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Luis Medina se enfrenta a 10 años de prisión: llega el juicio contra el hijo de Naty Abascal por el 'caso mascarillas'

Luis Medina

El recién nacido 2025 se presenta intenso en los tribunales de Justicia. Los más llamativos, los casos de Alberto González Amador, novio de Isabel Díaz Ayuso, que podría comparecer este año ante los jueces, acusado de algún delito fiscal y otro de falsedad documental. Precisamente, por presuntas filtraciones sobre el tema del novio de la presidente madrileña, se investiga también al Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, mientras prosiguen las pesquisas judiciales sobre Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, una causa que se hace cada vez más persistente.

Tampoco se librará del banquillo el ex vicepresidente del Gobierno de Aznar Francisco Álvarez Cascos, por apropiación indebida de los fondos del partido que fundó en Asturias. También comparecerán en las salas de Justicia varios miembros del clan Pujol, y en el mes de febrero, lo hará Luis Rubiales, por el beso a la futbolista Jenny Hermoso, un asunto que despierta enorme expectación. Llamativos también los procesos del caso Koldo y el ex ministro José Luis Ábalos, por, entre otros temas, corrupción en la compra de mascarillas durante la pandemia. Es lo que llevará en 2025 ante los jueces a Luis Medina Abascal, en uno de los procesos que levantará más ruido mediático en este año que empieza. Para el hijo de Naty Abascal y el fallecido duque de Feria, la Fiscalía Anticorrupción solicita nueve años y diez meses de prisión y 15 para su socio Alberto Luceño, los dos implicados en el llamado "caso mascarillas". Anticorrupción especifica que "los 6,24 euros que el Ayuntamiento de Madrid pagó a los dos comisionistas por cada una del millón de mascarillas fue, con gran diferencia, el más alto que un ayuntamiento español de más de trescientos mil habitantes pagó por este tipo de producto. Dice el escrito del fiscal que "la intención de los dos acusados fue la de enriquecerse exageradamente a costa de la situación de extrema necesidad y carencia de materiales sanitarios, vendiendo los productos por un precio muy superior al que les era ofrecido por los suministradores".

La familia de Naty Abascal está preocupada por el juicio mediático al que se verá sometido de nuevo el menor de los hermanos Medina, aunque aseguran a Informalia que lo que cuenta será lo que se demuestre en el juicio. Consideran que "Luis no ha cometido ningún delito", ya que, según explican, "no recibió ni un céntimo del ayuntamiento de Madrid, no cobró dinero público". Aclaran estas fuentes que quien pagó a Medina y Luceño fue el empresario chino que envió las mascarillas. Y subrayan que, a diferencia de Koldo y Ábalos, que manejaban dinero del Estado, el el "caso mascarillas", Luis Medina sólo fue alguien que facilitó un contacto después de una llamada telefónica.

Entre privilegios y controversias

El hijo menor de Naty Abascal y del fallecido Rafael Medina Fernández de Córdoba nació en el seno de una de las familias más reconocidas de la aristocracia española. Sin embargo, su vida no ha estado exenta de altibajos, desde los privilegios de una infancia acomodada hasta las polémicas que en los últimos años lo han colocado en el centro de la controversia mediática. A sus 43 años, Medina navega entre su linaje, sus intentos empresariales y el peso de las expectativas sociales que siempre lo han acompañado.

Luis creció en Sevilla junto a su hermano mayor, Rafael Medina, actual duque de Feria. Los dos asistieron al exclusivo colegio Alminar, donde compartían aulas con sus primos carnales y con miembros de otras familias ilustres, como los Ybarra. La separación de sus padres en 1988, seguida del ingreso en prisión de su padre, marcó profundamente la niñez de ambos hermanos. Naty Abascal, consciente del escrutinio mediático que rodeaba a su familia, decidió apartarlos del foco y los envió a estrictos internados, primero en España y luego en el extranjero.

El duque de Feria, conducido ante el juez en 1993, el año en que fue condenado a 18 años de prisión. El denostado padre de los Medina bailó con Jacqueline Kennedy, se codeó con Grace Kelly y hasta con Fidel Castro. Antes de convertirse en la oveja negra de la nobleza, Rafael Medina y Fernández de Córdoba vivió como un auténtico duque. En la cárcel, donde pasó cinco años, escribió unas memorias que nadie quiso publicar. Murió el 6 de agosto de 2001, cuatro días antes de cumplir 59 años.

Luis pasó su adolescencia en la Kiski School, un elitista colegio masculino en Pensilvania, Estados Unidos. Allí, lejos de su hogar y enfrentándose a las noticias de la cárcel de su padre, Luis describió aquella etapa como una de las más duras de su vida. "Llamábamos llorando sin parar, separados de nuestros amigos y de nuestra familia", confesó en una entrevista en 2011. Su hermano Rafael permaneció en Estados Unidos para estudiar en la American University de Washington, pero Luis regresó a España, matriculándose en el internado Alfonso XII de El Escorial para estar más cerca de su padre, quien ya había cumplido su condena.

Tras finalizar sus estudios, Luis intentó encontrar su sitio en el mundo empresarial. Fundó Impak, una agencia de publicidad y marketing, junto a un amigo. Más tarde, en 2007, lanzó Show Me That, un showroom que trabajaba con marcas de lujo como Tiffany, Oscar de la Renta y Manolo Blahnik. Aunque el proyecto prometía, la pandemia obligó a cerrar la empresa. Paralelamente, Medina incursionó en el sector inmobiliario y fundó Sextante Trade Desk, una sociedad de intermediación comercial. El mundo de la moda siempre estuvo presente en su vida, gracias a la influencia de su madre, musa de Valentino y uno de los grandes íconos de estilo internacional. Luis fue embajador de la firma Dolce & Gabbana, consolidando su presencia en un ámbito que siempre le resultó familiar. En los últimos años, Medina se ha convertido en el centro de atención mediática por razones muy diferentes.

A pesar de los titulares polémicos, Luis Medina ha intentado preservar su privacidad. Vive en un exclusivo piso en Chamberí, a poca distancia de la residencia de su madre, y mantiene un perfil bajo en redes sociales, que tiene configuradas como privadas. Su vida transcurre entre viajes a destinos como Gstaad o el Algarve, donde la familia posee una propiedad. También es frecuente verlo pasar tiempo con su hermano Rafael, su cuñada Laura Vecino y sus sobrinos. Luis ha evitado las etiquetas de "soltero de oro" que le colocaron revistas internacionales como Point de Vue.

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