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Carla Bruni, a corazón abierto tras ser imputada por asociación criminal: "No me gusta el poder, entré en política solo por amor"

Son tiempos convulsos para la ex primera dama francesa. A sus 57 años, e imputada por un presunto delito de asociación delictiva, Carla Bruni ha dado un paso al frente para hacer lo que mejor sabe: enamorar a las cámaras. La bellísima modelo ha realizado un extenso reportaje para la revista Harper's Bazaar en el que habla de sus inicios, su carrera y su paso por el Palacio Elíseo: "El mejor recuerdo de esa etapa fue conocer a mi hombre, porque todo fue maravilloso, fantástico y extremadamente interesante".

Casada desde hace 16 años con Nicolas Sarkozy, Carla sigue profundamente enamorada del político, padre de su hija más pequeña, Giulia. A su lado, pudo cumplir uno de sus sueños: ayudar a los demás. "Te confieso que lo mejor de esos años es que pude ayudar a mucha gente. La gente te pide ayuda cuando estás en una posición así y lo bueno es que puedes hacerlo. No puedes cambiar sus vidas, pero puedes ayudar, y eso fue muy enriquecedor. Te llena el corazón y hace que todo merezca la pena". Confiesa, eso sí, que no todo fue positivo para ella: "Toda la parte del poder no es buena para el ser humano. Para alguien sensible no es lo mejor porque es un universo muy agresivo, no hay moderación, no hay contención. Me guío mucho por las vibraciones y eso también pasa cuando te subes a un escenario y cantas ante miles de personas o cuando te subes a una pasarela. Pero la política es diferente, es como salir a boxear".

Su papel como Primera Dama la convirtió en el objetivo de prensa y la crítica, algo con lo que ya había aprendido a lidiar gracias a su experiencia sobre las pasarelas y los escenarios: "Bueno, yo siempre he estado muy protegida por mi marido. La moda y la música solo me prepararon en cuanto a controlar mi imagen. Mi imagen personal es una amiga más para mí, pero no soy yo, estoy muy separada de mi imagen. Desde el principio supe que tienes que protegerte".

Imputada desde el pasado mes de julio por supuestos delitos de "encubrimiento de manipulación de testigos" y "participación en una asociación delictiva con vistas a cometer un delito de fraude" en relación a las elecciones presidenciales de 2007, la cantante se encuentra bajo control judicial y prefiere no hacer comentarios sobre el procedimiento, pero sí deja claro que este mundo, el del poder y la política, no es el suyo: "No soy una persona de revoluciones. Prefiero la resistencia, los pequeños gestos. Aquello lo hice por amor, pero nunca habría entrado en política por mí misma. A mí me gustan las relaciones de personas, no me gustan los grandes movimientos ni las milicias. Ni siquiera me gustan las políticas ni el poder. No creo en la acción humana, creo más en el Universo, en lo sagrado".

Negocios y maternidad

Bruni podría enfrentarse a una pena de cárcel, pero no parece preocupada por ello. Volcada en su pasión por la música y su negocio de vinos y aceites de la Provenza, está decidida a disfrutar de cada instante mientras pueda: "No soy nostálgica, solo creo en el ahora. Y luego, ahora otra vez. Miedos tengo muchos, pero prefiero no pensar en ellos por si acaso los invoco. Y me hace feliz estar aquí sin más", asegura.

Eso sí, por encima de todas las cosas están sus hijos, Aurelien (19, fruto de su relación con Raphaël Enthoven), y Giulia (14): "La maternidad es ideal, incluso cuando te da tanta responsabilidad. Y la responsabilidad no era mi meta vital en la vida, la verdad. Me cuesta ser responsable de mí misma, pero tuve que serlo de ellos. Y fue un regalo. La maternidad te enseña mucho sobre el amor, a cuidar de alguien, a protegerlo porque es más frágil que tú, a guiarlo en su crecimiento y luego, dejarlo ir con su propia vida. Eso es maravilloso. A mí me dio mucha ansiedad, mucha preocupación, pero también mucha felicidad. El equilibrio perfecto".

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