Dice el refrán que el tiempo cura las heridas, pero la cicatriz permanece eterna como el fiel recordatorio de lo que un día nos dañó y también nos hizo más fuertes. Sara Carbonero sabe mucho de eso. Convertida en un ejemplo de lucha y resiliencia, la ex de Iker Casillas se ha enfrentado a momentos muy complicados y dolorosos en los últimos años, algunos de sobra conocidos (un divorcio, un cáncer, la enfermedad de su madre...); otros... no tanto.
Este mes se cumplen 10 años desde que Carlos Javier Carbonero fuera condenado a dos años de prisión por un delito de estafa continuada. El padre de la presentadora, que trabajaba en una agencia de seguros, engañó a una veintena de vecinos de su pueblo (Corral de Almaguer) vendiéndoles productos de inversión ficticios. Él mismo se entregó a la policía cuando se destapó el escándalo, es decir, cuando los clientes exigieron recuperar su inversión y él no fue capaz de devolver el dinero. Confesó que había recibido cerca de un millón de euros y que se los había gastado en apuestas on-line debido a una afición al juego que no podía controlar. En un principio se enfrentó a una condena de siete años y medio, pero la pena se rebajó al admitir el engaño y confesar su ludopatía. Entre los afectados se encontraba el novio de su hija Irene y su familia, que le confiaron todos sus ahorros, cerca de 300.000 euros.

El padre de Sara Carbonero no llegó a ingresar en prisión, ya que la condena no superaba los dos años y no tenía antecedentes. Sin embargo, pagó su particular penitencia, pues el delito le costó su matrimonio y la relación con sus hijas. Decepcionadas y avergonzadas, Goyi Arévalo, Sara e Irene le dieron la espalda al padre, condenado también a pagar una multa de 2.880 euros y devolver los 944.300 euros que había arrebatado a las víctimas. El seguro se encargó de indemnizarlas y solicitó responsabilidades a Carlos Javier, que llegó a un acuerdo para saldar su deuda a plazos.
Una nueva vida lejos de Toledo
La presentadora, muy celosa de su vida privada, nunca ha querido hacer declaraciones al respecto, aunque todo apunta a que la relación entre padre e hija sigue siendo muy distante, prácticamente inexistente. El escándalo afectó mucho a Sara y su familia, que marcaron distancias hasta el día de hoy. De hecho, no hay ni una sola referencia de Carbonero hacia su padre en entrevistas o redes sociales, ni tampoco imágenes de ellos, ni siquiera cuando la presentadora dio a luz a sus dos hijos, Martín y Lucas.
Carlos Javier, solo y señalado, abandonó Corral de Almaguer y se instaló en Amposta (Tarragona), donde rehízo su vida junto a Meritxell Monllau Roig, trabajadora de Impercute Pont Penjant Assessors S.L, dedicada a la promoción, oferta, asesoramiento y suscripción de contratos de seguros. Según Lecturas, ella le consiguió un puesto de trabajo en Catalana Occidente, con los que está estrechamente vinculada su empresa.