La figura de Lidia Bedman, conocida por ser la segunda mujer de Santiago Abascal y por su faceta de influencer en redes sociales, se incorpora a la nómina de consortes que llegan a los titulares salpicada por presuntos casos de corrupción. La 'primera dama de Vox' ha adquirido una dimensión inesperada al revelarse que, entre 2019 y 2022, estuvo recibiendo 63.600 euros anuales de Editorial Ivat SL, una empresa vinculada al entramado económico de Vox, el partido liderado por su esposo. La información publicada por El Confidencial expone un complejo entramado de relaciones empresariales y políticas que suscita preguntas sobre la gestión de fondos y los vínculos entre la formación política y los negocios de su entorno más próximo.
El caso de Lidia Bedman no solo pone de relieve las conexiones entre Vox y su entorno empresarial, sino que también plantea cuestiones más amplias sobre la relación entre la política y los negocios en España. En un país donde los escándalos relacionados con la financiación de los partidos han sido frecuentes, este episodio se suma a un largo historial de casos que han minado la confianza pública en las instituciones.
Según la documentación, Bedman emitió una serie de facturas a Editorial Ivat SL, propiedad de Gabriel Ariza, una figura clave en el universo de Vox e hijo de Julio Ariza, fundador del grupo Intereconomía. La editorial, que se especializa en títulos religiosos, ultraconservadores y antiglobalistas, ha publicado obras de autores vinculados al partido, como el eurodiputado Jorge Buxadé y Manuel Acosta, diputado en el Parlamento catalán. En este ecosistema, Bedman trabajaba como autónoma, prestando servicios de "consultoría de redes sociales y marketing", aunque los detalles de esos servicios y su alcance no han trascendido más allá de los conceptos de las facturas.
La primera factura de Bedman, fechada en septiembre de 2019
La primera factura de hace seis años ascendió a 10.600 euros, correspondientes a trabajos realizados en julio y agosto de ese año. A partir de entonces, la influencer emitió facturas similares de forma bimensual, sumando un total de 63.600 euros al año, lo que representaba el 26,7% de los ingresos declarados por Editorial Ivat SL en 2023. Estos pagos sobresalen en los registros de la editorial, donde la mayoría de los gastos no supera los 1.000 euros. A esto se suma el hecho de que el domicilio social utilizado por Bedman en sus facturas coincide con la vivienda que comparte con Abascal en el barrio de Arturo Soria, en Madrid.
La relación económica entre Bedman y Editorial Ivat SL no es un caso aislado, sino una pieza más en un entramado empresarial que se alimenta de fondos vinculados a Vox. La editorial forma parte del grupo Intereconomía, históricamente ligado a la derecha política en España, y comparte nexos con otras empresas como Tizona Comunicación SL, dedicada a la consultoría política y la formación de líderes del partido. Esta firma, dirigida también por Gabriel Ariza y Kiko Méndez Monasterio, asesor cercano de Abascal hasta hace poco, ha recibido cuantiosos pagos por parte de Vox y su fundación Disenso.
Además, la actividad de Ariza se extiende a Lepanto Estrategy SL, otra sociedad vinculada a la gestión del medio digital La Gaceta de la Iberosfera, uno de los altavoces ideológicos de Vox. Este entramado muestra cómo los recursos del partido y su entorno empresarial se entrelazan, generando interrogantes sobre la transparencia en el uso de fondos y el papel de figuras cercanas al líder de la formación.
Lidia Bedman, licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas, se ha consolidado como una figura reconocida en redes sociales, donde cuenta con 260.000 seguidores y comparte contenidos relacionados con la moda y la belleza. Sin embargo, antes de asumir este rol, tuvo una breve incursión en la política activa, presentándose como candidata de Vox a la Asamblea de Madrid en 2015, aunque no logró obtener un escaño. Su matrimonio con Abascal en 2018 marcó el inicio de una etapa en la que su influencia mediática ha crecido paralelamente al auge de Vox.
A pesar de su popularidad como influencer, nunca se había conocido su relación profesional con el sector editorial ni su vinculación económica con empresas ligadas al partido. La revelación de que una parte significativa de los ingresos de Editorial Ivat SL se destinaban a pagar los servicios de Bedman plantea preguntas sobre la idoneidad de esos pagos y la relación entre sus servicios y el propósito de la editorial.
Ni Vox ni Editorial Ivat SL han ofrecido de momento explicaciones sobre los pagos a Lidia Bedman. Según El Confidencial, el partido ha declinado comentar esta información, lo que alimenta las dudas sobre la transparencia en la gestión de los recursos del entorno de la formación. Por su parte, Bedman tampoco ha ofrecido declaraciones públicas que aclaren su papel en la editorial ni la naturaleza concreta de los servicios que prestó.
Esta falta de claridad se produce en un contexto en el que la financiación de los partidos políticos y sus relaciones con empresas afines están bajo creciente escrutinio público. En el caso de Vox, cuyo discurso político se centra en la defensa de la austeridad y la lucha contra lo que define como "chiringuitos" ideológicos, la revelación de estos pagos podría tener implicaciones políticas y mediáticas significativas.
La conexión entre Editorial Ivat SL, Tizona Comunicación SL y otras empresas vinculadas al entorno de Vox revela un modelo de financiación que depende en buena medida del propio partido. Este tipo de estructuras, en las que empresas afines a una formación política reciben grandes sumas de dinero de la misma, pueden ser legales, pero plantean dudas sobre la independencia y el destino final de esos recursos.
El hecho de que Editorial Ivat SL haya publicado libros de dirigentes del partido y figuras de la extrema derecha internacional, como Giorgia Meloni o Jean Marie Le Pen, refuerza la idea de que la editorial opera como una extensión de la estrategia ideológica de Vox. En este contexto, los pagos a Lidia Bedman se inscriben en una red de relaciones empresariales que parece diseñada para reforzar el mensaje y la estructura del partido.
Más allá de las posibles implicaciones legales o éticas, la revelación de los pagos a Bedman es un recordatorio de cómo las esferas pública y privada a menudo se entrelazan de maneras que pueden resultar problemáticas. En un momento en el que la transparencia y la rendición de cuentas son demandas crecientes por parte de la sociedad, este caso podría intensificar el debate sobre la necesidad de establecer controles más estrictos en la financiación de los partidos y sus entornos empresariales.
Por ahora, ni Santiago Abascal ni Lidia Bedman han ofrecido explicaciones públicas sobre este asunto, lo que refuerza la percepción de opacidad en torno a las actividades económicas del entorno de Vox. Mientras tanto, la atención mediática sigue centrada en el papel de Bedman como una figura en el cruce entre la política, los negocios y la influencia mediática.