Desde su primer embarazo, Cristina Pedroche dedica buena parte de sus contenidos en redes sociales a hablar de su maternidad, un viaje que empezó con serios altibajos debido a su depresión posparto y que ahora encara con la madurez de las segundas veces. Embarazada de nuevo de su segundo bebé con Dabiz Muñoz, ahora sabe lo que significa gestar a una nueva vida. Algunas cosas ya las vivió, se mantienen; aunque otras, en cambio, llegan de nuevas.
Así lo ha manifestado la presentadora de las Campanadas de Antena 3 en su última publicación de Instagram. "Cuando no se me había roto el llamador de ángeles... Ya me avisaron que habría diferencias entre el primer y el segundo embarazo pero no me imaginé que tantas", avanza, añadiendo junto a estas palabras una sesión de fotos donde posa con un vestido azul que deja ver la curva de su barriga.
"Como no soy la única madre... Que es lo que me dicen siempre los haters, como si no lo supiera... ¿Cuál es la mayor diferencia que habéis encontrado entre vuestro primer embarazo y el siguiente (¿o los demás?). Empiezo yo: el descanso. Antes me podía echar la siesta cuando quería, ahora cuando me dejan y no siempre me quedo dormida, me cuesta muchísimo", ha declarado la colaboradora de Zapeando, que este martes ya aclaró en el programa cómo se encontraba.
El rostro de Atresmedia respondió a los halagos que sus compañeros le lanzaron en el plató, a lo que ella respondió: "Por fuera no sé, pero por dentro tengo que estar 'renegría'. Os lo digo de verdad, es que estoy muy cansada", contó, y aclaró cuánto tiempo falta para el nacimiento de su hijo: "Me quedan dos meses y medio".
Estas declaraciones llegan unos días después de que la presentadora viajara a Dubái, donde su marido trabaja en el nuevo restaurante que ha inaugurado en los Emiratos Árabes. Fue precisamente él quien compartió una imagen con su mujer, con la que vivió una velada romántica. "Mi cita", escribió, callando los rumores de crisis que les persiguen desde hace tiempo.
La madrileña, que viajó en compañía de la pequeña Laia, contó por aquel entonces que pensaba poner a su segundo hijo un nombre "cortito, vasco". "No hay ninguno que me termine de enamorar. Me han mandado muchísimos nombres, pero no lo siento y es un drama. Mi madre me dice: 'Este niño tiene que tener un nombre'. Cuando voy a las revisiones le llamo 'el huevis'. A la niña la llama la 'chochona", explicó.