Este ha sido el año más difícil en la vida de Luis Canut (61), pero también el más revelador. El guionista y productor, reconocido por su brillante carrera detrás de las cámaras, tuvo que enfrentarse a una meningitis criptocócica que lo dejó al borde de la muerte y le arrebató la vista, el oído, el olfato y buena parte de su movilidad. Sin embargo, para Luis, este año no ha sido "duro", sino "diferente". Una palabra que encapsula su actitud ante la adversidad: la de un hombre que, tras perderlo casi todo, ha encontrado en el amor y la gratitud su mayor fortaleza.
"Yo un día me paré, pero el mundo no se paró. La vida sigue, y estoy muy orgulloso de llevar bastón e, incluso, de ser ciego", confesó Luis con una serenidad desarmante en su aparición en ¡De Viernes!. Sonriente, rodeado de amigos y colaboradores, habló de cómo ha aprendido a redefinir su vida tras pasar cinco meses críticos en el hospital. "La actitud es una de las pocas decisiones que he podido tomar. Y tengo muchos más motivos para estar contento, aunque esto sea una limitación muy grande".
El pilar de Patricia Pérez: amor, fuerza y lágrimas
En esta nueva etapa de su vida, Luis ha encontrado un apoyo incondicional en su mujer, Patricia Pérez (51), quien ha demostrado que el amor verdadero no solo es capaz de resistir las tormentas más feroces, sino de crecer en medio de ellas. "Patricia me ha salvado", dijo Luis, conmovido, mientras reconocía que uno de sus mayores temores era que su ceguera pudiera apagar el amor entre ellos. "Lo pasé muy mal al pensar en eso, porque para mí es muy importante admirar a la persona con la que estás", confesó.
Lejos de desenamorarse, Patricia ha encontrado en esta prueba un motivo para amar más profundamente. "Luis me ha enseñado el sentido de la palabra 'te quiero'. Yo he tenido un proceso muy duro, pero ella lo ha tenido más duro todavía. El papel de cuidadora es vivir el sufrimiento de alguien que amas", explicó Luis, consciente del peso que su enfermedad ha significado para ella.
Por su parte, Patricia, visiblemente emocionada, compartió cómo la alegría de Luis ha sido su refugio en los momentos más difíciles. "Una de las cosas que más me gusta de él es que es una persona feliz y optimista. Que haya conservado esa parte me anima a seguir peleando". Pero también reconoció lo desgarrador que ha sido el proceso: "Yo lo pasé realmente mal. Me da pena que no pueda ver, que no me mire… Pero yo quiero a mi marido por encima de todo. Estoy contenta porque está vivo, es feliz, y, para mí, sigue siendo muy guapo", dijo entre lágrimas, sellando el momento con un beso que resumía toda una historia de amor y resistencia.
La lección de Luis: vivir sin héroes, pero con esperanza
Luis, con su característico humor y optimismo, ha preferido centrarse en lo que tiene, más que en lo que ha perdido. "No hay mejor país en el mundo para ser ciego que España. La ONCE me ha dado un equipo maravilloso y mi día a día es normal, dentro de lo posible. Hay que aprender a digerir las cosas dentro de tus posibilidades", reflexionó, sin pretensiones heroicas pero con una claridad que solo puede nacer de la experiencia.
Y aunque los cambios físicos son irreversibles, Luis asegura que su entorno ha sido clave para su recuperación emocional. "Me han protegido, me han dado mucho cariño, y nunca podré agradecer lo suficiente lo bien que se han portado conmigo", declaró.
Una lección de vida
Entre lágrimas, risas y confesiones, Luis y Patricia han demostrado que el amor, la gratitud y el sentido del humor son herramientas poderosísimas para enfrentarse a los golpes más duros de la vida. "Yo estoy cansada, sí. Es mucho. Pero soy feliz porque él está vivo y seguimos adelante", zanjó Patricia, dejando claro que el amor puede ser agotador, pero también transformador.
La entrevista terminó con un beso que resumió todo: la fuerza de un amor que no solo ha sobrevivido a la oscuridad, sino que ha encontrado en ella una nueva forma de brillar.
