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Joan Báez dice que ve a Timothée Chalamet "demasiado guapo" para hacer de Bob Dylan

A sus 84 años (los mismos que Dylan) Joan Báez es una figura lúcida y elocuente, tanto en su memoria histórica como en su presente creativo. Alejada de los escenarios, pero no del arte ni de la reflexión, la legendaria cantante y activista ha vuelto a los titulares para opinar del biopic Un perfecto desconocido, dirigido por James Mangold. En él, Timothée Chalamet interpreta a un joven Bob Dylan y Monica Barbaro encarna a la propia Báez.

La pregunta era inevitable. Y Joan la esperaba con resignación. "Esperaba que al menos la primera no incluyera el nombre de Bob Dylan", comentó entre risas, consciente de la larga sombra que proyecta su antigua relación con el músico. Medio siglo después de aquel vínculo tormentoso y fructífero, Joan lo toma con filosofía: "Estoy acostumbrada". Pero eso no significa que no tenga una opinión sobre la película. Todo lo contrario. Báez ha visto Un perfecto desconocido y aunque subraya que "no es un documental, es una película", reconoce que tiene momentos bellos. "La música es maravillosa y algunas escenas están muy bien logradas", afirma en una entrevista.

Sobre la actuación de Monica Barbaro, Báez se mostró elogiosa: "Hizo un buen trabajo. Tiene algo en la mirada que me recordó a mí misma en esa época". En cuanto a Timothée Chalamet, se muestra más ambivalente: "Lo hizo bien. ¿Cómo se llama…? Chalamet. Solo que… quizá es demasiado guapito", dice con una media sonrisa. "Le falta algo de la aspereza que tenía el verdadero Bob".

Y si alguien podía emitir un juicio con autoridad sobre cómo era "el verdadero Bob", es ella. Joan Báez vivió en primera línea el ascenso de Dylan como símbolo cultural y testigo de su compleja personalidad. Compartieron pasiones, tal vez amor, escenarios, ideales y también desencuentros. Aun así, cuando le preguntan en Rolling Stone si Dylan se puso en contacto con ella sobre el filme, su respuesta es directa: "No. Él no contacta a nadie. Pero yo sí hablé con Monica y también con el actor que hace de Pete Seeger… nunca recuerdo su nombre". (Se refiere a Edward Norton).

La artista, que acaba de publicar un nuevo libro de poemas y memorias titulado When You See My Mother, Ask Her to Dance, ha cambiado el micrófono por la pluma. "Ya no quiero giras. Es demasiado agotador. El autobús, los traslados… No tengo fuerzas para eso. Pero escribir sigue siendo una forma de resistir", confiesa. Su libro repasa episodios íntimos, como los traumas de infancia, y rinde homenaje a figuras como Jimi Hendrix o su padre, el físico Albert Báez. En medio de un mundo que ella describe como "cada vez más cruel", Báez conserva un rincón de esperanza. Ha colgado en su casa un retrato de Volodímir Zelenski junto al de Martin Luther King: "Es mi pequeño altar de la resistencia". Y aunque reconoce que la música ya no tiene el mismo impacto social que en los años 60, cree que seguimos necesitando un nuevo himno. "We Shall Overcome fue el más poderoso. Nos hacía sentir unidos. Ahora hace falta algo así de nuevo".

Respecto a su relación con el pasado, Báez insiste en que no hay nostalgia, sino perspectiva. "Aquellos años no volverán. Fueron irrepetibles. Pero tenemos que encontrar nuevas formas de hacer frente al horror, al cinismo, a la destrucción. Y quizá una canción no cambie el mundo, pero puede seguir tocando el alma". Y mientras el mundo sigue girando a una velocidad desconcertante, ella sigue escribiendo y viviendo con humor. Como cuando recuerda, entre carcajadas, que estrelló su nuevo Tesla contra un árbol el primer día que lo condujo. "Un mensaje divino, quizás. Apenas la estaba probando y ¡boom! Totalmente destruida. Supongo que era una señal", bromea.

Así es Joan Báez: frágil y firme, dolorosa y luminosa. Y sí, Timothée Chalamet le pareció "demasiado guapo para ser Bob Dylan". Pero también reconoce que "hizo lo que pudo". Y eso, viniendo de ella, ya es bastante.

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