Un sombrero desgastado y un látigo son las armas de Indiana Jones, el héroe de carne y hueso que por quinta y última vez interpreta Harrison Ford. Lo comenzó a hacer en 1981, cuando George Lucas aceptó, como le pidió su amigo Steven Spielberg, que el actor al que había dado su primera gran oportunidad en Star Wars (Han Solo) era el más indicado para encarnar al intrépido arqueólogo cazarrecompensas en la película que el productor y el director tenían entre manos.
Lo que no sabían entonces es que estaba naciendo uno de los personajes más icónicos del cine contemporáneo que revitalizó el género de aventuras. Después de En busca del arca perdida, llegaron Indiana Jones y el templo maldito (1984), Indiana Jones y la última cruzada (1989) e Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (2008), la menos exitosa. Todas están disponibles actualmente en el catálogo de Disney+ para ser revisitadas antes de que este miércoles, 28 de junio, se estrene en las salas de cine la definitiva Indiana Jones y el dial del destino.
La aventura vuelve a llamar a la puerta de Harrison Ford a sus 80 años en la entrega final de una franquicia que quiere volver a persuadir a los espectadores con el carisma de un aventurero imperfecto que se mueve dentro del entretenimiento clásico y la nostalgia. La película, dirigida por James Mangold (Logan), transcurre en 1969 -hay algún flashback a los años 40 con rejuvenecimiento facial de Ford- en el contexto de la carrera espacial. El viejo profesor, pensando ya en la retirada, deberá emprender una lucha contra el tiempo para recuperar un dial que puede cambiar el curso de la historia. Se enfrentará a Voller (Mads Mikkelsen), un nazi que trabaja para la NASA.
Antonio Banderas
En su último reto, Indiana Jones está acompañado de Helena, su ahijada y el personaje más refrescante de esta quinta parte de la saga. Está interpretada por Phoebe Waller-Bridge, creadora de la exitosa comedia Fleabag. También participa Antonio Banderas, con un pequeño papel como amigo de Indy.
