La boda de Manuel Valls y Susana Gallardo en 2019 auguraba un gran porvenir político al que fuera primer ministro de Francia con el presidente François Hollande y ministro del Interior con Nicholas Sarkozy. Una boda íntima y exclusiva, celebrada en la mansión menorquina de la heredera de los Laboratorios Almirall, la importante empresa farmacéutica de Barcelona. Gallardo se había divorciado de Alberto Palatchi, un magnate del textil, creador del imperio Pronovias, y en su corto periodo como de soltera era una de las 'gold singles' más codiciadas de Cataluña, por no decir de Europa. Hasta que se enamoró de Manuel Valls, quien había abandonado la política en Francia y recuperaba sus raíces catalanas como hijo de emigrantes con cultura, ideas liberales y convicciones pelín nacionalistas que habían buscado en Francia un estatus mejor que el que ofrecía la España franquista cuando cruzaron los Pirineos.
En la Universidad, Valls militaba en el socialismo para evolucionar años más tarde hacia el centro derecha. Y así desembarcó en Barcelona, con aspiraciones a la alcaldía de la Ciudad Condal a la sombra de Albert Rivera, donde se quedó en concejal, al no conseguir los votos para llegar a alcalde la ciudad. Susana Gallardo le quiso también como perdedor, o eso demostraba, y le siguió a París cuando su marido regresó a la política francesa, intentando de nuevo ser diputado, una operación que resultó otro fracaso, al menos en sus nuevas aspiraciones políticas. Se dedicó entonces a escribir libros, a dar conferencias muy bien pagadas y a esperar una nueva oportunidad que ha tardado en llegar pero ha aparecido cuando menos lo esperaba el propio interesado.
Y ha sido este martes cuando el nuevo primer ministro francés, François Bayrou, ha sorprendido al incluir a Manuel Valls en su gobierno, como ministro de Ultramar, en un intento de ampliar la diversidad política de su gabinete y huir de los extremos, la ultraizquierda y el partido de Marine Le Pen, las formaciones que obtuvieron la mayoría de los votos de los franceses y que se han unido, a pesar de sus diferencias, para tumbar al anterior ejecutivo, que solo estuvo algunas semanas en el gobierno. Susana Gallardo es ahora ministra consorte del titular de Ultramar, un ministerio importante, ya que Francia tiene todavía provincias al otro lado del Atlántico, en el Pacífico y en África, algunas de ellas en franca rebelión contra el centralismo de París.
Gallardo tiene ya su recompensa y un marido muy importante y en activo. El anterior, Alberto Palatchi, se ha casado recientemente con una atractiva divorciada, Zita Serrano Súñer, nieta del que fuera ministro de Asuntos Exteriores de Franco, el atractivo ministro casado con una hermana de Carmen Polo, Zita Polo, aunque su pasión fue la marquesa de Llanzol, el amor prohibido más escandaloso del Régimen, cuyo fruto fue Carmen Díez de Rivera. Hablamos de árboles genealógicos que son historia de España. Y de Francia.
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