El pasado día 5 de enero, Pedro Trapote y su mujer Begoña se encontraban en Miami para disfrutar del final de las Fiestas junto a su hijo Gonzalo y la novia de este último. El matrimonio quiso compartir una parte de las vacaciones con su hijo, que reside en los Estados Unidos y que se ha encargado, entre otras cosas, de la inauguración de la última chocolatería San Ginés en Texas. La expansión que Trapote está realizando por todo el mundo con las chocolaterías es impresionante. Su próxima cita la tiene en la madrileña Calle Bordadores con un local nuevo que, además, ha decorado con cerca de 200 retratos de personajes muy conocidos y de amigos de toda la vida que firma el dibujante Agustín, el último descubrimiento de Trapote, convertido en todo un mecenas de artistas.
Pero los planes de la familia, que se las prometían muy animados, se vieron truncados por un tremendo accidente que sufrieron mientras circulaban por una calle de Miami. Un enorme coche 4x4 conducido por un hombre que rondaba los 50 años se saltó un semáforo en rojo y empotró contra el suyo, dejando el de los Trapote siniestro total: "A mi edad, cuando sentí ese golpe, pensé que era el final ", recuerda el empresario, aún impresionado por el enorme susto que vivieron.
De manera casi milagrosa, fue el único lesionado con una fractura doble en la muñeca que ha requerido el uso de una escayola. Tras sufrir el brutal accidente, los cuatro fueron trasladados a un hospital donde les realizaron todas las pruebas pertinentes para cerciorarse de que no había lesiones ocultas. Pasaron por dos centros hospitalarios y tuvieron que solicitar permiso para su regreso a España una vez vieron que podían viajar: "Ha sido una faena horrible, pero lo importante es que estamos todos bien. En el fondo y a pesar del terrible impacto, podemos decir que hemos tenido suerte de seguir vivos", añade.
El matrimonio Trapote regresó a Madrid hace tres días y es ahora el doctor Piñal quien determinará si es necesario pasar por quirófano para terminar arreglar la muñeca. Más tranquilos en su casa y seguros de que están con todo un experto especializado en la mano, quieren olvidar el mal trago que han vivido y aprovechar cada día que pasa: "Con estas cosas te das cuenta de la fragilidad de la vida. Hay que aprovecharla y disfrutarla mucho", asegura Trapote sin perder su buen humor.