La venezolana afronta una de las épocas más complicadas de su vida. El último año ha estado marcado por la pérdida y el dolor tras el divorcio de su marido, Nicolás de Grecia, y la misteriosa desaparición de su hermanastro, Attilio Brillembourg, en Malibú. A sus 44 años, Tatiana Blatnik ha experimentado una profunda transformación a nivel personal: "El año pasado fue un año de transformación para mí, lleno de cambios que me desafiaron a crecer, a aprender y a reconstruir una vida que realmente refleje quién soy".
Así lo explicaba ella misma en sus redes sociales hace apenas dos semanas: "Hubo momentos en los que me sentí atrapada entre identidades, navegando por un limbo de autodescubrimiento. Sin embargo, en esos momentos, encontré claridad. Al abrazar a mi verdadero yo, descubrí una nueva fuerza. Mi viaje me llevó a reconectarme con mis raíces. Visitar el lugar de nacimiento de mi padre fue un poderoso recordatorio de donde vengo, y trajo un profundo sentido de pertenencia". Ahora, cuan Ave Fénix, Tatiana está dispuesta a reinventarse para volver a encontrar la paz y la felicidad: "Este año, continuaré esta exploración, honrando el pasado mientras me siento en el presente, aquí en Grecia, un lugar que ahora llamo mi hogar".
Sobrepasada por los acontecimientos, reconoce que "todo sucedió al mismo tiempo, como una avalancha de cambios frente a todos", pero ha encontrado en su madre, Marie Blanche Bierlein, a su mejor compañera en este viaje reparador: "Es mi mejor amiga, mi confidente, mi estilista y la mujer más cariñosa y generosa que he conocido", dice.

Nacida el 27 de agosto de 1980 en Caracas, Venezuela, estudió en el colegio de Aiglon, un internado en Suiza, y posteriormente en la Universidad de Georgetown, donde se graduó en el 2003 en Sociología. Trabajó en el departamento de publicidad como planificadora de eventos para la diseñadora Diane von Fürstenberg y en 2010 se instaló en Atenas, donde contrajo matrimonio con Nicolás de Grecia en la isla de Spetses.
Desde entonces, ha estado volcada en diversas causas solidarias y trabaja especialmente para dar visibilidad a los problemas de salud mental a través de Breathe, una plataforma que creó durante la crisis sanitaria y que mantiene una estrecha relación con la Familia Real.

Un año muy complicado
La vida de Tatiana parecía un cuento de hadas hasta que en abril todo saltó por los aires con el comunicado de la Casa Real, anunciando el divorcio de los príncipes. No se desvelaron los motivos que les llevaron a tomar esa decisión pero sí que se había acometido desde el cariño y el respeto. A pesar de todo, no fue fácil para Tatiana: "Aprendí la importancia de permitirme sentir, llorar, manejar las emociones y seguir adelante con autocompasión", contó ella en una entrevista el pasado mes de octubre. "Creo que es en la adversidad donde a menudo encontramos nuestra fuerza más profunda. Los desafíos de la vida me recuerdan cómo lo importante es perseverar, tener esperanza y fe en el poder del espíritu humano".

Ahora, Tatiana se enfrenta a un nuevo reto pues su ex marido, Nicolás de Grecia, acaba de prometerse con Chrysi Vardinogianni, miembro de una de las grandes sagas griegas del petróleo y el transporte marítimo. La boda será el próximo 7 de febrero y todos los ojos están puestos en la venezolana, que no ha perdido el título de princesa pero podría hacerlo con este nuevo enlace.
La ex nuera de Ana María de Grecia saca fuerzas de flaqueza y se enfrenta a las adversidades con la mejor de las sonrisas, aunque confiesa que hay noches en las que le cuesta conciliar el sueño: "Hablo de ejercicio, respiración, comunidad y alimentación para el bienestar, pero el pilar de la salud que es más difícil de alcanzar para mí, ignorado por muchos y que ha sido el más difícil de conquistar es: el sueño. Me encantaría que 2025 fuera el año en que me 'hiciera amiga' del sueño", ha escrito en redes. "No es tan fácil dormir cuando no puedes controlar conscientemente lo que está sucediendo inconscientemente".

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