Jorge Javier compara el funeral del Papa con "una reunión de influencers" y habla de su pasado con el Opus Dei: "Ansiedad y miedo"

Jorge Javier Vázquez se ha sumado al adiós al Papa Francisco. El sumo pontífice falleció el lunes de Pascua, pero no fue hasta el sábado 26 de abril cuando tuvo lugar el funeral en la plaza de San Pedro, en el Vaticano. Allí estuvieron los reyes de España, Felipe VI y doña Letizia, junto con la delegación del Gobierno, en la que faltó su máxima autoridad, el presidente Pedro Sánchez. El antes, el durante y el después del ritual histórico que Roma acogió para los fieles fue de interés internacional. Sin embargo, para el presentador se trató de un despliegue innecesario e insípido.

El conductor de El diario de Jorge ha confesado en su blog de Lecturas el "hartazgo" que le ha provocado la atención mediática que ha acaparado estos últimos días la muerte del Papa argentino. "El sábado a media tarde ya no podía más. Si ponía la tele y salía alguna noticia relacionada con el Papa cambiaba inmediatamente de canal. Respeto a todos aquellos que vibren con este tipo de noticias pero a mí me mueven más bien poco", rezan las primeras líneas.

El ex presentador de Sálvame ha tachado el entierro del pontífice como "un espectáculo televisivo" que no le provocó ningún tipo de "interés". "Me pareció de todo menos emotivo. Tan frío e hipócrita como una reunión de influencers. Y luego es que tanta sotana junta de tan variados colores me produce una ansiedad cercana al miedo", dice, reconociendo, no obstante, que el Papa Francisco le "despertaba gran simpatía".

Cuando estuvo a punto de sumarse al Opus Dei

En este sentido, Jorge Javier ha recordado su pasada relación con el Opus Dei, puesto que durante un tiempo se planteó ingresar en la Obra. Estudió sus años de B.U.P. y C.O.U. en un colegio asentado en esta corriente religiosa, la cual alimentó su sentimiento de culpa por ser homosexual. "Durante los años que tuve relación con el Opus Dei me sentí en un entorno seguro", cuenta. Luego, todo cambió.

Según el rostro de Mediaset, al principio resultaba "cómodo ser gay en el Opus Dei porque como el sexo fuera del matrimonio era pecado, era un problema" menos. "No existía, era como vivir en una burbuja", relata. Y añade: "Fuera, lo diverso no era tan aceptado como ahora. Pero dentro sentía inquietud porque la homosexualidad era un plus para peor". "Durante varios años recé para convertirme en una persona "normal" porque me daba mucha vergüenza confesar al sacerdote que me gustaban los hombres. De hecho, cuando me tocaba confesión, lo englobaba todo bajo el epígrafe de pensamientos impuros". El sentimiento de culpa se pronunció con el tiempo y tuvo que ir al psicólogo.

"Para la Iglesia, los gays venimos con tara. Allá ella y sus abalorios. Quizás por la lejanía que siento por la institución ha acabado aburriéndome -muy pronto- la muerte del Papa. De todo lo visto, me quedo con la imagen del sencillo féretro montado en el papamóvil pasando por el Coliseo. Me ha venido a la cabeza la película Vacaciones en Roma y he sonreído. Lo mismo que habrá hecho Francisco al escuchar a tantos indeseables hablar sobre él con injustificado desprecio", zanja el presentador.