George Clooney responde a su enorme diferencia de edad con su esposa Amal: "Ella parecía tener todo lo que necesitaba"

La relación entre George y Amal Clooney es atemporal y una de las más queridas de todo Hollywood, solo hay que ver cualquiera de sus apariciones en una alfombra roja. Fue en julio de 2013 cuando se conocieron gracias a un amigo en común. A partir de ahí se casaron en septiembre del 2024 y dieron la bienvenida a sus gemelos Ella y Alexander en 2017.

Han pasado más de 10 años y han vivido cosas que ninguno se esperaba. Ahora el actor tiene 63 años y la abogada 47 años, pero la diferencia de edad entre los dos no ha sido nunca un problema. Aunque George Clooney ha hablado ahora en una entrevista para el The New York Times que esta condición marcaría toda la relación.

Lo cierto es que George es una persona muy familiar, solo hay que ver sus últimas entrevistas antes de debutar en Broadway con su Buenas noches y buena suerte. Si antes había hablado sobre la decisión de teñirse, por la que toda su familia se "reiría" de él, ahora ha explicado los propios orígenes de su matrimonio: "Realmente no pensé que tendría muchas posibilidades con ella porque era 17 años mayor y ella parecía tener todo lo que necesitaba".

Las intenciones del actor, cuando conoció a Amal, nunca fueron ser padres, pero entonces todo cambió. Llegaron los gemelos y fueron creciendo. En ese momento George se cuestionó el futuro: "Tuve esta conversación con Amal cuando cumplí 60 años", explicó George.

"Le dije: 'Mira, todavía puedo jugar al baloncesto en toda la cancha. Todavía puedo correr. Todavía puedo hacer prácticamente todo lo que hacía cuando tenía 30 años. Pero dentro de 30 años, tendré 90".

La reflexión de George Clooney

Aunque parezca algo muy lejano, llega antes de lo que se espera y así lo señala: "Mi padre acaba de alcanzarla. Y hay cosas que no estás haciendo por más barritas de cereales que comas".

"Le dije a Amal: 'Tenemos que centrarnos en los próximos 20 o 25 años y asegurarnos de que estamos haciendo todo lo que podamos", afirmó. "No sólo en el trabajo, porque nadie al final de su vida dice: 'Dios, ojalá hubiera trabajado más".