Dicen que la vida se aprende a base de palos y lo cierto es que hay vidas que han dado un giro radical cambiando el destino que tenían trazado casi desde la infancia. A Marta González algo de eso le sucedió cuando vio cómo su idílico matrimonio se esfumaba de la noche a la mañana. La hija de Dámaso González se casó con el hijo de Palomo Linares en una boda que era casi de cuento y que no tuvo un final feliz.
Han pasado los años y hoy Marta es una mujer independiente y segura, volcada en los eventos que se celebran en su finca familiar de Albacete y apasionada de los caballos, afición que le inculcó su padre. Está de enhorabuena porque ha sido nombrada embajadora de la organización mundial de turismo ecuestre (OMTE) que fusiona tradición, aventura y sostenibilidad y sabe que tendrá que viajar por el mundo compartiendo esa pasión por los equinos que, además, le llevó a conocer a su actual pareja, el jinete argentino Fabrizio Bonnet, con quien ha hecho un formidable equipo. De esto y más hablamos en una calurosa mañana de verano que se hace todavía más palpable en esas tierras de Albacete donde hoy revive sus recuerdos de infancia junto a su inolvidable padre.

P: Lo primero de todo, enhorabuena por el nombramiento como embajadora de turismo ecuestre. ¿Cómo ha sido?
R: Fue una sorpresa porque nosotros estábamos en contacto con la OMTE por los cursos de guías internacionales ecuestres, tanto Fabrizio como yo. Teníamos relación con ellos y ha sido precisamente el presidente, José Sererols, quien nos ha dado la oportunidad de poder estar ahora como directora de comunicación y promoción y Fabricio en Bienestar Animal.
P: ¿Qué implican estos cargos?
R: En el cargo que tengo como directora, mi función es dar a conocer y visibilizar a todos los centros que hay, como empresas receptoras o empresas asociadas homologadas por la OMTE. Piensa que hay empresas por todo el mundo, sobre todo en América Latina, pero también por todos los continentes. Mi función principal es hacer las labores de comunicación de todos estos centros homologados y dar a conocer todos los beneficios que tiene la OMTE tanto en colaboraciones como también en mis redes sociales.
P: Se convierte en la cara y los ojos de estas empresas.
R: Exacto. Trabajo en conjunto con Fabricio, que es el director de Bienestar Animal, y me parece una labor muy bonita porque no solamente es dar visibilidad a lo que es el turismo ecuestre que está en pleno a nivel mundial, sino que también nos encargamos de garantizar y dar los certificados del bienestar animal, siempre priorizando el bienestar de los caballos. Fabrizio estudió veterinaria y entonces hacemos un check list donde garantizamos que en esos centros se cumple la normativa de bienestar animal que es la prioridad.

P: Lo de trabajar siempre con la pareja puede ser muy bonito o muy agobiante. ¿Cómo lo llevan?
R: No trabajamos juntos en todas las cosas. Por ejemplo, hoy él está domando en Valencia, porque trabaja también para una empresa alemana en temas de doma y desgrave, y yo estoy más con la organización de las bodas que se celebran en nuestra finca.
P: ¿De dónde le viene su amor por los caballos?
R: Comencé a montar desde niña en el campo. No aprendí en una hípica, sino que fue con mi padre en el campo porque le apasionaban. Lo he vivido de una forma muy natural porque siempre hemos tenido caballos. Cuando ya tenía 12 y 14 años empecé con clases de doma, pero luego desconecté durante una etapa porque ya empecé en la Universidad y eso me hizo alejarme de mis raíces. Cosas del destino, estudié Periodismo y cuando había descartado volver a los caballos tuve la suerte de comenzar un blog en Hola donde empecé a hablar de los destinos a caballo, hace ya 15 años, y varios reportajes de estas travesías. Mi suerte es que al final he podido unir mis conocimientos de comunicación con mi pasión por los caballos y he conseguido que esa unión sea hoy mi forma de vida. Cada día que me levanto doy gracias de haber llegado hasta aquí, porque no es el camino que elegí, es que ni siquiera lo soñé y por eso estoy muy agradecida. La vida te pone muchas trabas, llegas a no entender las cosas que te pasan pero hay que creer que al final todo tiene un camino. Yo soy muy creyente y al final la vida te lleva a lo que tenía preparado para ti pero siempre trabajando y con mucho esfuerzo.

P: Realmente su vida parecía tener otro destino. Hija de un prestigioso torero como fue Dámaso González, se casó con el hijo de otro grande como Sebastián Palomo Linares en una boda que solo presagiaba un final feliz. Se juntaban dos dinastías y todo indicaba que iba a ser una esposa feliz, pero ese sueño estalló cuando se produjo su ruptura, que no llevó nada bien. ¿Qué queda de esa época ahora que han pasado los años?
R: Me queda agradecimiento a la vida porque de esa etapa ya está todo olvidado pero me ayudó a reinventarme, realmente me obligó a reinventarme. Estaba estudiando la tesis doctoral para dedicarme a la docencia universitaria e imagínate el cambio cuando la vida me sacudió completamente todos los pilares de lo que parecía que iba a ser mi vida. No sabía de lo que yo podía dar de mí misma ni en qué iba a derivar todo. Pero te aseguro que estoy muy agradecida porque me he convertido en una persona nueva completamente. Las circunstancias me han ayudado a dar lo mejor de mí en crecimiento profesional y personal y eso es lo que me ha hecho ser una nueva persona con una nueva vida. Además tuve un regreso a mis raíces porque con el COVID dejé Madrid, donde tenía otro estilo de vida con muchos eventos, y me reencontré con mis orígenes. Encontré además otra manera de estar unida a mi padre y a pesar de su ausencia me sentí más unida al estar en donde nací y me crie. Estoy muy feliz de la etapa que estoy viviendo ahora y en lo que me ha llevado la vida.
P: Usted es un claro ejemplo de que la vida se aprende a base de palos.
R: Me siento realizada en todos los niveles y tengo una vida que me llena absolutamente. Me desvivo trabajando, me levanto todos los días a las 5:30 h. de la mañana pero me vale la pena.

P: Está también más cerca de su madre.
R: Ella está muy cerca y es verdad que con la pérdida de nuestro padre a todos nos cambió la vida. Pero poder visitar a mi madre a diario es muy importante. Ella va mejor, pero el vacío tan grande que nos dejó mi padre no es fácil de llenar.
P: En el terreno sentimental está muy feliz junto a su novio, el jinete argentino Fabrizio. ¿Cómo fue su historia?
R: Durante el Covid hablábamos mucho por teléfono. Él estaba en Argentina y luego en Sudáfrica por temas de trabajo. Finalmente nos pudimos ver por primera vez en Portugal donde los dos teníamos temas de caballos. Era la primera vez que estábamos tan cerca, solo a 50 kilómetros de distancia y por fin pudimos quedar.
P: ¿Fue un flechazo en toda regla?
R: Hablábamos mucho por teléfono, pero el vínculo que teníamos eran los caballos y ya después de conocernos no nos hemos separado. Fabrizio me aporta muchísimo. Nos complementamos muy bien y es que es muy difícil encontrar a una persona que siga esta vida. Vivo en el campo, trabajo mucho y para los dos encontrar alguien con esta forma de vida no era sencillo.
P: ¿Le gustaría tener una boda con Fabrizio?
R: No lo sé, de momento estamos muy bien, no nos planteamos nada. Ahora estamos volcados en la promoción con la OMTE de Costa Rica 2026 que va a ser un evento espectacular. En verano queremos viajar a Argentina porque llevamos casi cuatro años juntos y aún no hemos podido ir a ver a su familia. No hay más planes a corto plazo.
P: Su novio rompió su vida para venirse a España y estar a su lado.
R: Así fue. Decidió apostar por nuestra relación y se vino conmigo a España donde estamos muy pero que muy bien.