No cesan los problemas para la diseñadora Ágatha Ruiz de la Prada. Después de encolerizar a la comunidad gitana por la desdichada frase que pronunció en el programa Fiesta cuando se comparó con una gitana por vivir sin baño ni cocina ni absolutamente nada, llegó su novio José María Patón y al más puro estilo macho alfa, salió en defensa de su chica, atacando a Lolita y generando mucho más lío del que ya había. Agatha lo ha pasado francamente mal con este asunto, ha pedido disculpas por activa y por pasiva, y ha visto, a raíz de esta tormenta, como se han apuntado muchas voces críticas o antiguos cadáveres del pasado.
Pero la polémica parece ser ya el escenario en el que Ágatha va a tener que desenvolverse en los próximos días y más desde que en su círculo más cercano se habla abiertamente de crisis e incluso ruptura en la pareja, algo que de momento la diseñadora no ha confirmado. Que Patón se haya convertido en el nuevo objetivo de los focos de muchos programas y hasta colaborador de alguno ni le hace gracia ni le conviene porque sabe que es un hombre que cada vez que abre la boca suele subir el pan. Y es que siempre que Ágatha se mete en un lío aparece Patón para avivar el fuego y actuar como lanzallamas. Lo ha vuelto a hacer y lo sigue haciendo, que ya se sabe que esto de los focos crea hasta adicción.
Como muestra de cómo se las gasta cuando quiere demostrar ante Ágatha que es un hombre que se viste por los pies, ahí está el enfrentamiento que tuvo con el ex de la diseñadora, Luismi Rodríguez, el rey del desguace, con quien se encaró cuando se encontraron en el Open de tenis de Madrid. Luismi estaba con unos amigos dispuesto a ver un partido y ahí apareció Patón sin cortarse un pelo para avisarle que ni se acercara a su chica ni se le ocurriera volver a llamarla. Una escena muy de macho alfa que Ágatha intentó evitar dejando a un Luismi ojiplático viendo un arranque que como poco estaba fuera de lugar.
Veremos si Ágatha y Patón superan esta crisis o si hay una ruptura definitiva ahora que parece que todos quieren sentarse en un plató y cobrar por sus historias. Hasta la fecha el único que pasa de todo es el citado Luismi que sigue al margen de estos dimes y diretes pero que ahí está por si Ágatha necesita consolarse y llorar en un hombro conocido.