacción de Mediaset con dos objetivos: renovar y "modernizar" los informativos de Telecinco y relanzar los de Cuatro. Dice que huye de las trincheras y habla de "periodismo sensato, riguroso y empático con posiciones centradas". "Tenemos que conseguir buenas historias, construirlas de manera atractiva y la opinión, que la pongan los espectadores", manifestaba a Informalia. "Mi objetivo es que esta redacción establezca un vínculo emocional con la audiencia en el que resultemos auténticos", explicaba el que fue, hasta hace unos días, máximo responsable de TV Canaria, donde su gestión fue muy aplaudida, especialmente durante la catástrofe del volcán de La Palma.
Mediaset España alargó La mirada crítica, ordenó que Ana Rosa Quintana regresase al barro político con TardeAR, se volcó en Informativos, cubrió la jornada en Cuatro (con En boca de todos, Todo es mentira y Cuatro al día) y la guinda la puso en prime time Pedro Piqueras, que estará en Telecinco "el tiempo que crea que él crea que debe estar", como apuntó Moreno.
Ruidera matinal
Toni Bolaño, Javier Caraballo, Carmen Morodo, Arsenio Escolar, Pilar Velasco, Cruz Sánchez de Lara y Casimiro García Abadillo compusieron el dream team escogido por Espejo público para analizar la jornada matinal. Susanna Griso, contagiándose del sentir de su cadena, aplacaba el escasamente creíble discurso de la portavoz gubernamental Isabel Rodríguez sobre la amnistía. "No nos vendan que es para la concordia", señalaba la catalana.
En La Sexta, Antonio García Ferreras convocó a Lluís Orriols, Pablo Montesinos, Sandra León, Angélica Rubio, Rafa López y Antonio Maestre. Este último abandonaba sus simpatías de Sumar tras advertir que Pedro Sánchez "es un animal político". El politólogo Lluís Orriols se mostraba optimista desde un punto de vista progresista: "La legislatura en la que entramos va a ser continuista, siguiendo las mismas coordenadas que tenía Sánchez en la primera legislatura". Las cámaras de La Sexta se detenían en los gritos del gentío contra diputados, que llegaban al Congreso entre gritos de "hijos de p..." y hasta "asesinos". También enfocaban el asunto tanto en Telecinco como en La 1 de TVE.
Esta última no perdió ripio con el discurso de Pedro Sánchez, que abría fuego desde la hora del Angelus: "Manifestarse en las calles es una de las formas de ejercer la democracia que reconoce nuestra Constitución. Estos días hemos escuchado a miles de ciudadanos expresarse libre y legítimamente en protestas convocadas tanto por el PP como por Vox. A todos quienes han ejercido este derecho de modo pacífico y subrayo, pacífico, quiero trasladarles mi respeto y mi reconocimiento".
"Existen solamente dos alternativas. Por un lado, esa propuesta de las derechas retrógradas, que quieren desmantelar prácticamente todos los avances que hemos logrado en las últimas décadas: esas derechas lo que hacen es rezumar clasismo, reniegan de las conquistas en derechos en dignidad laboral, rechazan el Estado del Bienestar, niegan el cambio climático, desprecian a quienes aman de forma distinta a ellos, imponen un modo único y excluyente de sentir y ser españoles", advertía.
Overbooking en las escaletas del mediodía
A las 14.00 horas, la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, enviaba a los 350 diputados e invitados a comer y las escaletas de los telediarios del mediodía se confeccionaban a contrarreloj. Y es que había overbooking de piezas porque su duración estaba reducida ya que Alberto Núñez Feijóo iba a replicar desde las 15.30 horas.
Echaba fuego el Telediario 1, que de la mano de Alejandra Herranz, destacada en el Congreso, abría con casi un minuto de declaraciones de Pedro Sánchez, que había asegurado poco antes que la amnistía se hará en favor de España. De los casi 34 minutos y 50 segundos de informativo, un poco más de la mitad (17 minutos y 24 segundos) se invirtió en cubrir la primera jornada de la sesión de investidura. ¿Y el resto? Gaza, encuentro entre Biden y Xi Jinping o la erupción inminente de un volcán que tiene inquietos a los islandeses.
El cartel de "Sánchez defiende la amnistía" servía para abrir el informativo líder de sobremesa de Antena 3, con Sandra Golpe. La periodista, desde su plató habitual, advirtió que el presidente en funciones tardó casi hora y media en decir la palabra "amnistía", que las promesas sociales del socialista ya habían sido realizadas previamente y centraba el balón a Lucía González, que se encontraba en la Carrera de San Jerónimo para detallar las reacciones de la oposición.
David Cantero, en Telecinco, también se mantuvo en el escenario habitual, en su caso ante el eterno skyline de Informativos Telecinco. Sánchez también abrió este 'parte' asegurando que la amnistía se iba a realizar "con luz y taquígrafos". Isabel Jiménez, haciendo compañía a Cantero desde el Congreso, advertía que la tensión callejera nunca se había vivido recientemente ante una investidura, y señalaba que Sánchez había citado la palabra "perdón" hasta en cuatro ocasiones.
Tarde caliente
La tarde también venía caliente. Y es que Alberto Núñez Feijóo abría su réplica con ardor: "No a la amnistía, no a ignorar las víctimas del separatismo, no a borrar delitos de corrupción y terrorismo, no a mediadores internacionales, no a pasar por alto la injerencia rusa en nuestros asuntos, no a cesiones pagadas con 100.000 millones de euros de los trabajadores, no a Bildu, no a que unos pocos decidan por el conjunto, no a darle la espalda a más de la mitad de los españoles, no a una democracia recortada, no a la mentira, no a la desigualdad entre españoles. Dicho de otro modo: no a Pedro Sánchez para seguir diciendo sí a una nación de ciudadanos libres e iguales".
El líder de la oposición decía defender "esa España silenciosa y resignada que desean no la van a tener. La tendrán que escuchar en las plazas, como el pasado domingo en una concentración sin precedentes en la democracia española. La tendrán que escuchar en las instituciones, en las que tenemos el honor de gobernar y a las que quiero pedir disculpas en nombre de esta Cámara por los insultos y las descalificaciones a los presidentes autonómicos remitidas por el candidato durante la sesión de la mañana".
A esa hora Todo es mentira prefería cocinar su propia polémica. Y es que el programa de Risto Mejide hacía una comparativa entre los fascistas que cercan Ferraz con las manifestaciones de los independentistas catalanes en 2017.
Este vídeo enfadó a Pilar Rahola, que se lanzaba al cuello de Risto Mejide. "Qué mierda de vídeo. ¿Quieres saber lo que pienso? ¡Qué mierda de vídeo! ¿Cómo se os ocurre comparar ambas cosas?", decía la exdiputada de Esquerra Republicana de Catalunya. Antes el propio Mejide había levantado el tono contra Sánchez por pedirle al PP "coherencia" a pesar de lo mal que se lleva con la hemeroteca. "¿Qué guionista de Todo es mentira trabaja ahora para Pedro Sánchez? ¡Como que coherencia!", decía el presentador.
Mejide añadía: "Estamos aquí para tomárnoslo con sentido del humor, ¡pero pedir coherencia! Es como el tío que va en dirección contraria y pide que se ponga todo el mundo bien. ¿No ve que es el último que puede pedir eso?".
Javier Gómez le afeaba la opinión: "Aznar habló de Movimiento Vasco de Liberación, Felipe González nos metió en la OTAN, el gobierno de Zapatero dio la entrada a los Hombres de negro y Rajoy fue quien más subió los impuestos en la historia de España".
Tarde-noche caliente
Vicente Vallés llegaba pasados varios minutos de las nueve de la noche después de estirar Pasapalabra en Antena 3 y se mostraba implacable contra Pedro Sánchez por utilizar España para justificar la amnistía. "Se concede a sí mismo el nombre de España", censuraba el presentador del informativo líder en prime time. El periodista lamentaba que el socialista quiera evitar la alternancia y que le hiciera "oposición a la oposición" con un discurso "que busca el choque ideológico" y es "divisivo". Vallés cree que Sánchez erró al equiparar las manifestaciones promovidas por el PP con las de Vox.
Pedro Piqueras, que anoche hizo doblete en la versión más informativa de Telecinco desde hace años, se apostó ante el Congreso con traje y chaleco de lana para lamentar los incidentes promovidos "por la extrema derecha", habló de la "complicidad" entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz y advirtió la falta de sintonía de Podemos con PSOE y el 'yolandismo'. En Informativos Telecinco también especularon con posibles ministros (Ximo Puig, Mónica García o Ángel Víctor Torres), se acercaron a kioskos, pescaderías y bares de Madrid, Barcelona y Sevilla para ver cómo veía la ciudadanía de a pie la investidura, y en el minuto 25 se marcharon a Gaza. Hasta el minuto 33 no lo hizo Vallés, que rivalizaba con Carlos Franganillo, sosegado en el set de La 1 en Congreso antes de que la noche la arrancase un especial de Xabier Fortés.
Noche
Pedro Sánchez fue a divertirse a El Intermedio. O no, ya que Raúl Pérez se encarnó en el presidente y cantó a la amnistía. Antes Wyoming había hecho chistes sobre el presidente del Gobierno, "que dice que no quiere una fractura con Cataluña, pero quiere evitarse él una contractura cargando las cajas de la mudanza de La Moncloa". El cómico le recordó a Sánchez su amnesia sobre la Ley Mordaza y Dani Mateo se recreaba sobre Isabel Díaz Ayuso, que cuando el presidente mentó a su hermano soltó un "hijo de p..." que el PP, por arte de birlibirloque, convirtió en que la baronesa había dicho que le gustaba mucho la fruta.
El que se comió un buen melón en forma de pregunta de la reportera Andrea Ropero fue Santiago Abascal, que no supo que responder en La Sexta a una que explica la mayoría del ruido otoñal: "¿Por qué no aceptan ustedes el resultado de las urnas". La misma reportera comprometía al socialista Óscar Puente: "A ver si por curar la herida de Cataluña van a realizar otra más grande". En El Intermedio rieron ante uno de los vídeos del día: un joven ante el Congreso gritaba "hijos de p..., habéis vendido a España", cuando dos señoras despistadas se acercaron a socorrerle: "¿Contra quién vamos?", preguntó una de ellas. Y el 'hater' les explicó que contra Sánchez. Contra quién si no.
En La 1 Esther Palomera y Chema Crespo censuraban la actitud de Santiago Abascal, que habló de golpe de Estado, citó a Hitler, no escuchó la réplica de Pedro Sánchez y se marchó a Ferraz a alentar a sus cachorros.
En Telecinco, Piqueras decía que los disturbios en pleno centro de Madrid no los veía desde que era estudiante y se alargaba hasta las 00,15 horas con tertulianos como Ketty Garat o Verónica Fumanal o entrevistas a juristas de distinto signo como Manuel González Mariscal o el progresista Joaquín Bosch, favorable a la amnistía.
Ana Pastor, por su parte, repartía juego en La Sexta entre Pedro J. Ramírez, reconciliado con Atresmedia, o Nacho Escolar, que quitaba hierro a los rumores que dicen que Junts per Catalunya finalmente votará "no" a Sánchez. Este jueves, final de la miniserie.