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Jaime Ostos, el torero que sedujo a Franco y compartió cama redonda con Juan Carlos I

Jaime Ostos, sin filtros, el libro de memorias de Jaime Ostos, escrito por María Ángeles Grajal, segunda esposa del torero, ha sido tan comentado como polémico desde el anuncio de su publicación. La presentación de estas memorias, que tendrá lugar el 18 de marzo en el Ateneo de Madrid, ha despertado una gran expectación.

Hace unos días, en la cena de una peña taurina de mujeres, de la que forma parte la doctora Grajal, el hijo mayor del torero, Jaime, fruto de su matrimonio con la empresaria Consuelo Alcalá, irrumpió en el restaurante y se enzarzó en un enfrentamiento con Jacobo Ostos, único hijo de Grajal y Ostos. El suceso terminó con una denuncia en comisaría y la petición de alejamiento que hizo la doctora para evitar otra posible agresión de Jacobo, quien, a su vez, asegura que acabó con un ojo morado producto del golpe de su hermanastro, una agresión que este último niega rotundamente.

¿Volverán los incidentes familiares en la presentación del libro? En todo caso, es una pena que un buen relato se vea ensombrecido por unos líos familiares que se arrastran desde hace años, cuando tanto Consuelo Alcalá como Jaime Ostos y sus hijos ventilaban sus disputas en los platós de televisión.

A la doctora Grajal le entristece que, en un libro donde se habla de la apasionante carrera taurina de su marido y de su extraordinaria vida personal, algunos medios solo se hayan fijado en episodios como el que vivió el torero en Zaragoza cuando el príncipe Juan Carlos era cadete en la Academia General de aquella ciudad.

El futuro rey le pidió al torero unas entradas para una corrida cuyas localidades estaban agotadas y, al finalizar el espectáculo, le confesó a Ostos que "llevaba tres meses en la Academia sin comerse una rosca". Entonces, el matador se dirigió al camerino de las vedettes de Colsada, que actuaban esos días en Zaragoza. "Dos de ellas, muy amigas mías, se unieron a nosotros y las llevé a la mesa para presentárselas al príncipe. La reunión fue muy simpática, amistosa, incluso caliente. Tanto que nos fuimos los cuatro a la habitación de mi hotel. La cama se nos quedó pequeña, pero cuanto más cerca los cuerpos, mayor la confianza. Desde aquel día he tenido el honor de ser amigo del que años más tarde ha sido nuestro rey", recuerda el torero.

El seductor Jaime Ostos, que vivió una larga y apasionada relación con Lita Trujillo, viuda del hijo del dictador dominicano, también rememora su encuentro con Faye Dunaway, inolvidable protagonista de Bonnie and Clyde, en la plaza de toros de Almería. Allí rodaba la actriz junto a Marcello Mastroianni, con quien mantenía una relación surgida durante el rodaje de la película El amante, dirigida por Vittorio De Sica. "Entonces vi, desde el burladero, a una rubia explosiva que me miraba fijamente…".

Después de una gran faena, recordaba el torero, la habitación del hotel se llenó de gente, y allí estaba Faye también. Ostos la invitó a cenar, hablaron entre italiano y español, y acabaron en su dormitorio. La pasión de la estrella de Hollywood por el torero español continuó en otras plazas donde toreaba el maestro, y el romance siguió en Los Ángeles, a donde Faye lo llevó en su avión privado. Luego viajaron a Las Vegas. Sin embargo, allí Ostos decidió que lo importante para él era su carrera y regresó a España para seguir triunfando en sus plazas.

Hay otras sonadas relaciones en el libro, aunque no solo con mujeres. Camilo José Cela y Francisco Franco eran sus admiradores. Mario Moreno 'Cantinflas' fue su amigo del alma. Y a Felipe González, cuando todavía era 'Isidoro', el apodo clandestino que usaba en su militancia socialista, Jaime Ostos lo llevó escondido en su coche desde Aranjuez hasta Burgos, a petición de un amigo común, el empresario Enrique Sarasola.

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