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La visita de Kalina de Bulgaria al monasterio de China en el que su hijo, Simeón, perfeccionará su técnica de kung-fu

Imagen de archivo de Kalina de Bulgaria y el empresario Kitín Muñoz /Foto: Gtres

El pasado mes de marzo Kalina de Bulgaria y el empresario Kitín Muñoz celebraron el 18 cumpleaños de su único hijo Simeón Hassan. Un momento especial para la familia real búlgara, pero ni mucho menos el último.

El príncipe Simeón ha sido aceptado por los legendarios monjes del monasterio chino de Shaolín, donde perfeccionará su técnica de kung-fu, según detalla la revista Hola.

El joven ya es experto en artes marciales como el taekwondo, pero ahora tendrá que estudiar la disciplina y filosofía que practican estos monjes durante un periodo de seis meses.

El centro en el que ingresará después del próximo verano se encuentra en la provincia de Henan, aproximadamente a unos 50 kilómetros al sureste de Luoyang. En este monasterio imparten clases algunos de los mejores profesores del mundo de kung-fu.

Una vez que Simeón termine su formación se presentará a las pruebas para acceder al cuerpo de los boinas verdes, una unidad de operaciones que pertenece al Ejército español. También se los conoce, precisamente por esta prenda de ropa, como el Mando de Operaciones Especiales (MOE).

El viaje de la familia real búlgara

Con el objetivo de completar la formación y conocer un poco más el entorno en el que se desarrollará el príncipe Simeón, Kalina y Kitín han viajado a esta provincia china. La princesa búlgara, que es única hija del que fue rey Simeón y la española Margarita Gómez-Acebo, es una experimentada practicante de técnicas de defensa personal.

Esta visita al monasterio ha servido también para ultimar los detalles de la admisión del príncipe. En una entrevista al citado medio Kitín afirmó que "Kalina y yo estamos de acuerdo en inculcarle sensibilidad hacia otros mundos. Conociendo otras formas de pensar, de sentir y hasta de rezar. Todo buen explorador conoce el código: puede que no lo entiendas, pero lo tienes que respetar. Eso es el principio de todo".

Sin embargo, Simeón no fue el único que probará esta cultura, ya que sus padres aprovecharon para ver de primera mano cómo sería su estancia. Los maestros del templo realizaron una exhibición de su técnica para ellos y Kalina aprovechó para practicar una clase básica de kung-fu.

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