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Gene Hackman, uno de los grandes que nunca encajó en el molde del típico galán de Hollywood

Gene Hackman fue uno de los mejores pero no quiso entrar nunca en el juego de Hollywood. Eso no le impidió convertirse en uno de los actores más memorables de su generación. Dueño de una presencia magnética y un talento inigualable, supo interpretar personajes aparentemente comunes con una profundidad y autenticidad que lo distinguieron en cada una de sus películas. A lo largo de cuatro décadas de carrera, su trabajo dejó una huella imborrable en la industria cinematográfica, consolidándolo como una de las grandes leyendas del cine.

El actor falleció a los 95 años en su residencia en Nuevo México, acompañado de su esposa, Betsy Arakawa, y su perro. La noticia de su muerte conmocionó a la comunidad cinematográfica y a los millones de cinéfilos que crecieron admirando su trabajo. Sin embargo, su legado perdura en películas icónicas como The French Connection, Bonnie and Clyde, Unforgiven, Mississippi Burning, Superman y The Royal Tenenbaums, entre muchas otras.

Gene Hackman y Betsy Arakawa. / Foto: Splash News

Un talento inconfundible

Si algo caracterizó a Hackman fue su capacidad para interpretar personajes complejos y multifacéticos. Desde policías corruptos hasta entrenadores de baloncesto, pasando por villanos despiadados y hombres comunes enfrentados a circunstancias extraordinarias, cada papel que interpretó tenía un matiz de realidad que hacía que el público lo sintiera auténtico.

Su gran reconocimiento llegó en 1971 con The French Connection, donde dio vida al implacable detective Popeye Doyle, un papel que le valió su primer Premio de la Academia como Mejor Actor. Su capacidad para mostrar la crudeza y determinación del personaje sin perder su humanidad lo convirtió en uno de los roles más memorables del cine policial. Más tarde, en 1992, su actuación como el brutal sheriff Little Bill Daggett en Unforgiven le daría su segundo Oscar, esta vez como Mejor Actor de Reparto.

Una carrera forjada en la perseverancia

Eugene Allen Hackman nació en San Bernardino, California, el 30 de enero de 1930, y creció en Danville, Illinois. Su infancia no fue fácil: su padre abandonó a la familia cuando él tenía solo 13 años, un evento que marcaría su vida. A los 16 años mintió sobre su edad para alistarse en la Marina de los Estados Unidos, donde sirvió en China, Hawái y Japón. Tras su paso por el ejército, estudió periodismo en la Universidad de Illinois, pero pronto descubrió su verdadera pasión: la actuación.

Tras años de lucha en el mundo del espectáculo, encontró su primer éxito en Broadway con Any Wednesday, lo que lo llevó a obtener pequeños papeles en televisión y cine. Su gran oportunidad llegó en 1967 con Bonnie and Clyde, donde interpretó a Buck Barrow, el hermano del famoso ladrón de bancos. Su actuación le valió su primera nominación al Oscar y lo puso en el radar de los grandes directores de Hollywood.

A partir de ahí, Hackman se convirtió en una figura recurrente en la gran pantalla, destacándose en dramas, thrillers y comedias por igual. En los años 70, películas como The Poseidon Adventure, Scarecrow y The Conversation demostraron su versatilidad, mientras que en los 80 y 90 siguió cosechando éxitos con títulos como Hoosiers, No Way Out, The Firm y The Birdcage.

Un retiro discreto y una vida lejos de los reflectores

A pesar de su estatus de estrella, Hackman nunca se dejó atrapar por la superficialidad de Hollywood. En 2004, tras el estreno de Welcome to Mooseport, decidió alejarse del cine sin grandes anuncios ni despedidas. Prefirió dedicar su tiempo a escribir novelas y disfrutar de la tranquilidad de su hogar en Santa Fe, Nuevo México.

En sus últimos años, Hackman se mantuvo alejado de los medios y rechazó múltiples ofertas para regresar a la pantalla. En una de sus últimas entrevistas, en 2011, expresó que ya no sentía la necesidad de seguir actuando y que prefería enfocarse en la escritura y la pintura.

Un legado eterno

Gene Hackman fue más que un actor; fue un artista cuya capacidad para dar vida a personajes inolvidables lo convirtió en una leyenda del cine. Su talento, autenticidad y dedicación lo hicieron único en una industria que a menudo privilegia la apariencia sobre la sustancia. Su legado vivirá en cada una de sus películas y en el recuerdo de quienes lo vieron en la pantalla grande.

Como él mismo dijo cuando le pidieron resumir su vida en una frase: "Lo intentó." Y vaya que lo logró.

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