"Asma se está muriendo". Son palabras que proceden del entorno Bashar Al Asad, el derrocado dictador sirio, y de su mujer, que se encuentran en Moscú desde su huida del país. "No puede estar en una habitación con nadie. Cuando la leucemia regresa, es cruel", añaden esas mismas fuentes a The Daily Telegraph.
Las posibilidades de supervivencia de Asma, de 49 años, se reducen al 50%. Su padre, cardiólogo, ha velado por ella desde que recibió el diagnóstico, en Damasco, y ahora en su refugio de Moscú. "Está desconsolado", menciona el tabloide. No es la primera vez que la mujer del dictador se enfrenta a un cáncer. Hace unos años, en 2019, recibió tratamiento por un tumor en la mama y ese mismo año se anunció que se había curado.
El 2024 marcó un punto crítico para el régimen de los Asad. La caída repentina de Bashar Al Asad, tras un avance rebelde en el terreno que acabó con los 50 años de gobierno de su familia, lo forzó a huir a Moscú. La fuga fue meticulosamente planeada para evitar ser detectada: el transpondedor de su avión fue apagado mientras este despegaba. En un mensaje en Telegram, Bashar insistió en que su salida no era parte de un plan, sino una medida de emergencia debido a un "ataque intensificado" en la base aérea controlada por Rusia, lo que lo obligó a abandonar Siria.
Hace solo unos días cobraban fuerza los rumores sobre una ruptura matrimonial entre Asma Al Asad y Bashar Al Asad, el derrocado líder sirio. La crisis copaba los titulares internacionales. Los medios de comunicación turcos habían sugerido que Asma, esposa de Bashar, estaría buscando el divorcio y preparándose para regresar a Londres, su ciudad natal. Sin embargo, el Kremlin ha desmentido estos informes, calificándolos de infundados.